En la cumbre pol¨ªtica con 31 a?os
Sebastian Kurz ha sacado del declive a los conservadores austriacos y est¨¢ a las puertas de la canciller¨ªa tras una carrera construida desde la adolescencia
Con su victoria en las elecciones del domingo en Austria, Sebastian Kurz ha sacado del declive a un partido conservador tradicional y ha puesto al alcance de su mano la jefatura del Gobierno con tan solo 31 a?os reci¨¦n cumplidos. En menos de tres lustros ha recorrido el camino desde las juventudes del Partido Popular Austriaco (?VP) hasta la canciller¨ªa, pasando por una secretar¨ªa de Estado y el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde ha afianzado una popularidad que le permiti¨® en mayo erigirse en salvador de la alica¨ªda derecha austriaca, darle la vuelta a la imagen del partido y centrar toda la atenci¨®n en su dinamismo y capacidad para comunicar.
El programa de Kurz es principalmente ¨¦l mismo, y dos promesas clave con las que ha tocado el nervio de la sociedad austriaca: el ¡°cambio real¡± y la tolerancia cero con la inmigraci¨®n ilegal y la radicalizaci¨®n islamista tras la llegada de 150.000 refugiados desde 2015.
Al nuevo l¨ªder conservador le ha bastado con augurar sin mucha concreci¨®n que remover¨¢ el tradicional reparto de poder entre democristianos y socialdem¨®cratas, a los que ha relegado a la segunda posici¨®n. Para lograr el 31,6% de los votos, Kurz ha apostado por una derechizaci¨®n que ha desdibujado las fronteras con los ultranacionalistas del FP?, un probable socio de Gobierno dif¨ªcil de digerir fuera de Austria. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, dese¨® ayer a Kurz ¡°¨¦xito¡± para formar un Ejecutivo ¡°estable y proeuropeo¡±.
De valores cristianos y familiares, defensor de la ¡°cultura del esfuerzo¡± y contrario al matrimonio gay, el nuevo l¨ªder promete tambi¨¦n la bajada de impuestos y el fin de los abusos en el sistema social. Sus detractores afirman que solo ha repintado de turquesa (el color de su campa?a) la chapa del viejo ?VP, y la izquierda le tilda de populista de derechas que acabar¨¢ aplicando con rostro amable la receta radical del FP? de Heinz-Christian Strache. ¡°A¨²n no hay contenidos espec¨ªficamente nuevos en Kurz. Al fin y al cabo lleva a?os con el ?VP en el Gobierno. Donde hay nuevos acentos se trata m¨¢s bien de la asunci¨®n de posiciones del FP?¡±, apunta el polit¨®logo Anton Pelinka.
En lo que ha demostrado ¡°un gran talento es en el management pol¨ªtico¡±, opina Stefan Lehne, del centro de estudios Carnegie Europe. Estrategia e instinto para aprovechar las oportunidades en un ascenso que ha sido muy r¨¢pido, pero no casual. Criado en un barrio obrero de Viena como hijo ¨²nico de una profesora y un ingeniero, Kurz ha contado de s¨ª mismo que al llamar como adolescente a la puerta del ?VP de su barrio le mandaron a casa. Aquello le pic¨®. Fue a otro distrito y se apunt¨® en las juventudes democristianas, desde donde construy¨® su carrera hasta dirigir la organizaci¨®n en Viena y a nivel federal.
Con una campa?a municipal algo estridente en 2010, en la que vend¨ªa que ser democristiano es ¡°excitante¡± y ¡°sexi¡±, entr¨® en el radar de la direcci¨®n del partido, que se lo llev¨® al Gobierno como secretario de Estado de Integraci¨®n con tan solo 24 a?os y una carrera de Derecho a medias y que sigue sin terminar. ¡°Es joven y es de Viena¡±, argument¨® escasamente su entonces jefe de filas, Michael Spindelegger. A la promesa del partido le llovieron palos por su falta de experiencia, pero se los sacudi¨® pronto. ¡°Tengo la piel muy dura y he aprendido a enfrentarme a las resistencias¡±, ha recordado recientemente. En ese tiempo tambi¨¦n aprendi¨® a mantener la sangre fr¨ªa en la confrontaci¨®n pol¨ªtica.
Al final, los tabloides sucumbieron al encanto del wunderwuzzi, el ¡°ni?o prodigio¡± siempre bien trajeado que tres a?os despu¨¦s era nombrado ministro de Asuntos Exteriores. Alejado aparentemente de las disputas internas de su partido, Kurz ha esperado el momento para dar el salto. Se le atribuye haber maniobrado con otros ministros para serrar las patas de la silla al ex vicecanciller conservador Reinhold Mitterlehner, que acab¨® cayendo en mayo con una perspectiva electoral del 22%. Kurz, que niega estas intrigas, no acept¨® el liderazgo del ?VP inmediatamente. Exigi¨® antes manos libres para abrir la lista electoral a profesionales de diversos sectores y manejar la campa?a a su antojo. Su apuesta ha funcionado y le ha hecho candidato a ser el jefe de Gobierno m¨¢s joven de la UE y benjam¨ªn de una generaci¨®n de nuevos l¨ªderes junto al franc¨¦s Emmanuel Macron (39 a?os) o el canadiense Justin Trudeau (45).
Alabanzas a Orban
Kurz ha recurrido a su experiencia como ministro para adjudicarse el cierre a los refugiados de la ruta de los Balcanes, ha criticado como ¡°fallida¡± la pol¨ªtica migratoria de Angela Merkel y ha alabado al autoritario primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n. Un escoramiento hacia los pa¨ªses conservadores del Este en el que no es previsible que arriesgue la relaci¨®n con el n¨²cleo duro de la UE. Austria presidir¨¢ la Uni¨®n en el segundo semestre de 2018.
La victoria electoral pondr¨¢ a prueba su capacidad de negociaci¨®n. Ha avisado a Strache que de un gobernante austriaco se espera un claro compromiso proeuropeo y que acabe con los brotes de antisemitismo en el FP?. Pero si en una entrevista con este peri¨®dico en 2014 afirmaba que una alianza con la ultraderecha no era ¡°realista¡±, ahora no la descarta. La situaci¨®n ha cambiado, y Kurz ha recorrido varias estaciones pol¨ªticas desde entonces.
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