La Liga Norte, de la secesi¨®n de operetta al h¨ªbrido nacional-autonomista
La formaci¨®n vuelve con fuerza tras un periodo de crisis y bandazos entre su secesionismo hist¨®rico, el renovado autonomismo y el nacionalismo xen¨®fobo
La Liga Norte es un ave f¨¦nix pol¨ªtico que ha resurgido de sus cenizas m¨¢s de una vez. Su ¨¦xito en los referendos consultivos del domingo para reclamar mayor autonom¨ªa en Lombard¨ªa y V¨¦neto es un choque el¨¦ctrico en la pol¨ªtica italiana. Sus m¨²ltiples metamorfosis en las distintas tonalidades de secesionismo/autonomismo, xenofobia/islamofobia y populismo a lo largo de tres d¨¦cadas permiten algunas reflexiones, en clave catalana y europea.
Los paralelismos entre la cuesti¨®n padana y la catalana son obvios. Regiones ricas, en el seno de Estados de la UE cuyas constituciones no admiten secesiones ¨C ¡°La Rep¨²blica, una e indivisible¡±, reza el art¨ªculo 5 de la ley fundamental italiana-, emprenden una huida hacia adelante rumbo a la independencia. En ambos casos -el lombardoveneto en los noventa, Catalu?a ahora- lo hacen pocos a?os despu¨¦s de un poderoso terremoto de investigaciones judiciales que arrojan luz sobre amplias tramas de corrupci¨®n pol¨ªtica; y despu¨¦s de una profunda crisis econ¨®mica. La llamarada secesionista se produce en Italia despu¨¦s de tangentopoli y de la gran crisis de la lira (ambas estallan en 1992).
Las diferencias tambi¨¦n son evidentes. Catalu?a tiene una identidad cultural y ling¨¹¨ªstica m¨¢s fuerte; mayores competencias (Educaci¨®n; polic¨ªa); menor d¨¦ficit fiscal con el centro y menor tama?o econ¨®mico; y su desaf¨ªo se plantea desde dentro de las instituciones auton¨®micas, mientras el de la Liga fue un secesionismo de operetta, con muchos actos con valor teatral pero nula trascendencia legal. Aun as¨ª, en 1997 arrastr¨® a 4,8 millones de electores a las urnas en un suced¨¢neo de refer¨¦ndum de independencia. Esos eran los a?os del apogeo ¡®leghista¡¯.
Las circunstancias son tan diferentes que es aventurado extrapolar lecciones de una a otra. Pero, desde los 20 a?os de ventaja temporal que lleva la aventura padana sobre la catalana, al menos una parece sostenerse sobre fundamentos racionales s¨®lidos: el proyecto secesionista padano pereci¨® por inanici¨®n. Se qued¨® arrinconado, y all¨ª muri¨®, solo, de asfixia. Nadie lo reconoci¨®, nadie hizo ni caso. No ten¨ªa adonde ir. Todos se dieron cuenta: la Liga incluida.
Empez¨® ah¨ª la traves¨ªa pol¨ªtica en el desierto de la Liga, con cuotas de alrededor del 4% en las elecciones de 2001 y 2006, pagando el peaje de esa aventura fallida y de la pertenencia a la coalici¨®n dirigida por Berlusconi, de la que tambi¨¦n formaba parte la centralizadora Alianza Nacional de Gianfranco Fini. Tras un repunte (8%) en 2008, la Liga volvi¨® a caer al 4% en 2013.
Pero el partido ha protagonizado paulatinamente un viraje que lo alej¨® de la aventura secesionista para instalarlo en la senda constitucional autonomista; y sobre todo abraz¨® con creciente vigor la ret¨®rica xen¨®foba. Especialmente la islam¨®foba, hace ya una d¨¦cada, mucho antes que otros, antes del ISIS y de los atentados yihadistas en Europa. Italia a menudo es un laboratorio pol¨ªtico adelantado, pionero, desde Roma antigua, al renacimiento, del fascismo, a los magnates medi¨¢ticos en pol¨ªtica (Berlusconi) y las formaciones populistas que atacan la casta (M5S).?
Hay cierta idiosincrasia entre el proyecto del l¨ªder Salvini de convertir a la Liga en un partido nacional y este renovado empuje autonomista en el Norte. Pero es evidente que los millones de votos logrados en estos referendos consultivos impulsados por sus l¨ªderes locales son un excepcional propulsor de cara a las elecciones legislativas de los pr¨®ximos meses, en la que seg¨²n los sondeos podr¨ªa colocarse como primera fuerza del ¨¢mbito de centroderecha con sus mejores resultados hist¨®ricos.
Estas circunstancias se?alan que, pese al alivio por haber sorteado de alguna manera los peores augurios de las amenazas ultraderechistas y euroesc¨¦pticas en Francia, Holanda y otros pa¨ªses, el empuje de estas formaciones no ha terminado. Se ha comprobado con la pujanza de Afd en Alemania, y m¨¢s recientemente en Austria, donde el Partido de la Libertad obtuvo un 26%. En Italia, esta vez iba de autonomismo, que no necesariamente tiene una lectura xen¨®foba o de ultraderecha. Pero de todas formas es una prueba de fuerza y tracci¨®n de la Liga, que impuls¨® las consultas, defiende esas ideas y abandera un euroescepticismo sin complejos.
Queda por ver si el partido lograr¨¢ mantener el equilibrio en esta reencarnaci¨®n, con su tensi¨®n entre el esp¨ªritu nacionalista (contra los extranjeros) y el autonomista (del norte contra el resto de Italia). Una nueva metamorfosis, pero siempre en el ¨¢mbito de una pol¨ªtica de conservadurismo y cerraz¨®n. Todo lo contrario de lo que fue, en el fondo, la Liga hist¨®rica de la que tom¨® el nombre. La liga de ciudades lombardas fundada hace 850 a?os que se opuso al emperador Barbarroja ¨Cs¨ªmbolo de un mundo feudal que desaparecer¨ªa-, y que representaba la avanzadilla ¨Ccon instituciones cuasi ¡®federales¡¯ y empuje comercial- de esas urbes que contribuyeron decisivamente a la muerte de la oscura era medieval y el alumbramiento del humanismo y el renacimiento.
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