Las ¨²ltimas horas de Pamela, asesinada en un motel de Ciudad de M¨¦xico
La Interpol busca a Mario S¨¢enz, un reconocido 'skater' mexicano, por la brutal muerte de su novia, que apareci¨® degollada en la capital
La habitaci¨®n no tiene apenas luz. La ¨²nica ventana, min¨²scula, est¨¢ sellada y escondida tras una puerta gris. El hu¨¦sped no tiene por qu¨¦ cruzarse con nadie. Tampoco es necesario que sepa si es de noche o de d¨ªa. La idea funciona as¨ª: llega con su coche a un garaje, baja la persiana, sube las escaleras de caracol que llevan directamente al cuarto de concreto y lo que ocurra en el poco espacio que hay entre una cama de dos metros de ancho y el llamado "potro del amor", es solo de su incumbencia. Hasta que llega la hora de salida. Y la ducha dura demasiado. Y la sangre ha llegado al pasillo. Pamela llevaba duch¨¢ndose m¨¢s de 10 horas con agua hirviendo, degollada, y nadie se hab¨ªa dado cuenta.
El pasado 31 de agosto Victoria Pamela Salas hab¨ªa salido del trabajo a celebrar su 23 cumplea?os. Mario S¨¢enz, su novio, de 29, hab¨ªa ido a recogerla. Se conocieron hace dos a?os, pero hab¨ªan empezado a salir "en serio" desde enero. ?l ten¨ªa un hijo de unos 10 a?os y ella, seg¨²n le contaba a su madre, estaba convencida de que aquella relaci¨®n no ir¨ªa a ning¨²n lado: "Es puro desmadre, mam¨¢", le confes¨® un d¨ªa entre llantos.
¡ªA ¨¦l se le daba bien eso de la patineta. Skate, creo que le llaman los j¨®venes.
Mario S¨¢enz se hizo un hueco en el mundo del skateboarding mexicano desde que a los 13 a?os le pidi¨® a su abuela que le regalara una tabla. Cuando comenz¨® a ganar premios, las marcas se le acercaron y logr¨® abrir diferentes tiendas de accesorios para este deporte en la capital. Tiene m¨¢s de 14.000 seguidores en su cuenta oficial de Twitter. Su pelo g¨¹ero y despeinado se acopla a su aspecto desali?ado estilo californiano: gorra a un lado, sonrisa perfecta, ropa elegida para cada ocasi¨®n. "Un joven atractivo", reconoce a rega?adientes la madre de Pamela, Consuelo Mart¨ªnez. "Y con dinero para pagarse un buen abogado", a?ade.
Pame, como la llaman sus amigos, no termin¨® la prepa porque ten¨ªa que ponerse a trabajar. El sueldo de su madre limpiando casas y las propinas de su padre adoptivo en una gasolinera llegaban a duras penas a final de mes. Hab¨ªa decidido posponer sus estudios hasta que pudiera garantizarse una estabilidad econ¨®mica. Y en eso andaba, cuando conoci¨® a Mario, "en una de esas fiestas de Dj's", se?ala Consuelo. Era una chica alta, esbelta, amante de los tacones ¡ªtiene m¨¢s de 20 pares en su armario¡ª y de los labios rosas. "Siempre sal¨ªa bien en todas las fotos", apunta su madre.
La ¨²ltima noche de su vida llevaba un vestido a juego con el color de su boca. La ¨²ltima foto que subi¨® a sus redes ¡ªella, en primer plano; Mario, distra¨ªdo, detr¨¢s¡ª circul¨® por las televisiones y peri¨®dicos nacionales cuando se dio a conocer el ¨²ltimo feminicidio que ha escandalizado a M¨¦xico. Y, como la mayor¨ªa, sin una resoluci¨®n clara casi dos meses despu¨¦s. Mario pudo salir sin problemas de un pa¨ªs azotado por la violencia contra la mujer. M¨¢s de 1.439 asesinadas en lo que va de a?o (cinco al d¨ªa) y 76 en la capital, seg¨²n las cifras que ha recabado la activista Frida Guerrera.
Desde el primer momento, ¨¦l era el principal sospechoso, las c¨¢maras del hotel lo hab¨ªan grabado, los trabajadores hab¨ªan testificado en su contra. Pero su coartada, una denuncia de tr¨¢fico, le dio unas horas de ventaja. Desde hace unos d¨ªas, lo busca la Interpol en m¨¢s de 190 pa¨ªses. Su caso recuerda a la facilidad con la que los apodados Porkys de Veracruz lograron cruzar las fronteras y fue la indignaci¨®n ciudadana la que presion¨® por traerlos de regreso a M¨¦xico.
La ma?ana del 2 de septiembre el cuarto de hormig¨®n amaneci¨® empapado en sangre. Hab¨ªa sangre en la entrada, en el piso, en la regadera. Pamela Salas hab¨ªa entrado de madrugada con su pareja a un motel del sur de Ciudad de M¨¦xico, a unas cuadras de la casa de sus padres. Un lugar que vende la privacidad m¨¢s exclusiva de la zona por 600 pesos, 12 horas (unos 30 d¨®lares). Antes de que amaneciera, Mario sali¨® de aquel cuarto y, seg¨²n los testimonios de algunos trabajadores, avis¨® de que la chica se quedar¨ªa un rato m¨¢s.
Un rato m¨¢s. Hasta que uno de los empleados abri¨® una de las rendijas por donde les entregan la comida a la habitaci¨®n y se top¨® con la sangre. Al forzar la puerta, encontraron a Pamela desangrada por un profundo corte en la garganta, un seno cortado, y su piel escamada por las llagas que hab¨ªa producido el agua caliente, a presi¨®n, sobre su cuerpo durante horas. Ni rastro de ADN en su piel.
¡ªCuando la est¨¢bamos vistiendo para enterrarla me dijeron que no la moviera demasiado, que el cuerpecito de mi hija estaba muy lastimado. ??Qu¨¦ le har¨ªa ese animal?!
Su madre no duerme desde entonces. Sus ojos negros apenas se asoman entre los profundos surcos morados de unas ojeras llenas de desesperaci¨®n. Su puerta sigue abierta, no se cree que la chica a la que enterraron sea su Pame. Su perra, Bombita, ha comenzado a ladrar despu¨¦s de tres a?os de silencio. A su abuela, enferma de artrosis, le han dicho que su nieta falleci¨® en un accidente de coche. Todos creen que lo sabe.
La voz de Consuelo tiembla cada vez que habla de ella, pero se pone muy dura cuando se acuerda de ¨¦l: "Yo s¨¦ que aunque haga todo lo posible, no me la van a regresar. Pero por lo menos, podr¨¦ ir a su tumba y decirle que la amo y que hice todo, todo, lo posible por que le hicieran justicia". Y le lanza un mensaje al patinador: "Aqu¨ª te vamos a parar. No porque tengas el dinero suficiente, vas a seguir haciendo lo que t¨² quieres".
El cuarto se encuentra precintado por un cord¨®n amarillo. La persiana bajada. Las parejas circulan con sus veh¨ªculos por delante de la escena del crimen. Los encargados del hotel sospechan que as¨ª permanecer¨¢ un tiempo, pero no est¨¢n preocupados: "El negocio marcha bien". Pero hay una pregunta que perfora el insomnio de Consuelo cada vez que se mete en la cama: "?Qu¨¦ pasar¨ªa en esa habitaci¨®n, Dios m¨ªo?".
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