Las mujeres pierden terreno en el Bundestag
La nueva C¨¢mara nace con la proporci¨®n de parlamentarias m¨¢s baja en dos d¨¦cadas
Un pa¨ªs dirigido por una canciller, con una ministra de Defensa y hasta tres partidos de la oposici¨®n con mujeres al frente. A primera vista, la pol¨ªtica alemana podr¨ªa parecer la meca de la igualdad. Pero no lo es. El escaparate de primeras espadas oculta una realidad pol¨ªtica muy desigual, que en el arranque del nuevo ciclo pol¨ªtico registra un importante retroceso. No hab¨ªa habido una proporci¨®n tan baja de mujeres en el Parlamento desde hace 19 a?os. En esta legislatura, las diputadas suman menos de un tercio del hemiciclo (30,7%), lo que representa una cifra muy por debajo de casi todos los pa¨ªses de Europa occidental aunque por encima de la media de la UE. En la anterior legislatura las alemanas fueron el 36,5% del hemiciclo.
El 19? Bundestag ha iniciado este martes su andadura despu¨¦s de unas elecciones que han renovado por cuarta vez el mandato de la canciller, Angela Merkel, y han incorporado dos partidos al Parlamento ¨Cla ultraderecha por primera vez desde 1945 y los liberales-. Quedan ahora por delante largas semanas de negociaciones que deben alumbrar un Gobierno tripartito. En el nuevo Bundestag hay tambi¨¦n m¨¢s diputados que en la anterior legislatura y la abrumadora mayor¨ªa de ellos son hombres.
¡°Me averg¨¹enzo¡±, reconoce sin ambages en su despacho del Bundestag Karin Maag, diputada de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata, la gubernamental CDU de Merkel. El bloque conservador es precisamente de los que salen peor parados. En el nuevo hemiciclo se sentar¨¢n apenas 41 diputadas de los 200 esca?os que ha obtenido el partido conservador; es decir un magro 20%.
Cuotas en la izquierda
En el caso alem¨¢n, la gradaci¨®n ideol¨®gica de los partidos tiene un reflejo casi sim¨¦trico a la oscilaci¨®n del n¨²mero de diputadas. ¡°Todos los partidos alemanes est¨¢n dominados por hombres, pero el problema m¨¢s grande se encuentra en los conservadores¡±, explica Helga Lukoschat, presidenta de la Academia Europea para las mujeres en la pol¨ªtica y en la econom¨ªa (EAF).
La extrema derecha es el partido con menos mujeres en el Bundestag (11%) y le sigue el bloque conservador de la CDU/CSU (20%). En tercer lugar aparecen los liberales del FDP (22,%) y despu¨¦s la socialdemocracia (42%), Die Linke (53%) y los Verdes (58%). Estos tres ¨²ltimos partidos, en los que la presencia de diputadas es mucho mayor, trabajan con cuotas en sus listas. La CDU se ha marcado un objetivo voluntario de un 30% que no acaba de funcionar.
?No ha servido de nada tener una canciller durante 12 a?os?. ¡°Al rev¨¦s, para muchos hombres es una coartada. Piensan que con tener una jefa de Gobierno ya est¨¢ todo solucionado¡±, explica Maag, que preside el grupo de mujeres de la CDU. Es el conocido como efecto Merkel.
Las causas de la desigualdad son como casi siempre m¨²ltiples. Y tienen que ver en parte con las complejidades del sistema electoral alem¨¢n, pero tambi¨¦n con una cultura pol¨ªtica dominada por hombres y en la que muchas decisiones se cuecen fuera de los despachos, en el terreno de la complicidad interpersonal y gracias a unas tupidas redes de poder, a las que ellas tienen un acceso m¨¢s limitado.
Maag explica que el problema empieza muy pronto. Que los hombres de su partido deciden dedicarse a la pol¨ªtica entre 15 y 20 a?os antes que sus compa?eras, que optan por estudiar y se empe?an en ser las mejores en sus carreras y cuidan a hijos y padres. Ellos, mientras, van tejiendo una densa red de contactos que con los a?os se convertir¨¢n en apoyos y con la que ellas no pueden competir cuando desembarcan con 35 a?os en el laberinto de intereses de los c¨ªrculos pol¨ªticos.
En las elecciones, el votante alem¨¢n deposita dos papeletas. Una, con la de un candidato de su circunscripci¨®n, el llamado mandato directo. Y otra, con la lista cerrada de un partido. El candidato del primer voto es un puesto muy codiciado porque puede ser la forma m¨¢s r¨¢pida de poner el pie en el Bundestag. Lo eligen los compa?eros de partido, sin que medie necesariamente la meritocracia y ah¨ª es cuando las relaciones trabajadas durante a?os dan sus frutos y esa es tambi¨¦n la primera gran criba para las aspirantes a diputadas.
¡°Tenemos que empezar mucho antes¡±, piensa Maag, quien reconoce que lleg¨® al Bundestag en 2009 gracias a una serie de esc¨¢ndalos protagonizados por hombres, que hab¨ªan debilitado a su partido en Stutgart. Pensaron que, poniendo a una mujer en las listas, igual cambiaban de tercio e incrementaban adem¨¢s las posibilidades de que llegara al Parlamento.
Una vez dentro del Bundestag, la lucha por los mejores puestos adolece de las mismas desviaciones. ¡°Somos muy pocas, las redes solo de mujeres no son suficientes. Hay que hacer carrera y tener visibilidad, no basta con concentrarse en los temas t¨¦cnicos¡±. Maag dedica parte de su tiempo a buscar el apoyo de los diputados para sus compa?eras. ¡°Ellas tienen m¨¢s obligaciones familiares y menos tiempo para hacer carrera pol¨ªtica en los pasillos¡±, reconoce.
Helga Lukoschat, presidenta de la Academia Europea para las mujeres en la pol¨ªtica y en la econom¨ªa (EAF), una organizaci¨®n consagrada a la igualdad en las esferas de poder alemanas, advierte de que la situaci¨®n en la pol¨ªtica local es a¨²n m¨¢s grave. Seg¨²n las cifras que maneja, apenas el 10% de los alcaldes son mujeres. ¡°En el ¨¢mbito local es donde comienza la verdadera discriminaci¨®n. A veces es evidente, pero a menudo es sutil. A ellas las relegan a asuntos pol¨ªticos menores y ellos se quedan con las carteras pesadas¡±.
Pero como la diputada conservadora, Lukoschat tambi¨¦n cree que el resultado electoral de las generales de septiembre es tan preocupante, que puede dar pie a abrir el debate sobre la conveniencia de adoptar una ley de paridad como la francesa, que obligue a presentar igual n¨²mero de hombres que mujeres en sus listas. El problema es que el encaje jur¨ªdico en el sistema alem¨¢n no es f¨¢cil. Los obst¨¢culos t¨¦cnicos solo podr¨ªan ser sorteados con fuertes dosis de voluntad pol¨ªtica. Lukoschat alberga dudas. ¡°Alemania es un pa¨ªs todav¨ªa muy conservador en cuesti¨®n de g¨¦nero¡±, sostiene.
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