El abracadabra de Mauricio Macri
Si alguien pretende entender lo que pasa, debe sumergirse en un universo de grises
Si el mundo fuera un lugar sencillo, apenas dividido por dos hemisferios, y si en un hemisferio se ubicara la izquierda, los antiyanquis y los pro welfare state; y si en el otro, la derecha, los proyanquis y los market friendly, seguramente el exitoso presidente argentino, Mauricio Macri, estar¨ªa en este ¨²ltimo. Pero por desgracia para quienes intentan entenderlo de verdad, el mundo es un lugar mucho m¨¢s misterioso, complejo e indescifrable. Y, si alguien pretende entender algo de lo que pasa en la Argentina en estos d¨ªas ¡ªpor qu¨¦ gana Mauricio Macri, entre otras cosas¡ª, tal vez deba hacer un esfuerzo por sumergirse en un interminable universo de grises.
Quienes gustan de dividir al mundo en dos hemisferios tienen sobrados argumentos para fundamentar por qu¨¦ Macri est¨¢ bien instalado en el suyo. Apenas lleg¨® al poder impuso una devaluaci¨®n que dispar¨® un fuerte proceso inflacionario. A ello le agreg¨® una fuerte subida del transporte y la energ¨ªa. La combinaci¨®n de ambas provoc¨® una recesi¨®n aguda y una ca¨ªda abrupta del salario real. Mientras tanto, le baj¨® los impuestos a los exportadores agropecuarios. Como quien dice, un Hood Robin, el h¨¦roe que le quita a los pobres para repartir entre los ricos.
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Los partidarios de este esquema conceptual recurren a algunas herramientas, un tanto r¨²sticas a decir verdad, para explicar la victoria de Hood Robin. Una, los medios de comunicaci¨®n que colonizan la mente de los argentinos y ocultan los peores rasgos del Gobierno. Dos, el violento antikirchnerismo de un sector de la poblaci¨®n, que tambi¨¦n se explica por la pr¨¦dica constante del periodismo. Y tres, una generaci¨®n irracional de expectativas de futuro, a las que tambi¨¦n contribuyen las radios y los canales de televisi¨®n. As¨ª, Macri ser¨ªa el candidato triunfante de los poderes concentrados, impuesto a trav¨¦s del repiqueteo infinito de periodistas, presentadores de radio y canales de noticias.
Quien excluya esas explicaciones se equivoca tanto como quien se encierre en ellas. Porque Macri es todo eso, pero tambi¨¦n muchas otras cosas. Como elemento simb¨®lico, los militares detenidos por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar siguen ah¨ª, tras las rejas, dos a?os despu¨¦s de su asunci¨®n. Sean cuales fueran sus convicciones, en esto respet¨® la f¨¦rrea voluntad de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y no solo en eso.
En estos dos a?os la inversi¨®n social ha aumentado, un mill¨®n de jubilados vieron crecer sus pensiones, la obra p¨²blica en la estrat¨¦gica provincia de Buenos Aires se ha triplicado respecto del Gobierno anterior y se ha volcado en los barrios populares, se han derramado un mill¨®n de cr¨¦ditos personales a tasa preferencial para los sectores m¨¢s golpeados de la econom¨ªa, se han reducido significativamente algunos impuestos para las empresas peque?as del interior del pa¨ªs, y ha empezado a crecer aritm¨¦ticamente el cr¨¦dito barato para la construcci¨®n de viviendas.
Nada de esto elimina lo otro, pero si no se incluye en el an¨¢lisis, se pierde de vista la complejidad del fen¨®meno macrista: hay algo de Milton Friedman y algo de John Maynard Keynes, mucho del hemisferio derecho y algo del izquierdo, y fundamentalmente una b¨²squeda obsesiva sobre qu¨¦ es lo que funciona y qu¨¦ es lo que no, una especie de ensayo-error que vaya uno a saber c¨®mo termina.
Si el mundo fuera un lugar sencillo, que se dividiera en dos hemisferios y en uno estuvieran los honestos y en otro los ladrones, est¨¢ claro que Macri gana porque sus electores consideran que pertenece al primero, o al menos tienen la esperanza de que sea as¨ª. Y algunos hechos que ocurrieron en estos casi dos a?os respaldan esa percepci¨®n. De hecho, casi una docena de personajes p¨²blicos que fueron part¨ªcipes de una obscena corrupci¨®n ya est¨¢n tras las rejas. A esos se suman sindicalistas violentos y l¨ªderes de las mafias narcos conocidas como barras bravas del f¨²tbol. Hace mucho tiempo que tantos paladines del lado oscuro no la pasaban tan mal.
Pero quien se quedara solo con esa imagen se perder¨ªa algo relevante. Macri es un miembro dilecto de una clase empresaria cuyo comportamiento no ha sido el m¨¢s patri¨®tico, por decirlo de la manera menos ofensiva. La ¨²ltima evidencia de eso, y que lo afecta personalmente, es un hecho muy vidrioso que ensucia lo que el Gobierno quiere construir en materia de imagen de honestidad.
A comienzos de la gesti¨®n Macri, el Parlamento aprob¨® una ley de blanqueo, esto es, un mecanismo que permit¨ªa a much¨ªsima gente que ten¨ªa dinero escondido declararlo con bajo costo ante el Estado argentino. Esa ley imped¨ªa que los familiares de altos funcionarios se beneficiaran del mecanismo, como una forma de evitar que el dinero oculto de la corrupci¨®n reapareciera blanqueado por la parentela del ladr¨®n. Macri modific¨® ese detalle de la ley mediante un decreto. Y hace dos semanas se supo que su propio hermano Gianfranco blanque¨® 35 millones de d¨®lares.
O sea, el hermano del presidente ocult¨® dinero durante a?os y los blanque¨® gracias a una medida del presidente, y esto es solo una an¨¦cdota entre varias igual de inquietantes: su padre figura en los Panama Papers, su primo acaba de ser embargado en una causa por lavado de dinero.
Quienes lo odian ven a alguien de derecha, proyanqui, neoliberal y con un historial de delito de guante blanco. Quienes lo quieren destacan su lucha contra las mafias y su sensibilidad social en un momento muy delicado de la Argentina. La verdad verdadera es una se?ora muy esquiva que cuesta atrapar con cuatro trazos, pero tiene un poco de cada familia.
La palabra m¨¢gica de Macri, su abracadabra, es "gradualismo", sobre todo en el ¨¢rea econ¨®mica. Macri es consciente de que la econom¨ªa argentina convive con un d¨¦ficit fiscal insostenible en el largo plazo. Pero, al mismo tiempo, argumenta que no se puede reducir a una velocidad que la sociedad no tolerar¨ªa. As¨ª es la democracia: no se le puede hacer cualquier cosa a la gente. Entonces ¨¦l va y vuelve, prueba y ensaya, suelta la mano y cuida del bolsillo, prueba, corrige, recorta y gasta. Tal vez por eso, dos a?os despu¨¦s de su asunci¨®n, luego de un arranque traum¨¢tico, el desempleo solo ha subido de manera marginal, la pobreza ha bajado levemente, el PBI ya volvi¨® al tama?o heredado y el consumo es solo apenas menor al que dej¨® su antecesora.
Solo por razones metodol¨®gicas se puede aceptar que el mundo se divide en dos hemisferios. Tal vez la virtud de Macri, en relaci¨®n con sus adversarios, es que ¨¦l lo entendi¨®. Al parecer, en el corto plazo, los planetas comienzan a alinearse a su favor. Y en el largo, bueno, todo el mundo sabe lo que ocurre en el largo plazo.
Mientras tanto, tal vez sea hora de entender que el meridiano de Greenwich es, apenas, una convenci¨®n, una l¨ªnea imaginaria, una manera de imponerle a la naturaleza nuestra vocaci¨®n por simplificar demasiado las cosas. El mundo es un lugar ca¨®tico. ?A qui¨¦n se le puede ocurrir partirlo en, apenas, dos hemisferios?
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