Misi¨®n: disuadir a los refugiados
Australia cierra su centro de detenci¨®n de migrantes una remota isla de Pap¨²a. Los 773 confinados, la mitad con derecho a protecci¨®n internacional, afrontan un incierto destino
Pocos lugares hay m¨¢s remotos en el planeta que la isla de Manus, en medio de la nada, a mil kil¨®metros del punto m¨¢s al norte de Australia. All¨ª, en territorio de Pap¨²a Nueva Guinea, malviven confinados por las autoridades australianas 773 hombres que en los ¨²ltimos cinco a?os intentaron llegar en barco a las costas australianas. Al menos la mitad son refugiados que huyen de persecuciones o guerras. Ambos pa¨ªses tienen previsto que el centro donde est¨¢n detenidos cierre este martes, 31 de octubre, despu¨¦s de que el Tribunal Constitucional de Pap¨²a lo declarara ilegal. La pol¨ªtica australiana para disuadir a los refugiados supone un precedente extremadamente preocupante para la ONU y diversas ONG, confinarlos le ha costado 3.000 millones de euros y se ha visto obligada a indemnizar a los afectados con 34 millones. Pero ha cumplido el objetivo de parar las llegadas por mar, ni un solo barco de migrantes arrib¨® a sus costas en 2015 o 2016.
El a?o r¨¦cord de llegadas fue 2013, con 300 barcos, y 20.587 migrantes. Entonces, el Gobierno de Australia decidi¨® que todo el que llegara a su territorio por barco, incluso a pedir asilo, ser¨ªa llevado a Pap¨²a o a una isla-Estado a¨²n m¨¢s remota, Nauru, para que lo solicitara all¨ª. Las condiciones son tan inhumanas que cuatro refugiados se han suicidado en poco m¨¢s de un a?o, seg¨²n la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur). En estos cinco a?os han pasado por all¨ª unas 3.000 personas.
The local people in Manus are very angry with relocating refugees to their small community. They're planning to protest and block the road.
— Behrouz Boochani (@BehrouzBoochani) October 26, 2017
No est¨¢ claro qu¨¦ ocurrir¨¢ con esos 773 hombres atrapados en Manus. Est¨¢n detenidos de manera indefinida sin haber cometido ning¨²n delito, recuerda por correo electr¨®nico la presidenta en Australia del Servicio Jesuita para los Refugiados (SJR), Carolina Gottardo. La ¨²nica certeza es que de ninguna manera pisar¨¢n territorio australiano porque as¨ª lo han proclamado las autoridades. Uno de esos confinados es Behrouz Boochani, un periodista kurdo de Ir¨¢n detenido all¨ª hace un lustro, que mediante tuits y una pel¨ªcula que logr¨® filmar con un iPhone y ayuda en remoto desde Holanda a trav¨¦s de WhatsApp -Chauka, dinos por favor qu¨¦ hora es- ha abierto una rendija para ver las condiciones de detenci¨®n. ¡°Los locales est¨¢n muy enfadados con el traslado de los refugiados a su peque?a comunidad. Pretenden protestar¡±, tuite¨® este viernes el reportero, tras recordar que es una sociedad tribal que considera a estos for¨¢neos peligrosos. Pap¨²a es, adem¨¢s, un pa¨ªs con un problema de violencia end¨¦mico.
El centro de detenci¨®n de Manus, al que Australia paga para que retenga a los migrantes, debe cerrar porque el Constitucional de Pap¨²a lo declar¨® ilegal en 2016 por ¡°violar el derecho a la libertad personal¡±. Las autoridades han propuesto a los detenidos regresar a sus pa¨ªses (algo inaceptable para aquellos que huyen de persecuciones), ir a Nauru o ser trasladados a otras instalaciones en la misma Pap¨²a.
A report from "El Pais" the Spanish paper about "Chauka, please tell us the time" https://t.co/ZK7R3CyKVA
— Behrouz Boochani (@BehrouzBoochani) October 24, 2017
¡°Ser¨ªa inconcebible que los mismos que crearon esta crisis abandonaran ahora a esos mismos seres humanos tan sumamente vulnerables¡±, ha dicho Thomas Albrecht, representante de Acnur en Canberra. ¡°Legal y moralmente, Australia no puede abandonar a los que ha transferido forzosamente a Pap¨²a Nueva Guinea y Nauru¡±.
En Nauru quedan 279 detenidos, incluidos 43 ni?os y 47 mujeres. Gottardo explica que la detenci¨®n indefinida y las condiciones en las que est¨¢n implican la violaci¨®n de varios derechos b¨¢sicos, incluidos el de no ser torturado ni sometido a un trato inhumano, el principio de no devoluci¨®n de los refugiados o el derecho a que su demanda de asilo sea tramitada.
La pol¨ªtica de enviar a lejanas islas a los interceptados en el mar le cost¨® a Australia 2.700 millones de 2013 a 2016 y le costar¨¢ otros 1.400 millones hasta 2020, seg¨²n la estimaci¨®n hecha por Unicef y Save The Children. Eso adem¨¢s de los 34 millones pagados en un pacto extrajudicial acordado en junio a unos 2.000 refugiados retenidos en Manus y las tremendas cr¨ªticas internacionales. El Gobierno aleg¨® que pactaba por ¡°cautela¡± para evitar un largo proceso de resultado incierto.
Aquellos a los que ha reconocido la condici¨®n de refugiados est¨¢n pendientes de la diplomacia y de tediosos tr¨¢mites con la esperanza de ser llevados a Estados Unidos mediante un acuerdo pactado entre los predecesores de Donald Trump y el primer ministro australiano, Malcom Turnbull. Un pacto que el magnate estuvo a punto de dinamitar en su primera, e inolvidable, conversaci¨®n telef¨®nica con su hom¨®logo de las ant¨ªpodas. ¡°?Es un mal acuerdo! ?Qui¨¦n es esta gente? ?De d¨®nde vienen? ?Se van a convertir en el pr¨®ximo terrorista de Boston en cinco a?os?¡±, le espet¨® Trump a Turnbull cuando mencion¨® que hab¨ªa un pacto por el que EE UU hab¨ªa aceptado acoger a 1.250 de los retenidos en las remotas islas.
El australiano, asombrado, recalc¨® que lo pactado se debe cumplir y le explic¨® que los detenidos ¡°no son mala gente¡±. Y, pacientemente, seg¨²n la transcripci¨®n de la conversaci¨®n difundida por el Washington Post, le explic¨® los fundamentos de la dur¨ªsima pol¨ªtica australiana con las llegadas ilegales por mar. ¡°Para parar a los traficantes ten¨ªamos que quitarles la mercanc¨ªa. As¨ª que dijimos, si intentas venir a Australia en barco, incluso si eres un genio y premio Nobel, no te dejaremos entrar¡±. Pese a las voces que dio Trump entonces, los primeros 54 reasentados volaron a EE UU a finales de septiembre.
Antes, Australia intent¨® encontrar una soluci¨®n m¨¢s cerca de casa, pretendi¨® reasentar en Camboya a los refugiados confinados en las islas. El plan fue un fracaso estrepitoso. Cost¨® unos 36 millones de euros y solo siete refugiados aceptaron ser llevados all¨ª.
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