Burundi, primer pa¨ªs en abandonar la Corte Penal Internacional
El Estado africano formaliza su salida por considerar al Tribunal parcial y centrado en los delitos perpetrados s¨®lo por africanos
Burundi, la rep¨²blica de ?frica oriental que fue colonia de Alemania y B¨¦lgica en el siglo XX, acaba de abandonar la Corte Penal Internacional (CPI). Es el primer Estado miembro que da la espalda al ¨²nico organismo permanente que persigue el genocidio y los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad, y lo hace por considerarlo parcial y centrado en los delitos perpetrados por africanos.
La decisi¨®n supone un duro golpe para la justicia internacional, pero no afecta a la competencia de la Corte sobre una investigaci¨®n anterior sobre Burundi. Fechada en 2015, incluye la muerte de 430 personas en las protestas registradas tras el anuncio de que el presidente Pierre Nkurunziza, antiguo guerrillero de la etnia hutu (mayoritaria en el pa¨ªs) optaba a un tercer mandato. La Fiscal¨ªa presentar¨¢ en breve sus conclusiones. Estados Unidos, Israel, China, Rusia e India no forman parte de la CPI.
La marcha de Burundi fue notificada hace un a?o oficialmente a Naciones Unidas. Poco despu¨¦s, por la misma supuesta falta de imparcialidad de la CPI, hicieron otro tanto Sud¨¢frica y Gambia. ¡°Ambas cambiaron de opini¨®n y siguen siendo miembros de la Corte sin que hayamos recibido nuevas notificaciones en sentido contrario¡±, se?ala Fadi el Abdallah, su portavoz. Tambi¨¦n subraya que la fiscal jefe, Fatou Bensouda, sigue adelante con su trabajo en Burundi. Un expediente en el que figura asimismo el arresto de 3.400 personas y la huida de unas 230.000 m¨¢s en busca de refugio en los pa¨ªses vecinos. Asesinatos, tortura, violencia sexual y desapariciones forzosas completan la documentaci¨®n.
Las cr¨ªticas sobre la aparente obsesi¨®n africana de la CPI no son nuevas. En febrero pasado, la Uni¨®n Africana (UA), que re¨²ne a los 55 pa¨ªses del continente (34 miembros de la Corte), llam¨® a la retirada en masa del tribunal por ¡°minar su soberan¨ªa al fijarse de manera especial en sus habitantes¡±. La resoluci¨®n adoptada entonces no era vinculante, y Nigeria y Senegal se opusieron. La Corte siempre ha negado cualquier partidismo, y la propia fiscal Bensouda, nacida en Gambia, donde fue ministra de Justicia, suele recordar que es tan africana como ellos. El dictamen de la UA fue muy duro, y su anuncio mostr¨® la frustraci¨®n general. Pero tambi¨¦n ped¨ªa a sus miembros que contribuyeran a la reforma de la CPI, una victoria para las organizaciones humanitarias, que subrayan la falta de credibilidad del sistema judicial en muchas de las capitales africanas molestas con los jueces y fiscales internacionales.
Esa misma fragilidad normativa llev¨® a la mayor¨ªa de los pa¨ªses africanos a volcarse al principio con la Corte Penal (abierta en 2002) para que acabara con la impunidad de los se?ores de la guerra. Sobre todo tras el genocidio de Ruanda (1994), donde pereci¨® hasta el 70% de la poblaci¨®n tutsi a manos de sus vecinos de la comunidad hutu, que lideraban el Gobierno. Luego llegaron disputas graves, como con Sud¨¢frica, que en 2015 no detuvo al presidente de Sud¨¢n, Omar el Bashir, cuando participaba en una cumbre de la Uni¨®n Africana. Sobre el mandatario sudan¨¦s pesa una orden de arresto de la Corte por genocidio, y al dejarlo marchar, Sud¨¢frica sufri¨® tambi¨¦n el peso de sus leyes internas. El Supremo concluy¨® que se hab¨ªa violado la legislaci¨®n internacional y la nacional, con el consiguiente da?o para la reputaci¨®n del pa¨ªs.
En cuanto a Gambia, su ministro de Informaci¨®n, Sheriff Bojang, dijo en 2016 que la Corte era ¡°blanca y pensada para humillar a la gente de color, y no persigue al ex primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair por la guerra de Irak¡±.
Kenia y Namibia tambi¨¦n han adoptado resoluciones para marcharse, pero ¡°de momento no ha ocurrido nada ni tenemos noticias al respecto¡±, seg¨²n el portavoz El Abdallah.
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