El ¨²ltimo golpe de El Tatos, el secuestrador que hizo temblar a una c¨¢rcel mexicana
Los reos del penal de Chiconautla se amotinaron para asesinar a un presunto l¨ªder de una banda de torturadores y extorsionadores de la prisi¨®n
Junto a la ¨²ltima barda que separa a los reos de la libertad hay un tiradero ilegal de basura. El olor a podrido agr¨ªa el ambiente ya de por s¨ª tenso que se vive a las puertas del penal. En Chiconautla (Ecatepec, Estado de M¨¦xico) ha habido un mot¨ªn este lunes por la ma?ana y despu¨¦s de m¨¢s de seis horas sin respuesta, los familiares se suben al vertedero, gritan desesperados, corren de una puerta a otra, sudan sin parar. De repente, todo se detiene: una esposa hist¨¦rica se ha subido a la valla de la prisi¨®n y ha cruzado al otro lado. La polic¨ªa la observa inm¨®vil. Desde uno de los m¨®dulos se ve un humo negro y denso. Solo ha habido dos heridos ¡ªun reo y un custodio, insisten las autoridades¡ª pero hay pocas cosas de las que los familiares desconf¨ªen m¨¢s que de la prometida transparencia de esa prisi¨®n. Y en el centro de todo el caos, un joven mafioso, que con 31 a?os y 10 d¨ªas de experiencia en esas rejas, ha removido los cimientos del penal: Luis Alberto Gonz¨¢lez Nieto, alias, El Tatos. ?l es el ¨²ltimo responsable de las horas m¨¢s tensas que han vivido en muchos a?os las puertas de Chiconautla. Y este ha sido su ¨²ltimo golpe. Este martes ha sido trasladado hasta una prisi¨®n de Durango para evitar nuevos altercados.
El Tatos hab¨ªa llegado a Chiconautla la semana pasada desde otro penal del Estado de M¨¦xico, el de Nezahualc¨®yotl. El joven estaba acusado de dirigir una red de torturadores en aquella prisi¨®n y de extorsionar a sus familias a cambio de detener el sufrimiento de sus compa?eros. Lleva 10 a?os preso y en esa temporada ha estado recluido hasta en 12 penales, cuentan las autoridades. Este martes pisar¨¢ el n¨²mero 13.
"Ingres¨® en prisi¨®n por primera vez en 2007 y ha generado siempre algunos problemas", resalt¨® la secretaria de Seguridad del Estado de M¨¦xico, Maribel Cervantes. Est¨¢ acusado secuestro, entre otros cinco delitos de menor gravedad, pero despu¨¦s de una d¨¦cada entre rejas no ha recibido una sentencia.
Hace una semana, se difundieron unos v¨ªdeos donde unos hombres que dec¨ªan trabajar para ¨¦l torturaban a algunos presos. Las im¨¢genes mostraban c¨®mo El Tatos y sus compinches pod¨ªan torturar y matar sin que nadie los detuviera. La soluci¨®n inmediata fue moverlo a otra c¨¢rcel el pasado 20 de septiembre, una m¨¢s, hacia Chiconautla.
Pero la madrugada de este lunes, seg¨²n han confirmado las autoridades, se hizo una reubicaci¨®n de nueve reos que proteg¨ªan al cabecilla dentro de su nuevo penal. El Tatos, el rey de los penales, se hab¨ªa quedado solo. Y los presos de Chiconautla, que seguramente tem¨ªan que fuera a hacer lo mismo con ellos que con sus compa?eros de Nezahualc¨®yotl, decidieron aprovechar la oportunidad. "Intentaron asesinarlo y eso provoc¨® la ri?a en el penal", cuentan desde el Gobierno del Estado de M¨¦xico.?
Desde aquella zona se observ¨® muy temprano el humo negro provocado por la quema del material que hab¨ªa el taller, en la tienda o en la cocina de la prisi¨®n. No hay una versi¨®n oficial al respecto, pero quienes conocen las instalaciones especulan con esas tres opciones. Y se desencaden¨® el caos a las puertas del penal. La incertidumbre de cientos de personas que s¨®lo quer¨ªan saber si sus familiares presos estaban vivos. El Tatos estaba intacto.
Miedo a las puertas del penal de El Tatos
Junto a la zona que ard¨ªa, est¨¢ el m¨®dulo n¨²mero 8, donde se encuentra el preso Pedro Luna, nombre ficticio. Su mujer habl¨® con ¨¦l a las 10 de la ma?ana, unas tres horas despu¨¦s de conocer la noticia del mot¨ªn en el penal. ?l le dijo que estaba bien, pero que hab¨ªan ido a por El Tatos. Despu¨¦s de aquello, corri¨® a las puertas del penal, como otros centenares de esposas, hermanas, madres. Y se subieron al cerro para ver c¨®mo los sacaron al patio, desnudos. Y all¨ª estuvieron sentados durante horas: "Los golpearon, los mojaron, les dieron toques [descargas el¨¦ctricas], lo vimos desde aqu¨ª", cuenta otro familiar.
Desde esa monta?a se observa el primer patio, el de los reos que van vestidos de beige. Entre los desperdicios de la basura, un ni?o se desga?ita: "??Abuelito, la mam¨¢ y la tia y yo estamos aqu¨ª!!". Algunas veces hay respuesta, la mayor¨ªa no. Desde la zona donde antes sal¨ªa humo, ya no se observa movimiento. Las autoridades aseguran que el mot¨ªn fue controlado enseguida. Pero rodeando el centro penitenciario, todav¨ªa hay m¨¢s de 300 agentes.
Nadie de los que est¨¢n en las filas kilom¨¦tricas se cree nada. Muchos confiesan los abusos que, seg¨²n ellos, tienen que sufrir por visitar a sus familiares en prisi¨®n: "Ir a ver a mi hermano me sale como en 1.000 pesos [unos 50 d¨®lares], hay mucha corrupci¨®n. Si pas¨® algo malo ah¨ª, no nos vamos a enterar por ellos".
El hermano de Luna duerme en una celda que s¨®lo tiene nueve camas, pero viven 28 personas, seg¨²n cuenta su familia: "Por las noches se atan a las rejas para poder descansar sin caerse". Un informe de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos denunciaba la situaci¨®n de "sobrepoblaci¨®n, hacinamiento" y las p¨¦simas condiciones de los centros penitenciarios del Estado de M¨¦xico: "Insuficiencia en los programas para la prevenci¨®n y atenci¨®n de incidentes violentos, insuficiencia de personal de seguridad y custodia, actividades il¨ªcitas y presencia de cobros (extorsi¨®n y sobornos)", fueron algunos de los aspectos que destacaron.
Los familiares esperan vestidos de rojo, rosa o morado, los ¨²nicos colores con los que les dejan pasar a las visitas, ya que as¨ª no pueden ser confundidos con los presos. Y aunque se han agolpado a las puertas y la tensi¨®n crece por minutos, no hay muchas esperanzas de que consigan ver sanos y salvos a sus familiares este lunes.
"No nos dicen nada, nos tienen corriendo de aqu¨ª para all¨¢. S¨®lo queremos saber si est¨¢n bien y punto", se lamenta la esposa de Luna. Golpean la puerta de entrada principal, gritan, se han numerado ellos mismos con tinta sobre los pu?os. Pero saben que les tocar¨¢ pasar la noche en aquel cerro desolado.
Un grupo de j¨®venes acaba de estallar. Una decena de patrullas desalojan la prisi¨®n de Chiconautla porque all¨ª "ya est¨¢ todo controlado". En su procesi¨®n reciben botellas de pl¨¢stico, primero; palos, despu¨¦s. Un grupo de granaderos que ha decidido bajar caminando se encuentra en su camino con ese grupo que acaba de recoger piedras del tama?o de un pu?o. Los escudos separan los proyectiles de sus cabezas. Y llegan refuerzos.
Junto a las puertas del penal amotinado se acaba de producir una batalla campal. Las piedras llueven como granizo contra los polic¨ªas que hab¨ªan podido golpear a sus familiares en el patio. Y uno ha decidido sacar el arma. Unos cuantos balazos al aire sirven para disolver la concentraci¨®n de familiares a las puertas del penal.
"Si era dif¨ªcil que hoy los vi¨¦ramos, ahora ya va a ser imposible", explica la hermana de Luna. Las mujeres corren con sus hijos cuesta abajo y esperar¨¢n a que se calme la situaci¨®n para volver a sus puestos. No se ir¨¢n de ah¨ª hasta que no vean, aunque sea detr¨¢s de una reja con cientos de presos m¨¢s, el rostro vivo de sus esposos. "El martes la vida del penal volver¨¢ a la normalidad", aseguran a este diario desde el Gobierno estatal.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.