¡°Me parece escandaloso que Trump defienda a Putin¡±
El exembajador de EE UU en Espa?a advierte de la injerencia de Rusia en las democracias occidentales
Hace ya cuatro a?os que Alan Solomont (Boston, Massachusetts, 1949) dej¨® Espa?a tras un mandato como embajador de EE UU, pero sus v¨ªnculos con el pa¨ªs siguen siendo numerosos y diversos. ¡°Primero por los amigos que Susan [su mujer] y yo hemos dejado¡±, apunta sin dudar. Despu¨¦s por los negocios: es consejero de Mapfre USA y de la filial estadounidense de Iberdrola, entre otras. Y tambi¨¦n por los lazos institucionales, como presidente de la C¨¢mara de Comercio Estados Unidos-Espa?a, el cargo que le ha tra¨ªdo esta semana a Madrid.
Pregunta. ?Ha cambiado mucho la situaci¨®n de Espa?a en estos a?os?
Respuesta. ?Ha cambiado incluso desde la ¨²ltima vez que estuve aqu¨ª! Ahora solo se habla de Catalu?a y mis amigos en EE UU est¨¢n muy preocupados por la seguridad y lamentan que sea un tema que cause tanta divisi¨®n porque eso es lo ¨²nico que leen sobre Espa?a.
P. ?Cree que el tema catal¨¢n est¨¢ perjudicando a la imagen exterior de Espa?a?
R. Me temo que s¨ª, se ha visto da?ada la imagen pero tambi¨¦n la econom¨ªa. Ha habido un claro descenso del turismo en Catalu?a y s¨¦ de proyectos que han decidido esperar a ver qu¨¦ pasa.
P. ?Y qu¨¦ puede decirnos de las injerencias rusas en el proceso catal¨¢n?
R. No tengo informaci¨®n concreta del tema catal¨¢n pero me resulta alarmante la intromisi¨®n de Rusia en nuestras democracias, que estuvieron amenazadas en el caso de EE UU y quiz¨¢s tambi¨¦n lo est¨¦ en el catal¨¢n. La ciberseguridad es uno de los grandes temas del siglo XXI, al que apenas nos acabamos de enfrentar. Antes nos preocup¨¢bamos de la posibilidad de un corte de electricidad, de que se contaminase el suministro de agua y no nos preocupaba tanto la posibilidad de una injerencia a trav¨¦s de la opini¨®n p¨²blica. Ahora acabamos de sufrirlo y resulta estremecedor.
"Debemos tomarnos la amenaza de ciberseguridad mucho m¨¢s en serio"
P. ?Qu¨¦ respuesta exige esa nueva amenaza?
R. Creo que debemos tomarnos este tema mucho m¨¢s en serio, empezando por nuestro Gobierno, e invertir en las herramientas y los medios para combatirlo. Lo que los rusos hicieron en las elecciones presidenciales de 2016 afect¨® sin dudas al resultado y todos los que creemos en la democracia, dentro y fuera de Estados Unidos, deber¨ªamos estar preocupados por ello. Tenemos que invertir recursos intelectuales, financieros y militares para combatir esta amenaza. De lo contrario, todo el trabajo que hemos hecho para construir y garantizar nuestras democracias ser¨¢ in¨²til.
P. No parece que su Gobierno y, en concreto el presidente Trump, comparta esa preocupaci¨®n.
R. Me parece escandaloso que el presidente critique a las agencias de inteligencia estadounidenses y defienda a Vlad¨ªmir Putin. Absolutamente escandaloso. Dicho esto, el resultado de las elecciones ha sido el que ha sido y debe respetarse. Y ese respeto pasa por combatir el resultado desde las urnas.
P. ?Cree que el resultado obtenido por los dem¨®cratas en varios Estados indica el inicio de un cambio pol¨ªtico en EE UU?
R. Creo que parte del ¨¦xito es consecuencia del rechazo de los ciudadanos a las pol¨ªticas de Trump pero creo que el futuro del Partido Dem¨®crata pasa por establecer v¨ªnculos s¨®lidos con los j¨®venes. En EE UU, los pol¨ªticos no se dirigen a los j¨®venes, porque habitualmente no tienen una alta participaci¨®n en las elecciones. Y, sin embargo, representan la mayor bolsa de posibles electores y son la generaci¨®n m¨¢s numerosa del pa¨ªs. As¨ª que tienen capacidad real para cambiar el panorama pol¨ªtico.
P. ?Asistimos al fin del papel de EE UU como l¨ªder global?
R. Cuando estuve en Espa?a como representante del presidente Barack Obama [2009-2013], el principio que guiaba nuestra pol¨ªtica exterior era que los retos eran demasiado grandes para que s¨®lo EE UU pudiera resolverlos por s¨ª solo pero que ninguno pod¨ªa resolverse sin Am¨¦rica. Ahora se ha producido un giro radical en esa visi¨®n y creo que es muy da?ino para EE UU y para el resto del mundo. Y uno de los mejores ejemplos es el abandono del Acuerdo de Asociaci¨®n Transpac¨ªfico por parte de esta Administraci¨®n. No se trataba solo de comercio sino de geopol¨ªtica y de fijar nuevas normas en las relaciones internacionales. Esperemos que podamos cambiar ese rumbo antes de que el da?o sea irreparable.
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