Trump promueve una revoluci¨®n conservadora en los tribunales
El presidente republicano acelera la designaci¨®n de jueces vitalicios pero se le acusa de rebajar la diversidad y experiencia
Alejada de los focos, Donald Trump promueve sigilosamente una revoluci¨®n conservadora de los tribunales en Estados Unidos. Su impacto puede ser may¨²sculo: los jueces, que nombra el presidente y confirma el Senado, tienen cargos vitalicios y la capacidad de definir en las pr¨®ximas d¨¦cadas el rumbo social del pa¨ªs en grandes asuntos, como protecciones a minor¨ªas, medioambiente o pol¨ªtica penitenciaria.
Al llegar a la Casa Blanca en enero, Trump se encontr¨® con un inusualmente elevado n¨²mero de plazas judiciales vacantes y una plantilla de magistrados de avanzada edad. El presidente republicano ha aprovechado la oportunidad. Sus asesores han dise?ado con precisi¨®n, en coordinaci¨®n con los conservadores del Senado, donde ostentan la mayor¨ªa, una estrategia para nombrar con la mayor rapidez y menor oposici¨®n pol¨ªtica posible a jueces conservadores para tribunales de distrito y apelaci¨®n.
El resultado es que Trump ha nominado a muchos m¨¢s jueces que sus predecesores en sus primeros nueve meses de presidencia. Por ejemplo, ha nombrado al doble que Barack Obama en el mismo periodo. Las designaciones, sin embargo, han sido pol¨¦micas al incluir desproporcionadamente a hombres blancos. Tambi¨¦n a personas j¨®venes con escasa experiencia.
La American Bar Association, una organizaci¨®n independiente que eval¨²a desde hace medio siglo las nominaciones judiciales, ha considerado ¡°no cualificado¡± a cuatro de los designados por Trump. Uno de ellos, Brett Talley, un abogado de 36 a?os, ha sido aprobado como magistrado de apelaciones por el Comit¨¦ Judicial del Senado pese a que nunca ha acudido a un juicio y ha exhibido sin tapujos una clara opini¨®n conservadora.
Hay que remontarse casi 30 a?os, a la presidencia del republicano George H.W. Bush, para encontrar un ratio tan elevado de nominaciones de hombres blancos para plazas de jueces federales. Un 91% de los designados de Trump son blancos y un 81% hombres, seg¨²n un recuento de la agencia Associated Press.
Trump, que como candidato y presidente ha lanzado gui?os a grupos supremacistas blancos, pone en jaque las pol¨ªticas adoptadas en las ¨²ltimas d¨¦cadas para reflejar mejor en los tribunales la diversidad racial y de g¨¦nero en EE UU. Las cifras contrastan con las de Obama. El primer presidente negro del pa¨ªs nombr¨® en sus ocho a?os en la Casa Blanca a un 37% de hombres blancos como jueces y a un 42% de mujeres.
El Gobierno de Trump ha defendido que las credenciales conservadoras deben guiar la elecci¨®n de magistrados. El presidente alarde¨® recientemente de que las designaciones tendr¨¢n consecuencias ¡°durante 40 a?os¡± y que ¨¦l cambiar¨¢ un ¡°alto porcentaje¡± de los tribunales. Es una ¨¦poca dorada para el movimiento judicial conservador, que defiende una interpretaci¨®n estricta de la Constituci¨®n.
Carrie Severino, responsable legal y pol¨ªtica de Judicial Crisis Network, una organizaci¨®n judicial conservadora, destaca que la designaci¨®n de jueces tendr¨¢ ¡°m¨¢s impacto¡± que cualquier otra decisi¨®n de Trump. ¡°Los jueces van a interpretar esas leyes que pasas, las ¨®rdenes ejecutivas, es una posici¨®n incre¨ªblemente importante¡±, dice en una entrevista telef¨®nica.
?rbitro social
La Justicia siempre ha marcado las coordenadas sociales de EE UU. Fueron jueces federales los que forzaron en los a?os cincuenta y sesenta a los Estados sure?os a acabar con la discriminaci¨®n de los negros en escuelas y lugares p¨²blicos. La Justicia tambi¨¦n sent¨® c¨¢tedra en los setenta al avalar el aborto y en 2015 al permitir el matrimonio homosexual en todo el pa¨ªs. En los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n at¨® de manos a Obama en su intento de evitar la deportaci¨®n de cuatro millones de inmigrantes indocumentados y permiti¨® las donaciones masivas en campa?as electorales.
Con el nombramiento de Neil Gorsuch al Tribunal Supremo, Trump ha logrado, como prometi¨® en campa?a, recomponer la mayor¨ªa conservadora en la m¨¢xima autoridad judicial. Ese nuevo equilibrio de fuerzas le permiti¨®, por ejemplo, sacar adelante su veto a visitantes de pa¨ªses musulmanes. Por debajo del Supremo, se sit¨²an las 12 cortes de apelaciones que gestionan much¨ªsimos m¨¢s casos (unos 60.000 al a?o) y que condicionan infinidad de vidas. El Senado ya ha aprobado a ocho nuevos jueces para ese circuito, la mayor cifra al inicio de una presidencia desde Richard Nixon en 1969.
La Coalici¨®n de Derechos Civiles y Humanos, una organizaci¨®n judicial progresista, ha calificado de ¡°ideol¨®gicos e inexperimentados¡± algunos de los nominados por Trump. Por ejemplo, sostiene que Talley, el candidato a juez de apelaciones que nunca ha acudido a un juicio, ¡°ha demostrado tener visiones ideol¨®gicas extremas que cuestionan su temperamento¡±. Y tambi¨¦n ha criticado la designaci¨®n de Gregory Katsas, asesor de Trump, para otra corte de apelaciones. ¡°Ha trabajado en restringir los derechos de voto, del colectivo LGTB y el acceso sanitario de mujeres¡±, se?ala.
Severino, la representante de Judicial Crisis Network, defiende que todas las nominaciones de Trump son de ¡°primer nivel¡± y reflejan cierta diversidad. La representante de la entidad conservadora considera politizada, a favor de magistrados progresistas, la evaluaci¨®n independiente de la asociaci¨®n de jueces, que ha censurado algunas de las designaciones del presidente. Subraya que lo importante es que los jueces no hagan interpretaciones pol¨ªticas sino que se limiten a interpretar con rigor la ley.
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