Per¨²: samur¨¢is y kamikazes
La mayor¨ªa fujimorista en el Parlamento busca pasar por encima del Tribunal Constitucional
Tanto en samur¨¢is como en kamikazes hab¨ªa hero¨ªsmo y valor. Puestas de lado ambas cualidades, hay fragmentos simplificados de cada cual ¡ªlo belicista y confrontativo en el samur¨¢i y lo suicida en el kamikaze¡ª que afloran en el actual drama pol¨ªtico peruano.
En una lid desigual y corrosiva, el fujimorismo, en el ejercicio de su mayor¨ªa parlamentaria, nada ha propuesto de pol¨ªticas sustantivas y s¨®lo ha producido embates ruidosos que ya han arrastrado a varios ministros de Estado y amenazan seriamente, en estas semanas, las propias condiciones b¨¢sicas del funcionamiento de un Estado democr¨¢tico. Concesiones cotidianas del Gobierno son tan reiteradas como in¨²tiles para contrapesar esa din¨¢mica confrontativa. Los analistas describen la situaci¨®n como la de un ¡°golpe de Estado¡± en desarrollo. Teniendo en cuenta el antecedente del ¡°autogolpe¡± de Alberto Fujimori en 1992, a trav¨¦s del cual se instaur¨® en el Per¨² un r¨¦gimen autoritario y uno de los m¨¢s corruptos de la historia del pa¨ªs, la situaci¨®n es como para abrir los ojos.
Cost¨® mucho esfuerzo y brega iniciar a fines del 2000 la transici¨®n y reconstrucci¨®n democr¨¢tica. Funcion¨®. Con sus luces y sombras, lo que sigui¨® desde esa fecha fue mayor estabilidad econ¨®mica y social y una continuidad democr¨¢tica sin precedentes en la historia peruana. Por primera vez, tambi¨¦n, un sistema judicial razonablemente independiente. Pero lo que es esencia de la democracia ¡ªpesos y contrapesos en el Estado y la sociedad¡ª es para algunos una anomal¨ªa a cancelar. Y en eso est¨¢n a todo vapor.
As¨ª como el r¨¦gimen fujimorista en los noventa hizo de la mutilaci¨®n del Tribunal Constitucional una herramienta para poder ejercer el poder absoluto, esa mayor¨ªa parlamentaria est¨¢ impulsando atropelladamente una acusaci¨®n constitucional contra cuatro de sus siete miembros. No hay an¨¢lisis constitucional o democr¨¢tico v¨¢lido que pueda sustentar jur¨ªdicamente una sanci¨®n de destituci¨®n por el hecho de que una mayor¨ªa parlamentaria discrepe de un fallo adoptado, en su autonom¨ªa, por el tribunal.
La estrategia parece ser clara: eliminar esta esencial herramienta de control pol¨ªtico y constitucional del poder de manera que despu¨¦s cualquier esperpento normativo pueda pasar por ¡°constitucional¡±. Como se hizo antes en el Per¨² y m¨¢s recientemente en lugares como Venezuela o Polonia.
El fiscal de la naci¨®n, Pablo S¨¢nchez, es la otra v¨ªctima directa de este rodillo autoritario. En sintom¨¢tica reacci¨®n a la investigaci¨®n por lavado de activos abierta por la Fiscal¨ªa a un importante financista del fujimorismo. A S¨¢nchez ¡ªfuncionario probo y calificado¡ª lo est¨¢n acusando por ¡°infracci¨®n constitucional¡± para destituirlo. Una instituci¨®n, como la actual Fiscal¨ªa peruana, que hoy investiga con independencia muy graves hechos de corrupci¨®n, de prosperar la denuncia ser¨ªa golpeada en la m¨¦dula; para que, como en el pasado, prevalezca la impunidad.
El avasallamiento a las instituciones afecta, como es obvio, no s¨®lo a quienes ser¨ªan destituidos. Amenaza a toda la sociedad y al funcionamiento de un Gobierno arrinconado y debilitado por una sistem¨¢tica corrosi¨®n y su propia inoperancia frente a la misma. Pero de eso no todos parecen darse cuenta. La complacencia silente frente a los zarpazos en ejecuci¨®n est¨¢ siendo suicida.
Troles fujimoristas o el discurso de un parlamentario del mismo grupo pesan hoy de manera decisiva y, acaso, m¨¢s que el Gobierno elegido el a?o pasado, precisamente para gobernar. As¨ª, son esos ruidos vociferantes los que deciden lo que es atributo del Gobierno como la salida, hace un mes, del director general de Presupuesto P¨²blico (calificado profesional), los nombres de otros altos funcionarios y hasta el bloqueo del nombramiento de un calificado intelectual como agregado cultural en la embajada de Per¨² en Espa?a. Es grave que, ante estas amenazas, quienes deber¨ªan reaccionar desde el Gobierno no lo hagan. El silencio, la puesta ¡°de perfil¡± y otros ¡ªin¨²tiles¡ª gestos kamikazes unilaterales, como la reiterada puesta en la noticia de un supuesto indulto a Fujimori, tienen, en este contexto, mucho de suicida y nada de heroico.
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