La sentencia sobre Mladic demuestra que la justicia es posible
Cuando hay voluntad pol¨ªtica ¨Co cuando puede ser movilizada por las v¨ªctimas y la sociedad civil¨C, se puede condenar a los culpables por los cr¨ªmenes contra la humanidad
Ha tardado m¨¢s de 20 a?os, pero la hora de saldar cuentas le ha llegado por fin al jefe militar serbobosnio Ratko Mladic con la condena a cadena perpetua por el genocidio cometido en Srebrenica, Sarajevo, y otras zonas de la antigua Yugoslavia.
La captura y el juicio de Mladic han sido fruto de dos d¨¦cadas de perseverancia por parte de los familiares de sus v¨ªctimas, combinada con una voluntad pol¨ªtica cada vez mayor tanto dentro como fuera de su pa¨ªs. Cuando, en 1997, iniciamos la campa?a ¡°?Detenciones ahora!¡± (¡°Arrest Now!¡±) para promover la captura de las personas buscadas por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), ¨¦ste hab¨ªa acusado Mladic de genocidio, y las fuerzas de paz de la OTAN ten¨ªan el mandato de detenerlo. Sin embargo, durante a?os se pudo ver a Mladic haciendo su vida libremente en la vecina Serbia, donde asist¨ªa a partidos de f¨²tbol y cenaba en los restaurantes de Belgrado. Despu¨¦s de 2000, cuando la Uni¨®n Europea hizo de su captura y de la de otros acusados de cr¨ªmenes de guerra una condici¨®n para el nuevo acuerdo de asociaci¨®n con Serbia, y en Belgrado lleg¨® al poder un Gobierno prooccidental, Mladic desapareci¨® de la vista hasta que fue detenido en 2011. Por su cabeza se hab¨ªa ofrecido una recompensa de 10 millones de euros.
Esta semana, el fiscal de la CPI se ha atrevido a abrir por primera vez la posibilidad de que se pueda responsabilizar a los oficiales estadounidenses del waterboarding y las torturas perpetrados en Afganist¨¢n y en los centros de detenci¨®n secretos de la CIA en Polonia, Ruman¨ªa y Lituania. Desafortunadamente, hoy en d¨ªa parece que, en muchos otros casos, la justicia internacional est¨¢ paralizada por la pol¨ªtica. La mayor¨ªa de los reg¨ªmenes que cometen atrocidades no son miembros de la Corte Penal Internacional (CPI), y gozan del amparo de las grandes potencias. Rusia protege al r¨¦gimen sirio de la acci¨®n de la CPI por sus bombardeos de civiles y su tortura sistem¨¢tica; China protege a Birmania mientras esta comete horrores sin nombre contra los rohiny¨¢s; Estados Unidos protege a Israel, Arabia Saud¨ª y Yemen, y as¨ª sucesivamente.
La sentencia a Mladic nos recuerda, sin embargo, que cuando hay voluntad pol¨ªtica ¨Co cuando puede ser movilizada por las v¨ªctimas y la sociedad civil¨C, es perfectamente posible hacer justicia por los cr¨ªmenes contra la humanidad, aunque pueda tardar tiempo. Las familias de Srebrenica nunca dejaron de luchar. La detenci¨®n del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres en 1998 fue posible gracias a la campa?a constante de sus v¨ªctimas, a la fuerza del poder judicial espa?ol y al cambio en el Gobierno de Gran Breta?a. El caso de Pinochet anim¨® a las v¨ªctimas de Hiss¨¨ne Habr¨¦, exdictador de Chad. Sus 25 a?os de campa?a condujeron al juicio que tuvo lugar en Senegal en 2015 con el apoyo de la Uni¨®n Africana. En Guatemala, los 30 a?os de esfuerzos de los activistas y las comunidades mayas, primero en Espa?a y luego en su propio pa¨ªs, movilizaron a la comunidad internacional y forzaron el proceso por genocidio del exdictador Efra¨ªn R¨ªos Montt. Lograr que se haga justicia es posible, pero no f¨¢cil.
Reed Brody de Human Rights Watch fue asesor de las v¨ªctimas de Hiss¨¨ne Habr¨¦, exdictador de Chad, y en los casos del chileno Augusto Pinochet y del haitiano Jean-Claude Duvalier. Actualmente trabaja con las v¨ªctimas del exdictador de Gambia, Yahya Jammeh.
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