El Marruecos que pide agua
La sequ¨ªa y la mala gesti¨®n h¨ªdrica han alentado las ¡°manifestaciones de la sed¡± en el pueblo tur¨ªstico de Zagora
Hay un Marruecos que pide agua para sembrar y otro que la reclama para beber. Pero los pantanos est¨¢n al 33% y no termina de caer una gota. La sequ¨ªa pone en peligro cosechas indispensables en un pa¨ªs cuya agricultura aporta el 14% del PIB, el doble que el turismo.
La gente que aspira a sembrar para comer irrumpi¨® esta semana en escena con la muerte de 15 mujeres en el pueblo de Sidi Bulaalam, a unos 80 kil¨®metros de las costas ba?adas por el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. El pueblo y sus alrededores sufren los estragos de una d¨¦cada sin apenas lluvias. Las familias no pueden sembrar trigo, no hay agua ni para alimentar el ganado. Tras aguardar hasta dos d¨ªas de cola para recibir la limosna de varios paquetes de comida, se produjo una estampida y murieron 15 mujeres aplastadas. As¨ª qued¨® retratada la miseria, pero solo una parte.
En el otro extremo del pa¨ªs, a 10 horas de viaje en coche hacia el este, se encuentra el pueblo de Zagora, con 30.000 habitantes a las puertas del desierto. Aqu¨ª, la escasez de agua y su mala gesti¨®n derivaron entre septiembre y octubre pasados en varias protestas conocidas como las ¡°manifestaciones de la sed¡±. Hubo 23 detenidos, de los cuales a¨²n ocho permanecen en la c¨¢rcel. El rey, Mohamed VI, encarg¨® en octubre al jefe de Gobierno, Saaded¨ªn el Otmani, que presidiera una comisi¨®n para solucionar los problemas de agua potable y de riego en el pa¨ªs. Este viernes, Mohamed VI, como comendador de todos los creyentes, m¨¢xima autoridad espiritual del pa¨ªs, orden¨® que en todas las mezquitas se rece para atraer la lluvia a Marruecos. Tres semanas antes, El Otmani, declar¨®: ¡°Pido disculpas p¨²blicamente a la gente de Zagora, porque [solucionar el problema]?es la responsabilidad del Estado¡±.
¡°El agua que sale del grifo en nuestras casas no se puede beber, la compramos en bidones a vendedores ambulantes¡±, se queja Atm¨¢n Rizku, presidente en Zagora de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH). ¡°El problema no es tanto la sequ¨ªa, sino la mala gesti¨®n del agua. En 2015 hubo inundaciones en Zagora. Pero ese agua se perdi¨®, se fue al oc¨¦ano. No han construido nada para retenerlas. Y el problema va cada vez peor con las plantaciones masivas de sand¨ªas¡±.
Las sand¨ªas de Zagora, explica Rizku, se recogen en abril y mayo, antes que en la mayor parte del mundo. ¡°Por eso dejan tanta ganancia¡±, a?ade. ¡°Empezaron a cultivarse a gran escala en 2007. Apenas hab¨ªa 1000 hect¨¢reas dedicadas al cultivo local. Y ahora ya son 10.000. Los productores se han apropiado de tierra cuyas aguas tendr¨ªan que estar dedicadas al consumo humano. Mi asociaci¨®n lleva denunciando este problema desde 2009. Advert¨ªamos que nos pod¨ªamos quedar sin agua. Y ahora hemos llegado a ese punto. Hasta 2016 hab¨ªa agua en casa; estaba salada, pero hab¨ªa. Desde hace ocho meses, sin embargo, los barrios de las zonas altas apenas tienen agua y los de las zonas bajas solo disponen de ella tres o cuatro horas al d¨ªa¡±.
AkchabaYamal, presidente de la Asociaci¨®n de Amigos del Medio Ambiente, se?ala: ¡°El agua salada la venimos padeciendo desde hace d¨¦cadas sin que el Estado haya hecho caso jam¨¢s a nuestras quejas. Pero el problema se ha ido agravando en los ¨²ltimos tres a?os a causa de las plantaciones de sand¨ªa, que han crecido much¨ªsimo. Este verano estuvimos tres semanas sin agua, ni para beber ni para lavarnos. Y en la fiesta del cordero, en septiembre, la gente no ten¨ªa ni para lavar el animal".
Turistas y sand¨ªas
Zagora est¨¢ a las puertas del S¨¢hara, pero antes de llegar all¨ª el viajero puede apreciar un oasis que se alarga por el valle del Draa durante casi 100 kil¨®metros, con una anchura que a veces alcanza los cinco kil¨®metros. Desde la carretera se observan decenas de miles de palmeras rodeadas de monta?as ocres. El oasis y el desierto atraen al turismo. Pero el turismo est¨¢ en declive y las sand¨ªas en pleno auge. Desde aqu¨ª salen muchas de las sand¨ªas que abastecen a Marruecos, Mauritania, a Europa y a Rusia.
¡°A los turistas les sorprende mucho que de un sitio tan ¨¢rido puedan plantarse sand¨ªas¡±, advierte AkchabaYamal. ¡°Pero la gente de Europa tiene que saber que esas sand¨ªas que comen a nosotros nos est¨¢n dejando sin agua. Las grandes empresas de la sand¨ªa traen divisas y trabajo. Pero la contrapartida es la sed de la gente. Si seguimos as¨ª acabaremos con los oasis y con las plantaciones de sand¨ªa porque ya no quedar¨¢ agua para nadie¡±.
Mohamedel Nunasfi es licenciado en biolog¨ªa y uno de los empresarios pioneros en comercializar las sand¨ªas, desde 2003. ¡°El problema no es el agua que consume la sand¨ªa. Para un kilo de sand¨ªas se necesita 100 litros de agua. Para un kilo de cebada, mil litros. Para un kilo de d¨¢tiles, 2.000 litros. La sand¨ªa no requiere mucha agua, pero s¨ª mucha superficie. Y ah¨ª est¨¢ el problema. Porque en esa superficie hay agua potable que la poblaci¨®n necesita para beber¡±. Este empresario coincide con los activistas de Zagora en que se ha producido un abuso, una sobrexplotaci¨®n de los recursos naturales. Y aboga por limitar la producci¨®n y construir embalses.
A corto plazo, solo queda mirar al cielo. Mohamed El Mehdi Saidi, profesor de Climatolog¨ªa e Hidrolog¨ªa en la universidad Cadi Ayyad, de Marrakech indicaba esta semana en HuffpostMagreb: ¡°Si la lluvia no comienza a llegar en los pr¨®ximos d¨ªas, se ver¨¢ afectada toda la temporada agr¨ªcola. Y habr¨¢ que revisar todas las previsiones econ¨®micas. No se trata solo de inquietarse, sino de alarmarse¡±. El diario marroqu¨ª L¡¯Economiste afirmaba el pasado viernes que todo el pa¨ªs se ha convertido en una inmensa sala de espera. Una sala donde acaban de morir 15 mujeres aplastadas por la miseria.
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