El papa Francisco pide a Myanmar respeto por las minor¨ªas pero evita la palabra rohingya
El Pont¨ªfice da un espaldarazo a la criticada Aung San Suu Kyi e invoca, sin citarlos directamente, los derechos humanos del peque?o grupo ¨¦tnico expulsado del pa¨ªs
El Papa sigui¨® finalmente el consejo de todos sus asesores y evit¨® pronunciar la palabra tab¨². No hizo falta. En el discurso m¨¢s esperado de su viaje a Myanmar y Banglad¨¦s y en el contexto de la crisis de los rohingya, la minor¨ªa ¨¦tnica musulmana expulsada de la regi¨®n de Rajine por el Ej¨¦rcito birmano, Francisco pidi¨® que se respeten los derechos de ¡°cada grupo ¨¦tnico y su identidad¡±. Adem¨¢s, el Pont¨ªfice record¨® a su anfitri¨®n sus obligaciones como miembro de la comunidad internacional e invoc¨® el valor y vigencia de la ONU, que ha definido la campa?a militar desatada contra los rohingya como una ¡°limpieza ¨¦tnica de manual¡±.
Falt¨® la palabra. Pero la puesta en escena era suficientemente elocuente. El jefe de la Iglesia Cat¨®lica defendiendo la paz y los derechos de una minor¨ªa musulmana que representa apenas el 1% de la poblaci¨®n en un pa¨ªs budista. Un contexto religioso tan ajeno al Vaticano que permite medir la relevancia pol¨ªtica del discurso que Francisco lanz¨® ante la jefa de facto del Gobierno y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, con referencias al cumplimiento de los derechos humanos y al ¨¦xodo de m¨¢s de 600.000 rohingya. Una discriminaci¨®n que el propio jefe del ej¨¦rcito, Min Aung Hlaing, neg¨® el d¨ªa anterior ante el Papa en un improvisado encuentro que oblig¨® a cambiar la agenda y dio muestras de la inquietud generada entre las ¨¦lites birmanas por las posibles palabras del Pont¨ªfice.
El viaje a Myanmar, convertido en un inesperado desaf¨ªo pol¨ªtico, transcurre en un delicado equilibrio diplom¨¢tico en el que los escenarios tambi¨¦n cuentan. Naypyidaw es la fantasmag¨®rica capital pol¨ªtica, una ciudad de poblaci¨®n indeterminada, creada en 2005 en mitad de un territorio ic¨®nico para el Ej¨¦rcito birmano en sus luchas contra la colonizaci¨®n. Grandes avenidas vac¨ªas entre campos de arroz y un urbanismo ministerial fruto de un orden militar comunista que todav¨ªa pesa en las decisiones pol¨ªticas. El Papa se reuni¨® ah¨ª con el presidente del pa¨ªs, Htin Kyaw. Pero, sobre todo, con la consejera de Estado y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, con quien se vio en privado durante unos 45 minutos.
Myanmar, un pa¨ªs de 52 millones de habitantes y 135 minor¨ªas ¨¦tnicas reconocidas oficlamente, sigue siendo una borrosa democracia que se tambalea con las convulsiones de cada conflicto. El Papa lo subray¨® al advertir que el pa¨ªs ¡°sigue sufriendo a causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones¡±. Adem¨¢s, agradeci¨® el trabajo de diversos grupos ¡°con el objetivo de poner fin a la violencia [¡] y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar¡±. Una f¨®rmula ret¨®rica que define perfectamente a los rohingya, privados de la nacionalidad birmana pese a habitar la regi¨®n de la que ha sido expulsados desde varias generaciones. ¡°Solo se puede avanzar a trav¨¦s del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos¡±, analiz¨®.
El discurso, cosido con una cuidada ret¨®rica diplom¨¢tica, invoc¨® la Carta de los Derechos Humanos y dio tambi¨¦n un espaldarazo a la l¨ªder birmana, denostada por la comunidad internacional por su aparente pasividad en el conflicto con los rohingya. Un relato pol¨ªtico que favorece el Ej¨¦rcito en su intento de evidenciar la inutilidad de la joven democracia. El Vaticano ha dado muestras estos d¨ªas de comprender que se encuentra en una dif¨ªcil situaci¨®n. ¡°Quisiera ofrecer una palabra de aliento a aquellos que est¨¢n trabajando para construir un orden social justo, reconciliado e inclusivo¡±, se?al¨® al tiempo que invocaba ¡°un orden democr¨¢tico que permita a cada individuo y a cada grupo ¡ª sin excluir a nadie¡ª ofrecer su contribuci¨®n leg¨ªtima al bien com¨²n¡±. Algo que la l¨ªder birmana agradeci¨® en su discurso, pero en el que subray¨® tambi¨¦n que Myanmar tiene muchos otros "desaf¨ªos" adem¨¢s del de "la regi¨®n de Rajine" [donde habitan los rohingya], que "ha capturado con mayor fuerza la atenci¨®n del mundo".
El viaje del Papa llega seis meses despu¨¦s de que el Vaticano entablase oficialmente relaciones diplom¨¢ticas con Myanmar. Fue durante la visita de Aung San Suu Kyi a la Santa Sede, momento en el que empez¨® tambi¨¦n a cocinarse este viaje, vinculado originalmente a a una posible visita a India. Ese reconocimiento jur¨ªdico y pol¨ªtico de la Santa Sede, record¨® el Papa, comporta tambi¨¦n una serie de obligaciones. ¡°La presencia del Cuerpo Diplom¨¢tico entre nosotros testimonia no s¨®lo el lugar que ocupa Myanmar entre las naciones, sino tambi¨¦n el compromiso del pa¨ªs por mantener y aplicar estos principios fundamentales¡±. Metido de lleno en el rol de l¨ªder ecum¨¦nico que ha asumido desde su nombramiento, Francisco record¨® que las ¡°diferencias religiosas no deben ser una fuente de divisi¨®n y desconfianza, sino m¨¢s bien un impulso para la unidad¡±.
La crisis de los rohingya tiene un evidente trasfondo pol¨ªtico, econ¨®mico y religioso en un pa¨ªs encajonado entre China e India, donde el Budismo es pr¨¢cticamente una religi¨®n de Estado defendida por el Ej¨¦rcito. Por la ma?ana, el Papa se hab¨ªa visto con el l¨ªder de dicha comunidad ¨Ca quien anim¨® a convivir en paz y fraternidad- y con otros grupos religiosos de Myanmar. A todos les pidi¨® utilizar sus creencias para solucionar los problemas, pero conservando siempre su propia esencia. ¡°No se dejen igualar por la colonizaci¨®n de culturas¡±.
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