El expresidente Saleh de Yemen ofrece a Arabia Saud¨ª una salida a la guerra

El expresidente de Yemen Ali Abdal¨¢ Saleh se ha declarado este s¨¢bado dispuesto a negociar con la coalici¨®n liderada por Arabia Saud¨ª contra la que sus fuerzas luchan desde hace dos a?os y medio. El anuncio, bien recibido por los saud¨ªes, se ha producido despu¨¦s de que su alianza con los rebeldes Huthi estallara en una batalla campal por las calles de San¨¢, la capital yemen¨ª, que ha dejado decenas de muertos y heridos. El oportunista golpe de efecto de Saleh da a Riad y a sus socios la posibilidad de poner fin a una desastrosa intervenci¨®n militar que ha hundido en la miseria a Yemen y les ha granjeado numerosas cr¨ªticas internacionales.

¡°Hago un llamamiento a los hermanos de los pa¨ªses vecinos y a la coalici¨®n, para que frenen sus ataques, levanten el bloqueo, abran los aeropuertos y permitan la entrada de ayuda alimentaria y medicinas, a cambio pasaremos p¨¢gina (¡­) y trataremos con ellos de forma positiva¡±, ha declarado Saleh en una intervenci¨®n televisada.

Poco antes, fuerzas militares y tribales leales al exmandatario hab¨ªan tomado el control de la radiotelevisi¨®n, la mayor¨ªa de los ministerios y el aeropuerto internacional de San¨¢, seg¨²n ha comprobado un colaborador de EL PA?S en esa ciudad. Era la culminaci¨®n de tres d¨ªas de combates que se iniciaron el pasado mi¨¦rcoles, cuando los milicianos Huthi quisieron acceder a la mezquita de Saleh, la mayor de la capital y que lleva el nombre del expresidente, y se toparon con el rechazo de los hombres de ¨¦ste que la custodiaban.

El giro de Saleh, sobre el que hac¨ªa tiempo se rumoreaba, ha sido bien acogido por la coalici¨®n ¨¢rabe. ¡°La decisi¨®n del Congreso General Popular de tomar la iniciativa y alinearse con su pueblo liberar¨¢ a Yemen de las milicias leales a Ir¨¢n¡±, ha afirmado en un comunicado difundido por la agencia saud¨ª SPA, en referencia al partido de Saleh. Para la coalici¨®n, el expresidente traicion¨® a los ¨¢rabes al unirse a los Huthi, una milicia surgida a finales del siglo pasado para mejorar las condiciones de vida de la minor¨ªa zayd¨ª (rama del islam chi¨ª que sigue un tercio de los yemen¨ªes) y que Arabia Saud¨ª considera un instrumento de su rival Ir¨¢n.

Por su parte, el l¨ªder de los Huthi, Abdul Malik al Huthi, ha calificado de ¡°sedici¨®n¡± la actitud de Saleh y se ha mostrado dispuesto a un arbitraje tribal, tras advertir que el principal beneficiario de este enfrentamiento es la coalici¨®n saud¨ª.

La tensi¨®n ha hecho que este s¨¢bado no abrieran los comercios y paralizado el transporte en San¨¢. Sin embargo, a medida que avanzaba el d¨ªa, han cesado los combates y en algunos barrios se produjeron protestas populares contar los Huthi, que en 2014 explotaron el malestar social con la lentitud de las reformas para hacerse con el poder y desataron la intervenci¨®n saud¨ª unos meses despu¨¦s. Desde entonces, ese grupo, ha sido incapaz tanto de ampliar su base social como de gestionar el gobierno, lo que unido a los bombardeos y el bloqueo de la coalici¨®n han aumentado el descontento.

La guerra civil ha dejado 10.000 muertos, desplazado a dos millones de personas y causado una epidemia de c¨®lera que ha afectado a cerca de otro mill¨®n. Adem¨¢s, Yemen, que ya era antes el pa¨ªs m¨¢s pobre de Oriente Pr¨®ximo, est¨¢ al borde de la hambruna, con tres cuartas partes de sus 28 millones de habitantes dependientes de la ayuda humanitaria.

Saleh acept¨® dejar la presidencia en 2012, despu¨¦s 33 a?os al frente de Yemen, tras meses de protestas populares y de la presi¨®n internacional (incluida la de sus vecinos) para evitar que se desatara otra guerra civil como en Libia o Siria. Probablemente defraudado por no poder manipular como esperaba a su sucesor y hasta entonces vicepresidente, Abdrabbo Mansur Hadi, decidi¨® apoyar la insurrecci¨®n de los Huthi, a los que durante su mandato hab¨ªa combatido.