Cientos de miles de yemen¨ªes acuden a la convocatoria del expresidente Saleh
El l¨ªder env¨ªa un mensaje tanto a sus socios en el Gobierno rebelde como a Arabia Saud¨ª que los combate
Varios cientos de miles de yemen¨ªes han respondido este jueves al llamamiento del expresidente Ali Abdal¨¢ Saleh para manifestarse en San¨¢. El pretexto era celebrar el 35? aniversario de su partido, el Congreso General Popular (CGP), pero el astuto pol¨ªtico ha aprovechado la ocasi¨®n para mostrar su poder de convocatoria tanto a sus socios en el Gobierno rebelde de San¨¢, los Huthi, como a Arabia Saud¨ª, que encabeza la coalici¨®n ¨¢rabe que les combate. A pesar del ¨¦xito, no est¨¢ claro cu¨¢les son sus planes.
Visto desde fuera, sorprende que el mismo hombre desalojado del poder por las protestas populares de 2011, con la pr¨¢ctica unanimidad de las fuerzas pol¨ªticas yemen¨ªes, sea capaz de concitar semejante respaldo. La enorme explanada de Saba¨ªn, colindante con el palacio presidencial que Saleh ocup¨® durante 33 a?os, rebosaba de gente. Los manifestantes, que empezaron a llegar la v¨ªspera desde las provincias, exhib¨ªan carteles con su foto junto a banderas yemen¨ªes, mientras coreaban esl¨®ganes de apoyo. A sus 75 a?os, el expresidente sigue siendo uno de los l¨ªderes m¨¢s poderosos de Yemen.
De ah¨ª que tanto dentro como fuera del pa¨ªs haya quien vuelve a poner sus esperanzas en ¨¦l para buscar una salida a la guerra imposible de ganar que la coalici¨®n ¨¢rabe libra contra los rebeldes. Saleh, un superviviente nato que un d¨ªa compar¨® gobernar Yemen con bailar con serpientes, ha querido exhibir su val¨ªa ante unos y otros.
Resulta dif¨ªcil calibrar qu¨¦ parte de los asistentes eran fieles seguidores suyos, o simplemente, contrarios al dominio que han establecido los Huthi desde que a finales de 2014 asaltaron el poder y dieron un pretexto para que Arabia Saud¨ª interviniera con el fin de restaurar al presidente Abdrabbo Mansur Hadi. Un colaborador de EL PA?S que ha acudido a la concentraci¨®n ha encontrado all¨ª a grupos que en 2011 estuvieron en la plaza del Cambio, la acampada junto a la Universidad de San¨¢ que impuls¨® el fin de la presidencia de Saleh y la fallida transici¨®n con Hadi. Dos a?os y medio de guerra, unidos a la nula experiencia de gobierno de los rebeldes, han hecho bueno a quien entonces tachaban de dictador.
Los yemen¨ªes se quejan de que todo va a peor. Los empleados p¨²blicos, los ¨²nicos que ten¨ªan un sueldo, llevan casi un a?o sin cobrar, as¨ª que ni pueden gastar ni van a trabajar. No hay electricidad, ni agua potable, ni medicinas, lo que ha facilitado una epidemia de c¨®lera que ha terminado de colapsar el fr¨¢gil sistema sanitario. Algunos manifestantes incluso se han atrevido a gritar ¡°fin a los Huthi, fin a la intervenci¨®n iran¨ª¡±, algo impensable hace unos meses.
¡°Aunque formalmente Saleh y los Huthi sean aliados, la fricci¨®n del d¨ªa a d¨ªa en la calle, en los controles, se produce con los milicianos Huthi. As¨ª que incluso quienes les apoyan frente a Arabia Saud¨ª, est¨¢n contra ellos¡±, explica una observadora europea.
Por eso hubo quien interpret¨® que las diferencias que han salido a la luz en los ¨²ltimos d¨ªas pod¨ªan traducirse en una ruptura. Saleh acusa a los Huthi de monopolizar el poder. Los rebeldes, que sospechan que el expresidente est¨¢ negociando con la coalici¨®n ¨¢rabe que les combate, rumor que los responsables de esta parecen alentar buscando una divisi¨®n en sus enemigos.
Sin embargo, en su breve comparecencia, la primera en p¨²blico desde hace meses, el expresidente se ha limitado a pedir a sus seguidores que tengan ¡°paciencia y resistencia para hacer fracasar todos todas las conspiraciones¡±. Hablaba desde detr¨¢s de cristales blindados y protegido por las mismas fuerzas que constitu¨ªan la ¨¦lite de la Guardia Republicana cuando era presidente. Esas tropas leales se han encargado tambi¨¦n de la seguridad.
¡°Es muy listo. Aunque sin duda ha recibido propuestas para que abandone a los Huthi, conoce los riesgos¡±, apuntan fuentes diplom¨¢ticas occidentales, que interpretan los bombardeos de la v¨ªspera en los alrededores de San¨¢ como un intento de amedrentar a sus simpatizantes.
Si fue tal, no funcion¨®. Pero hartos del alto precio que est¨¢n pagando en esa lucha por el control de su pa¨ªs, algunos de quienes acudieron a la plaza de Saba¨ªn se sintieron defraudados.
¡°Esper¨¢bamos que el presidente anunciara medidas para acabar con la terrible situaci¨®n en la que nos encontramos. Hemos venido desde muy lejos y con un gran esfuerzo¡±, resum¨ªa Mohamed Ahmed sin ocultar su decepci¨®n porque Saleh no rompiera el pacto con los Huthi. Este capit¨¢n del Ej¨¦rcito hab¨ªa viajado a la capital desde Al Salfiah, en la provincia de Raymah, al frente de dos centenares de hombres. Todos se quejaban de las dificultades para mantener a sus familias.
Una alianza oportunista
La asociaci¨®n de Ali Abdal¨¢ Saleh con los rebeldes Huthi se ha calificado a menudo de "matrimonio de conveniencia". Desde el principio fue una alianza oportunista. Los Huthi no hubieran podido tomar San¨¢ y hacerse con el Gobierno en septiembre de 2014, si no hubiera sido por la ayuda de los leales a Saleh dentro del Ej¨¦rcito y otros cuerpos de seguridad. El expresidente, que hasta 2010 hab¨ªa librado seis guerras contra ese grupo, aprovech¨® la ocasi¨®n porque nunca encaj¨® bien su salida del poder y no ha perdonado a Arabia Saud¨ª que le retirara su respaldo. S¨®lo as¨ª se explica que en apenas cuatro d¨ªas los milicianos se hicieran con la sede de la televisi¨®n estatal, el Banco Central, los ministerios e incluso los principales cuarteles sin apenas resistencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.