La cruzada popular contra la pol¨ªtica minera del Gobierno colombiano
Nace el Movimiento Nacional Ambiental como rechazo al aterrizaje en el pa¨ªs de multinacionales que trabajan en la extracci¨®n de minerales
Desde las regiones de Colombia le est¨¢n dando una lecci¨®n de democracia al centro del pa¨ªs. Este a?o se realizaron siete consultas populares para saber si las comunidades estaban de acuerdo o no con la explotaci¨®n de recursos en sus territorios. Este a?o termina con 44 municipios en donde la continuidad de proyectos mineros y petroleros dependen, al menos en el papel, de lo que digan sus habitantes.
El bi¨®logo Renzo Garc¨ªa es uno de los l¨ªderes que acompa?¨® el proceso en Cajamarca, un pueblo de 20.000 personas, que venci¨® en las urnas a la compa?¨ªa sudafricana AngloGold Ashanti, que pretend¨ªa extraer 28 millones de onzas de oro en una zona agr¨ªcola y considerada tesoro h¨ªdrico de Colombia. El 98% de los votantes (6.165) rechazaron la presencia de la empresa en sus tierras. ¡°Fue un triunfo para la participaci¨®n ciudadana¡±, describe Garc¨ªa la victoria que lograron en la consulta, a pesar de que hasta ahora no tienen certeza de que con la decisi¨®n se proh¨ªba que la minera contin¨²e con sus planes en el futuro.
El Ejecutivo, entre su abanico de argumentos, dice que la votaci¨®n no es retroactiva y que no podr¨ªa aplicar a un trabajo que ha avanzado en la fase de exploraci¨®n desde hace varios a?os. Contrario a la desilusi¨®n que podr¨ªa generar que est¨¦ en vilo si la voz del pueblo se tendr¨¢ en cuenta, lo que ocurri¨® en Cajamarca desencaden¨® otros procesos similares en varias zonas del pa¨ªs. A trav¨¦s de redes sociales, los voceros de los grupos que se mostraban inconformes con lo que estaba pasando en las regiones se contactaron, empezaron a compartir sus experiencias y hoy est¨¢n en proceso de formaci¨®n del Movimiento Nacional Ambiental. Una plataforma diversa y sin banderas pol¨ªticas que tiene como base la defensa de los recursos naturales, la riqueza por la que Colombia tanto pecho saca en el exterior.
¡°El Gobierno desconoce el derecho a la autonom¨ªa territorial y con una dictadura minera pasa por encima de los pueblos bajo el argumento del desarrollo. Tenemos que pensar en que hay un modelo diferente del extractivismo para que haya prosperidad si se piensa en su crecimiento econ¨®mico, pero tambi¨¦n social¡±, explica. La hoja de ruta con la que se gu¨ªan es la Constituci¨®n, en donde se establece la consulta popular como un mecanismo de participaci¨®n y una de las manifestaciones m¨¢s amplias de la democracia para que la ciudadan¨ªa defina directamente el destino colectivo de su territorio. Si quedan dudas, el Movimiento Nacional Ambiental tambi¨¦n se escuda en la Ley 134 de 1994 que se?ala a esta figura democr¨¢tica como la instituci¨®n mediante la cual la comunidad se puede pronunciar sobre un asunto de trascendencia para su regi¨®n. Tambi¨¦n tienen a su favor una sentencia de la Corte Constitucional.
Valentina Camacho, miembro del movimiento ambientalista, habla de la necesidad de unirse para hacer resistencia a los megaproyectos que se imponen por todo el pa¨ªs sin tener en cuenta a los ciudadanos. ¡°Tenemos que ser una sola voz que logre sonar ante lo que estamos viendo. No son casos aislados, son el resultado de una pol¨ªtica nacional que, como sea, quiere poner a andar a la locomotora minero-energ¨¦tica con la excusa de llevar desarrollo¡±, dice. Camacho se refiere a la promesa de campa?a del presidente Juan Manuel Santos para jalonar la econom¨ªa del pa¨ªs con la miner¨ªa y el petr¨®leo. Una idea que desde antes de ponerse en marcha era cuestionada por organismos como la Contralor¨ªa, que en un extenso informe advirti¨® de sus peligros. Aseguraba que el pa¨ªs no estaba preparado para enfrentarse a una industria de este tipo bajo los criterios del respeto a los derechos, la conservaci¨®n del medioambiente y el desarrollo integral. Lo que est¨¢ pasado al final del Gobierno de Santos es la manifestaci¨®n, casi en cadena, de regiones que rechazan ese modelo.
¡°Tenemos un pa¨ªs rico en producci¨®n de alimentos, un ecosistema envidiable, no podemos sacrificarlo. C¨®mo se entiende que en lugares como Cajamarca, toda una despensa agr¨ªcola, el 86% de su territorio est¨¦ titulado para miner¨ªa, el 13% en proceso de ese mismo camino y solo un 1% para la agricultura. La pol¨ªtica p¨²blica minera se ha concentrado en criminalizar a los peque?os mineros y servir a las multinacionales¡±, dice R¨®binson Mej¨ªa, que tambi¨¦n se puso la camiseta en defensa del medioambiente. Estas voces aparecen en un activismo que despierta en el pa¨ªs casi tres d¨¦cadas despu¨¦s de que el Ejecutivo haya empezado a otorgar a empresas extranjeras, casi como una tradici¨®n pol¨ªtica, t¨ªtulos para explotaci¨®n de recursos en Colombia.
En noviembre se reunieron 70 organizaciones para empezar a trazar el camino que seguir¨¢n. No descartan intentar moverse en la pol¨ªtica con un candidato elegido de su colectividad para el Congreso, en donde su voz siempre ha estado ausente. ¡°Colombia se est¨¢ haciendo consciente. El hecho de que la gente salga a votar y decir lo que quiere para su territorio es un avance para la democracia. No queremos que sigan decidiendo por nosotros¡±, asegura Viviana Tacha, que dentro del movimiento asume los debates jur¨ªdicos, que han incluido otros temas adem¨¢s del minero.
Carlos Santiago es l¨ªder en su pueblo San Mart¨ªn, en el Cesar, que se moviliza contra el fracking. ¡°Este es el primer municipio del pa¨ªs en donde est¨¢n realizando exploraciones para hacerlo. Si permitimos que avance ser¨¢ un p¨¦simo antecedente porque sacrificar¨ªamos, entre otras riquezas, las fuentes h¨ªdricas¡±, cuenta por tel¨¦fono desde el noreste de Colombia, en donde recogen firmas para convocar en los pr¨®ximos meses a una consulta popular. El mismo mecanismo que hace dos semanas demostr¨® que hay ciudadanos que le dan m¨¢s valor a un grano de caf¨¦ que a un gramo de oro. En Tarso, Betulia y Concordia (Antioquia) prohibieron la explotaci¨®n en sus territorios a trav¨¦s de la participaci¨®n ciudadana, un derecho que parec¨ªa escondido en la Constituci¨®n hasta hace poco.
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