Cuando los menores no acompa?ados llegan a la mayor¨ªa de edad

De los 3.250 refugiados menores no acompa?ados que hab¨ªa en Grecia a mediados de noviembre (dato de Acnur basado en el servicio griego de protecci¨®n a la infancia), m¨¢s de 2.100 se hallaban en lista de espera para acceder a un refugio seguro. Este n¨²mero se incrementa, adem¨¢s, con el goteo de llegadas desde Turqu¨ªa: casi un centenar de menores solos al mes. Desde agosto, el Gobierno griego financia los albergues disponibles para este colectivo, pero al menos cuatro podr¨ªan cerrar por falta de fondos, lo que empujar¨ªa a los ni?os a alojamientos inseguros o a vivir en la calle o en dependencias policiales, seg¨²n una reciente denuncia de un grupo de 11 ONG, entre ellas Oxfam.

Si bien en Grecia no se conoce, al menos oficialmente, ning¨²n caso de desaparici¨®n de menores desamparados como los 10.000 denunciados en 2016 por un informe de Europol, la especial vulnerabilidad de este segmento de poblaci¨®n es uno de los mayores desvelos de las organizaciones humanitarias. Con el cierre parcial de los campamentos de refugiados y su progresiva reubicaci¨®n en apartamentos, en entornos urbanos m¨¢s o menos inh¨®spitos, ONG griegas como Praksis y Care han desarrollado programas espec¨ªficos para sus necesidades. Estas ONG ya trabajaron con menores no acompa?ados en el campamento de Idomeni (norte de Grecia) durante la fase m¨¢s aguda de la crisis de los refugiados, entre el verano de 2015 y el cierre de la ruta balc¨¢nica, en marzo de 2016.

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Refugiados con techo en la ciudad

La andadura del paquistan¨ª Adil Sanwal en Grecia, adonde lleg¨® hace dos a?os cuando ten¨ªa 16, ha ido de la mano de estas ONG. Reci¨¦n cumplida la mayor¨ªa de edad, el chico, que quiere ser fot¨®grafo profesional ¡ªdespliega un apreciable talento como reportero de calle en la red social Instagram, con instant¨¢neas en blanco y negro¡ª, vive en un albergue de Praksis y Care en el centro de Atenas destinado a facilitar la transici¨®n a la vida adulta a los menores no acompa?ados cuando cumplen 18 a?os. ¡°Me march¨¦ en busca de un futuro mejor. He pedido asilo, porque me quiero quedar aqu¨ª¡±, musita Adil con la c¨¢mara al lado. Los nacionales de Pakist¨¢n no son en teor¨ªa candidatos a recibir protecci¨®n; sirios y en menor medida iraqu¨ªes son los principales beneficiarios seg¨²n estipula el pacto migratorio UE-Turqu¨ªa.

¡°A esa edad deben dejar el refugio, pero no pueden vivir por s¨ª mismos por la complejidad del entorno urbano. Nosotros facilitamos su integraci¨®n durante un m¨ªnimo de seis meses¡±, explica Danai Vallianatou, coordinadora de Praksis, en el albergue, que dispone de 30 plazas para j¨®venes entre 18 y 22 a?os y est¨¢ financiado por la agencia humanitaria de la Uni¨®n Europea (ECHO, en sus siglas inglesas), con la que EL PA?S viaj¨® a Grecia en noviembre. Adem¨¢s de alojamiento y comida, Adil y sus compa?eros hacen cursos de idiomas y formaci¨®n profesional (¡°cocina, pintura¡­ seg¨²n sus inquietudes¡±, a?ade la coordinadora), as¨ª como asesor¨ªa laboral, para favorecer su dif¨ªcil incorporaci¨®n a un mercado de trabajo lastrado por una alt¨ªsima tasa de desempleo juvenil (en torno al 50%).

Omar, un iraqu¨ª de Ramadi con 18 a?os reci¨¦n cumplidos que lleg¨® a Grecia hace a?o y medio, tambi¨¦n vive en el centro, que cuenta con un presupuesto mensual de 26.000 euros. ¡°Me fui de Irak por problemas religiosos. Mi padre desapareci¨® en la guerra. Yo estaba en el ¨²ltimo curso de instituto, y ahora s¨®lo quiero ir a Canad¨¢ o Inglaterra para estudiar Medicina¡±. Tras escapar a los disparos de los soldados turcos en la frontera con Siria, lleg¨® a Grecia con su hermano peque?o, que hoy vive tutelado por los servicios sociales en el gran campamento de Skaramang¨¢s, a las afueras de Atenas. Tanto Adil como Omar reciben ¡ªal igual que el resto de beneficiarios del programa Estia de ECHO, de ¡°ayuda de emergencia a la integraci¨®n y el alojamiento¡±¡ª, una peque?a cantidad de dinero al mes para sus gastos, que Omar emplea sobre todo en pagar el transporte para ir a ver a su hermano. La mayor¨ªa de los internos se lo gastan en alimentos, que se amontonan en una ordenada cocina com¨²n, y en el m¨®vil.

Omar se ha aficionado a la pintura en Grecia (¡°no ten¨ªa nada que hacer al llegar aqu¨ª, y empec¨¦ a pintar porque es algo barato¡±, explica en el sal¨®n del centro, junto a los retratos y paisajes que atesora desde su llegada). Y tras el alud de penalidades sufridas desde que dej¨® su pa¨ªs, el joven adulto no duda a la hora de nombrar la principal ventaja: ¡°Lo m¨¢s importante es que aqu¨ª puedo dormir por las noches¡±.