Refugiados con techo en la ciudad
Con financiaci¨®n de la agencia humanitaria de la UE, 18 localidades proporcionan alojamiento a miles de demandantes de asilo o reunificaci¨®n familiar
Zeina y sus cuatro hijos, refugiados sirios, recuperan desde hace cuatro meses el pulso de la vida en Livadi¨¢, una localidad de 22.000 habitantes en el centro de Grecia. En un hogar c¨¢lido y luminoso, cuyo silencio s¨®lo se ve interrumpido por el bip de los mensajes del m¨®vil ¡ªel cord¨®n umbilical de un refugiado¡ª, su hija Turli se le arrebuja entre las piernas mientras ella narra la odisea del exilio. Es de Alepo, est¨¢ divorciada y ha solicitado asilo en Grecia, aunque tiene un hermano refugiado en Alemania. ¡°Nos han recibido bien aqu¨ª. Los ni?os mayores van al colegio y se pelean m¨¢s con otros ni?os sirios [escolarizados] que con los griegos. Ellos ya se han integrado, los primeros¡±, explica Zeina. Livadi¨¢ tiene la ratio de escolarizaci¨®n m¨¢s alta de todas las ciudades griegas que acogen refugiados: 18 localidades en total, en una decena de municipios, un fen¨®meno en expansi¨®n que demuestra la progresiva urbanizaci¨®n de la crisis migratoria, y en el que las Administraciones locales llevan la voz cantante.
En Livadi¨¢ todo empez¨® en la primavera de 2016, cuando el Ministerio de Defensa ¡ªprincipal gestor de la emergencia migratoria¡ª valor¨® levantar dos campamentos, a lo que el Ayuntamiento respondi¨® con un plan alternativo: alojarlos en casas y apartamentos vac¨ªos. ¡°Se lo planteamos al Gobierno y a Defensa y nos dieron el visto bueno. En un tiempo r¨¦cord, el consistorio seleccion¨® y acondicion¨® 55 viviendas vac¨ªas por la crisis; estableci¨® el monto de los alquileres con los propietarios y form¨® y contrat¨®, bajo supervisi¨®n de Acnur [agencia de la ONU para los refugiados], a un equipo de 26 j¨®venes de la zona, de trabajadores sociales a int¨¦rpretes", explica Giota Poulou, la alcaldesa.
Con la acogida de los primeros refugiados en noviembre de 2016, echaba a andar el proyecto de Livadi¨¢, el primero en el interior del pa¨ªs tras Atenas y Sal¨®nica. Todo ello bajo un doble principio rector: la idoneidad de las Administraciones locales para dar acogida temporal (¡°creemos que los Ayuntamientos lo pueden hacer mejor¡±) y el escrupuloso equilibrio entre los derechos de los refugiados y los de los locales. ¡°Si una familia griega no tiene calefacci¨®n en su casa, no podemos ofrec¨¦rsela a sus vecinos refugiados¡±, subraya Poulou, alma m¨¢ter de la iniciativa. Cuando en julio pasado ECHO, la agencia humanitaria de la UE, lanz¨® el programa Estia (hogar, en griego), de ¡°ayuda de emergencia a la integraci¨®n y el alojamiento¡±, Livadi¨¢ se integr¨®, y ya ha renovado para 2018. EL PA?S viaj¨® a Grecia en noviembre invitado por ECHO.
Con una dotaci¨®n de 151 millones de euros, la iniciativa de ECHO pretende acomodar hasta a 30.000 solicitantes de asilo, reubicaci¨®n o reunificaci¨®n familiar, de los 46.000 que en septiembre hab¨ªa en el pa¨ªs, seg¨²n Acnur. Implementado por agencias de la ONU y ONG locales, tiene un ¨¢mbito de aplicaci¨®n fundamentalmente continental (20.000 plazas, objetivo previsto para fin de a?o), pero tambi¨¦n, en la medida de las limitaciones f¨ªsicas, insular (2.000, ¨ªdem); la duraci¨®n inicial es de un a?o, aunque ¡°el apoyo se adaptar¨¢ a las necesidades; si quedan estamos desde luego comprometidos a ayudar a los refugiados en Grecia", seg¨²n Christos Stylianides, comisario de Ayuda Humanitaria. El programa Estia proporciona tambi¨¦n una peque?a ayuda mensual: entre los 90 y los 550 euros, seg¨²n el n¨²mero de beneficiarios y en funci¨®n del salario de integraci¨®n griego.
Situaci¨®n insostenible en las islas
La presi¨®n migratoria que viven las islas del Egeo, donde en octubre se registr¨® un significativo repunte de las llegadas pese a la vigencia del pacto UE-Turqu¨ªa, es una patata caliente en manos del Gobierno, blanco de una intensa campa?a de ONG y grupos de derechos humanos que demanda la apertura de las islas ante la inminencia del invierno, con un hashtag consolidado en Twitter (#opentheislands). Las muertes de varios migrantes en los ¨²ltimos meses ¡ªalguna por suicidio¡ª subrayan lo dram¨¢tico de la situaci¨®n.
Las islas han albergado en los ¨²ltimos meses a m¨¢s de 16.000 refugiados, un n¨²mero que triplica la capacidad real de las instalaciones de acogida. De ah¨ª que, venciendo iniciales resistencias ¡ªsobre todo, que la evacuaci¨®n de migrantes de las islas al continente pudiera ser interpretada por los traficantes de personas en Turqu¨ªa como un efecto llamada¡ª, el Gobierno est¨¦ desarrollando un plan de traslado que prev¨¦ sacar de las islas a unos 5.000 extranjeros; s¨®lo durante la ¨²ltima semana, 1.524 personas fueron transferidas al continente.
La presi¨®n de los alcaldes isle?os, capitaneados por el de Lesbos, Spyros Galinos, ha hecho tambi¨¦n mover ficha al Gobierno, con argumentos como la propia incapacidad f¨ªsica de las islas, pero tambi¨¦n el temor a que la sobrepoblaci¨®n termine por resquebrajar la cohesi¨®n social al respecto.
La implementaci¨®n del programa de alojamiento en las islas est¨¢ condicionado por sus propias limitaciones f¨ªsicas y geogr¨¢ficas (es m¨¢s dif¨ªcil, por no decir imposible, hallar plazas suplementarias en hoteles o apartamentos vac¨ªos); adem¨¢s ¡°el programa Estia se ha dise?ado para la Grecia continental. Pero tambi¨¦n proporcionamos fondos sustanciales para las islas a trav¨¦s de otros programas¡±, explica un funcionario europeo. ¡°Se trata fundamentalmente de fondos de Interior, no de ayuda humanitaria, y son administrados ahora directamente por el Gobierno griego, que tiene la responsabilidad de asegurar que se dedica [a los refugiados] un apoyo y unas condiciones adecuadas¡±. Desde que activ¨® el mecanismo de emergencia, la Comisi¨®n Europea ha destinado m¨¢s de 400 millones de euros a Grecia.
La familia de Zeina recibe, mediante una tarjeta de d¨¦bito, 400 euros al mes, ¡°para comprar la comida, medicinas y algo de ropa para los ni?os, pero no es suficiente; nos dan tambi¨¦n ropa las ONG¡±, lamenta la mujer; parecida queja ¡ªla ¨²nica¡ª profieren otros refugiados entrevistados. En octubre, casi 34.000 individuos (15.153 hogares) hab¨ªan recibido esa ayuda en 93 ubicaciones en todo el pa¨ªs, campamentos incluidos. El 44% eran sirios; el 19%, iraqu¨ªes, y el 18%, afganos; la inmensa mayor¨ªa, familias de cuatro o m¨¢s miembros.
La integraci¨®n de esta poblaci¨®n flotante, provisional, reporta beneficios a ambas partes. Nada menos que un mill¨®n y medio de euros en un a?o ha supuesto para la econom¨ªa local de Livadi¨¢, en ingresos directos e indirectos, la acogida en 70 apartamentos de 420 refugiados ¡ªdatos de noviembre¡ª, una cifra que representa alrededor del 2% de la poblaci¨®n en una localidad especialmente castigada por el paro de larga duraci¨®n y donde la alcaldesa tiene previsto un programa piloto de empleo, ¡°para locales y para refugiados, en una proporci¨®n de 60-40%, en funci¨®n de su experiencia y sus perfiles profesionales¡±.
Por Livadi¨¢ han pasado decenas de refugiados que hoy viven reubicados en otros pa¨ªses de la UE, s¨®lo un pu?ado de los 21.203 que en octubre hab¨ªan dejado Grecia rumbo a otros Estados miembros, seg¨²n el servicio de asilo. Pero para los que esperan y desesperan, la iniciativa de ECHO supone una inyecci¨®n de dignidad: la diferencia entre una tienda de lona, o un m¨®dulo de chapa prefabricado de un campamento, y cuatro paredes de verdad. ¡°Desde que lanzamos el programa, muchas familias refugiadas han hallado una nueva casa, segura. Trasladamos a refugiados desde los campos a un alojamiento permanente. Tambi¨¦n les proporcionamos tarjetas de d¨¦bito destinadas a costear su propia comida y sus gastos: es un ejemplo de ayuda humanitaria moderna que va m¨¢s all¨¢ del donativo y se centra realmente en insertarlos en la sociedad¡±, ha valorado el comisario Stylianides.
La llamada crisis de los refugiados, que hizo eclosi¨®n en agosto de 2015 con picos de hasta 6.000 llegadas diarias por mar a las islas griegas del Egeo, empuj¨® a ECHO ¡ªel mayor donante en pa¨ªses del Tercer Mundo¡ª, a intervenir por primera vez en un Estado miembro. Terminada la fase aguda de la emergencia, con decenas de miles de migrantes hacinados en campamentos ¡ªGrecia se convirti¨® en marzo de 2016 en una ratonera para 60.000 personas tras el cierre de la ruta balc¨¢nica y la entrada en vigor del acuerdo con Turqu¨ªa¡ª, el pa¨ªs metaboliza poco a poco ¡ªpese a la dif¨ªcil digesti¨®n de las islas¡ª una poblaci¨®n fluctuante que se quiere transitoria, pero con porvenir incierto. Como el de F¨¢tima, afgana, con dos hijos adolescentes y beneficiaria del programa en Atenas, donde espera la reunificaci¨®n familiar ¡ªun proceso que avanza con muchas trabas¡ª con una hija asilada en Alemania. En Atenas, a donde lleg¨® hace un a?o v¨ªa Lesbos, F¨¢tima disfruta por primera vez en mucho tiempo de algo parecido a un hogar: un apartamento, financiado por ECHO; la peque?a ayuda mensual (¡°270 euros, muy poco para lo caros que son los s¨²per y la comida¡±) y un lugar de encuentro, un centro de d¨ªa gestionado por Unicef y una ONG local que ofrece educaci¨®n informal (clases de griego o ingl¨¦s; manualidades), duchas, lavadoras, m¨¢quinas de coser y una zona de juegos; tambi¨¦n ayuda psicosocial y apoyo jur¨ªdico. F¨¢tima acude a diario; all¨ª teje, charla y socializa con otras como ella. ¡°Las mujeres del centro son mis amigas, mi familia. Gracias a las actividades me olvido de lo que sucede en mi pa¨ªs; no s¨¦ si mi pueblo existe o ha sido arrasado por la guerra. S¨®lo salgo de casa para venir aqu¨ª¡±, explica. Para ello debe usar el transporte p¨²blico, lo cual la ayuda a desarrollar habilidades sociales, a empoderarse en un medio ajeno. Como extranjera, como mujer.
F¨¢tima se desenvuelve bien en los autobuses urbanos, como otros muchos refugiados que acuden al centro desde campamentos tan lejanos como Schist¨®, en la periferia ateniense. La suya es una presencia cada vez m¨¢s com¨²n en calles, parques, mercados; una realidad migratoria cada vez m¨¢s urbana. Lefteris Papagiannakis, vicealcalde de Atenas y responsable de la pol¨ªtica municipal para refugiados, lo confirma: ¡°Lo que ha cambiado es la capacidad de los ayuntamientos, aunque en Grecia los alcaldes que ayudan, que pertenecen a todo el arco pol¨ªtico, lo hacen voluntariamente. En 2015 no ten¨ªamos nada, tampoco acceso a financiaci¨®n, y hoy no es un sistema perfecto, pero s¨ª mejor que entonces. Ofrecemos cosas muy b¨¢sicas, casas y servicios, en colaboraci¨®n con los ministerios implicados¡±, dice Papagianakis.
¡°En Atenas hay 1.000 apartamentos disponibles, ese el pilar del programa, que ofrece ingresos extra a los propietarios. Es cierto que hay trabas burocr¨¢ticas que persisten, como la lentitud en el proceso de asilo, pero tambi¨¦n esto ha mejorado mucho: antes una solicitud pod¨ªa demorarse hasta diez a?os; ahora tarda seis meses, m¨¢ximo un a?o. Pero quejarse no es realista, nosotros acogemos a un 2% [de la poblaci¨®n] de refugiados, mientras L¨ªbano tiene un 30%¡±, recuerda el vicealcalde. Datos de Acnur corroboran la mejora en los plazos de la tramitaci¨®n de asilo: entre enero y septiembre pasados, unas 7.000 personas vieron aprobada su solicitud o recibieron alg¨²n tipo de protecci¨®n subsidiaria, frente a 2.700 beneficiarios en todo 2016. Zeina y F¨¢tima esperan, bajo un techo, ser las siguientes.
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