El Papa critica ante la curia ¡°las intrigas de peque?os grupos¡± y a los ¡°traidores¡±
Francisco admite que la reforma de la Iglesia requiere ¡°paciencia, dedicaci¨®n y delicadeza¡± y exige fidelidad a cardenales obispos y sacerdotes del Vaticano
El discurso que el Papa ofrece a la Curia en Navidad se construye siempre con una mezcla de alabanza y cr¨ªtica a lo que podr¨ªan considerarse sus empleados, su equipo. Cari?oso, con claro componente de balance, pero tambi¨¦n severo en los errores y en el an¨¢lisis de final de a?o. Francisco ha comenzado tambi¨¦n esta vez tir¨¢ndoles de las orejas, pidi¨¦ndoles fidelidad y admitiendo lo dif¨ªcil que est¨¢ siendo ejecutar las reformas que pretend¨ªa llevar a cabo. El a?o pasado, en las mismas fechas, ya asumi¨® que empezaban a manifestarse ciertas enfermedades en el c¨ªrculo m¨¢s cerrado de la Iglesia, pero que los cambios continuar¨ªan su curso. Este jueves, en la Sala Clementina del Palacio Apost¨®lico Vaticano y sin que est¨¦ muy claro cu¨¢nto se ha avanzado desde entonces, ha empezado bromeando con ello:? ¡°Hacer la reforma en Roma es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes¡±, ha se?alado citando monse?or Fr¨¦d¨¦ric-Fran?ois-Xavier De M¨¦rode y aceptando, con cierto humor, que no siempre es f¨¢cil llevar a cabo los propios deseos.
La discusi¨®n en torno a la curia siempre es la misma: su resistencia al cambio, sus conspiraciones, su indomable voluntad de conservar. Francisco se propuso a su llegada ¡ªhace ahora casi cinco a?os¡ª impulsar una importante reforma en la Iglesia, especialmente la propia curia vaticana. Algunos ¨¢mbitos han sido m¨¢s permeables que otros al cambio, pero es innegable que, durante este tiempo, ha habido episodios claros de inmovilismo y varios intentos de conspiraci¨®n. ¡°Se pone de manifiesto cu¨¢nta paciencia, dedicaci¨®n y delicadeza se necesitan para alcanzar ese objetivo, ya que la Curia es una instituci¨®n antigua, compleja, venerable, compuesta de hombres que provienen de muy distintas culturas, lenguas y construcciones mentales¡±, ha se?alado al comienzo del alocuci¨®n, asumiendo el discurso que muchas veces realizan quienes no est¨¢n dispuestos a modificar sus h¨¢bitos.
El Papa se ha referido a los problemas y guerras internas que, a menudo, transcurren soterradamente en una instituci¨®n de este tipo y a la importancia de evitar estos escenarios tan caracter¨ªsticos de la instituci¨®n que lidera. ¡°Esto es muy importante si se quiere superar la desequilibrada y degenerada l¨®gica de las intrigas o de los peque?os grupos que en realidad representan ¡ªa pesar de sus justificaciones y buenas intenciones¡ª un c¨¢ncer que lleva a la autorreferencialidad, que se infiltra tambi¨¦n en los organismos eclesi¨¢sticos en cuanto tales y, en particular, en las personas que trabajan en ellos. Cuando sucede esto, entonces se pierde la alegr¨ªa del Evangelio, la alegr¨ªa de comunicar a Cristo¡±.
En los ¨²ltimos tiempos ha habido ejemplos muy concretos de esas ¡°intrigas¡±. Especialmente en el ¨¢rea econ¨®mica, una de las piezas fundamentales de la reforma de Francisco y que ha ido perdiendo, uno a uno, a todos sus dirigentes. Primero a su m¨¢ximo responsable, el cardenal George Pell ¡ªa la espera de juicio en Australia por un caso de pederastia¡ª. Y luego al auditor de las cuentas, Libero Milone, y al vicedirector del Banco del Vaticano (IOR), Giulio Mattietti, ambos te¨®ricamente despedidos por traicionar la confianza de sus empleadores. Sin embargo, se marcharon alegando su inocencia e insinuando que el Papa no estaba al corriente de lo que verdaderamente suced¨ªa en la instituci¨®n.
En las palabras de Francisco pod¨ªa interpretarse una referencia a esos episodios y un reproche a que, a menudo, se le tome por un ingenuo al margen de lo que sucede. ¡°Los traidores de la confianza o los que se aprovechan de la maternidad de la Iglesia, es decir de las personas que han sido seleccionadas con cuidado para dar mayor vigor al cuerpo y a la reforma, pero ¡ªal no comprender la importancia de sus responsabilidades¡ª se dejan corromper por la ambici¨®n o la vanagloria, y cuando son delicadamente apartadas se auto-declaran equivocadamente m¨¢rtires del sistema, del ¡®Papa desinformado¡¯, de la 'vieja guardia¡¯..., en vez de entonar el mea culpa¡±, ha lanzado.
El discurso ha estado centrado en el papel que la curia debe desempe?ar de cara al exterior. Porque "una Curia encerrada en s¨ª misma traicionar¨ªa el objetivo de su existencia y caer¨ªa en la autorreferencialidad, que la condenar¨ªa a la autodestrucci¨®n¡±. Pero, en medio de las cr¨ªticas, Francisco tambi¨¦n ha querido resaltar notas positivas de quienes han acompa?ado estos a?os su voluntad. ¡°Junto a estas personas hay otras que siguen trabajando en la Curia, a las que se les da el tiempo para retomar el justo camino, con la esperanza de que encuentren en la paciencia de la Iglesia una ocasi¨®n para convertirse y no para aprovecharse. Esto ciertamente sin olvidar la inmensa mayor¨ªa de personas fieles que all¨ª trabajan con admirable compromiso, fidelidad, competencia, dedicaci¨®n y tambi¨¦n con tanta santidad".
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