La presidencia b¨²lgara de la UE aparca el castigo a Polonia por violar el Estado de derecho
Los pa¨ªses del Este de Europa conf¨ªan en que habr¨¢ una soluci¨®n antes de llegar a la suspensi¨®n de derechos de voto
¡°Somos amigos de Polonia; compartimos el mismo pasado¡±. El presidente b¨²lgaro, Boyko Bor¨ªsov, recibe a la prensa europea en la inauguraci¨®n de la presidencia rotatoria de la UE en el edificio en el que se re¨²ne su consejo de ministros, de inconfundible aroma sovi¨¦tico. Es un secreto a voces que la apertura del duro procedimiento contra Polonia por violar el Estado de derecho tiene poco recorrido: requerir¨ªa unanimidad, y al menos Hungr¨ªa ¨Cque transita por la misma peligrosa senda de propuestas legislativas que minan la separaci¨®n de poderes¡ª no parece dispuesta a apretar ese bot¨®n nuclear. Quiz¨¢ Berl¨ªn y Par¨ªs, Madrid y Roma, piensan distinto, pero Bor¨ªsov y su equipo expusieron este jueves con claridad que hay poco apetito en el Este por castigar a Polonia: ¡°Habr¨¢ una soluci¨®n antes de llegar a aplicar el art¨ªculo 7 porque desencadenar la suspensi¨®n de los derechos de voto ser¨ªa un precedente muy grave¡±.
¡°Tiene que haber dos consejos de ministros y dos opiniones de los servicios legales de las instituciones europeas antes de pasar al siguiente cap¨ªtulo: un posible voto por parte de los l¨ªderes se ir¨ªa m¨¢s all¨¢ de esta presidencia¡±, a?adi¨® la ministra b¨²lgara Yordanka Fandakova. Traducci¨®n libre: con la excusa del procedimiento, no habr¨¢ nada al menos hasta julio. E incluso para la segunda mitad del a?o ¡°una votaci¨®n en el Consejo Europeo ser¨ªa una noche sin dormir y una p¨¦sima idea: encontraremos una soluci¨®n antes¡±, explic¨® el primer ministro de centro derecha, que gobierna con el apoyo de los ultranacionalistas b¨²lgaros, que entre otros asuntos han optado por la mano dura contra la inmigraci¨®n. Esa es la Europa que viene: en varios pa¨ªses, los ultras est¨¢n ya en Gobiernos de coalici¨®n. La presidencia de la UE, en manos de Bulgaria, est¨¢ en manos de un Ejecutivo que ha encontrado la estabilidad con esa f¨®rmula, que de alguna manera supone una banalizaci¨®n de la ultraderecha. Y la pr¨®xima presidencia (de Austria) contar¨¢ con un Gobierno cortado con el mismo patr¨®n.
Bulgaria entr¨® en la UE en 2007. Tras una crisis de a¨²pa, presenta ahora unos n¨²meros estupendos: crece cerca del 3%, tiene un desempleo de apenas el 6%, presenta super¨¢vit y una deuda p¨²blica de apenas el 26% del PIB, entre las m¨¢s bajas de Europa. Tiene otros problemas: una renta per c¨¢pita que es a¨²n en torno al 50% de la media de la UE, una dependencia enorme de los fondos europeos y unos feos niveles de corrupci¨®n (junto con carencias en asuntos como la libertad de prensa). Y 11 a?os despu¨¦s se enfrenta a su primera presidencia con un par de temas candentes: la reforma del euro (de la que apenas puede participar, porque sigue fuera de la moneda ¨²nica aunque podr¨ªa pedir la adhesi¨®n al euro en apenas unos meses), y la brecha Este-Oeste, que se resume a la perfecci¨®n en el estridente problema polaco. Bruselas castig¨® el pasado diciembre a Polonia por sus graves incumplimientos del Estado de derecho. La Comisi¨®n Europea decidi¨® pulsar por primera vez el llamado bot¨®n nuclear de la UE, de momento en fase de baja intensidad. Esa medida sin precedentes traslada ahora la presi¨®n a los Estados miembros, que deber¨¢n decidir si Polonia est¨¢ violando los valores de la UE y, por tanto, si se suspenden sus derechos de voto. Tras dos a?os de dudas, la Comisi¨®n ha activado el art¨ªculo 7 del tratado europeo despu¨¦s de que el Gobierno de Varsovia culminara su controvertida reforma judicial, que pone en peligro la separaci¨®n de poderes en el gigante del Este. Hungr¨ªa transita por el mismo camino, aunque no se ha atrevido a ir tan lejos.
El fallecido Tony Judt entendi¨® como pocos el complejo legado que dej¨® la implosi¨®n del comunismo en la Europa del Este y acert¨® al ver que esos pa¨ªses sometidos a la tiran¨ªa tendr¨ªan graves dificultades para adoptar los principios b¨¢sicos de la democracia liberal. Cada vez m¨¢s voces apuntan en Bruselas que la UE corri¨® demasiado con la ampliaci¨®n. Polonia es el ejemplo m¨¢s destacado de esa deriva; le sigue de cerca Hungr¨ªa. Bulgaria est¨¢ lejos de esas posiciones, pero no comparte la dureza de Bruselas para con Polonia. La Comisi¨®n, tras un largo tira y afloja, ha optado por proponer ese duro procedimiento. El presidente del Consejo Europeo, el conservador polaco Donald Tusk, ha ido a¨²n m¨¢s lejos en las ¨²ltimas horas y ha asegurado que si Varsovia pierde (como parece) fondos europeos en los pr¨®ximos presupuestos podr¨ªa acabar en una deriva similar a la brit¨¢nica: ¡°Puedo imaginar f¨¢cilmente una situaci¨®n en la que, si alg¨²n d¨ªa Polonia se encuentra entre los contribuyentes (netos), el gobierno polaco decidir¨¢ que es hora de preguntarles a los polacos si a¨²n quieren Polonia en la UE y luego trabajar¨¢n duro para que lleguen a la conclusi¨®n de que es necesario despedirse de la Uni¨®n", ha asegurado en una entrevista a The Telegraph. ¡°Tusk deber¨ªa ser m¨¢s neutral¡±, le reproch¨® Borisov ante la prensa de Bruselas, invitada en Sof¨ªa para la puesta de largo de la presidencia b¨²lgara.
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