Sobre el francotirador
Lo ocurrido en la Parroquia El Junquito fue un ajusticiamiento e involucr¨® a 150 agentes
Las fuerzas de seguridad de Venezuela acabaron con la vida del piloto ?scar Perez y seis de sus compa?eros. Una especie de ejecuci¨®n en vivo y en directo por m¨¢s de 10 horas en las que durante espacios muy largos de tiempo no se sab¨ªa de la suerte de P¨¦rez. Lo ha dicho claramente el director de HRW, Jos¨¦ Miguel Vivanco, al recordar que "durante las dictaduras en Argentina y Chile aparec¨ªan frecuentemente noticias sobre terroristas muertos en enfrentamientos y muchas veces se trataba de ajusticiamientos."
Lo ocurrido en la Parroquia El Junquito fue un ajusticiamiento e involucr¨® a 150 agentes en esa misma estrategia de uso de la fuerza sin l¨ªmite que le ha resultado exitosa a Nicol¨¢s Maduro a?o tras a?o para reprimir manifestaciones y seguir encarcelando a opositores, mientras aumenta el n¨²mero de personas que viven en la mendicidad y no hay forma de curar las dolencias ni atender siquiera los partos.
Las instituciones no existen. La Declaraci¨®n de Lima que conden¨® la ruptura del orden democr¨¢tico en Venezuela ha terminado por ser solo eso, una declaraci¨®n que es burlada en cada elecci¨®n con ropaje de legitimidad.
Varios medios de comunicaci¨®n del mundo se han volcado a tratar de entender la realidad venezolana. El New York Times lo reconoce como el de las mayores y probadas reservas de petr¨®leo en el mundo, cuya econom¨ªa, sin embargo, colaps¨®. Visitaron la naci¨®n bolivariana y luego de hacer un rastreo en 21 hospitales constataron c¨®mo aumenta sin control la cifra de ni?os con malnutrici¨®n severa y cientos de esos peque?os mueren. Comprobaron que no es una ficci¨®n creada por la oposici¨®n del mundo frente al r¨¦gimen de Maduro.
Colombia lo vive en su frontera con Venezuela a diario. En el ¨²ltimo a?o el flujo migratorio creci¨® en 101 por ciento. Ya hay 550 mil venezolanos en Colombia con vocaci¨®n de permanencia. Un mill¨®n trescientos mil tienen tarjeta de movilidad y el mayor porcentaje son j¨®venes entre los 18 y los 30 a?os. Los que entran y salen por los pasos fronterizos son otro grupo de unas 80 mil personas diarias, con hambre, buscando trabajo, en lo que sea y por lo que sea. Los albergues humanitarios est¨¢n siendo considerados en tres lugares de la frontera. En varias ciudades la Iglesia trabaja para ofrecer alimentaci¨®n en hogares comunitarios.
Pero todo eso ya se sabe y bien vale repetirlo una y otra vez porque la situaci¨®n humanitaria ser¨¢ la ¨²nica que obligue a tomar decisiones en esa naci¨®n.
El pasado 2 de enero Ricardo Haussman puso el dedo en la llaga y por lo pronto abre un debate que es pol¨ªticamente incorrecto pero necesario de dar. Haussman no s¨®lo mostr¨® la corrupci¨®n en uniformes verdes y c¨®mo incluso es m¨¢s repetida y descarada que la de Filipinas de Rodrigo Duterte en lo que a ejecuciones extrajudiciales se refiere, sino que se atrevi¨® a plantear como soluci¨®n que la Asamblea Nacional destituya a Maduro y a Tarek El Aissami, nombrando a un nuevo Gobierno que reciba ayuda militar de una coalici¨®n de pa¨ªses para liberar a Venezuela sin necesidad de un permiso de Naciones Unidas pues, en su opini¨®n, se tratar¨ªa de una invitaci¨®n para defender la constituci¨®n y no la intervenci¨®n militar en un pa¨ªs.
Por su parte la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist plantea un escenario en el que las dificultades en el sector petrolero con la respectiva disminuci¨®n de divisas termine por provocar que los patrocinadores del r¨¦gimen disminuyan su apoyo a Maduro y se empiecen a afectar las arcas de donde alimentan los bolsillos los militares, hoy apoderados de m¨¢s de la mitad de los ministerios. Para que entonces sean los mismos militares quienes expulsen a Maduro y convoquen a elecciones, luego de hacerse ellos al poder por un tiempo, con lo que el escenario ser¨ªa el de una transici¨®n militar.
Habr¨ªa que saber a cu¨¢l de estos escenarios estar¨ªa dispuesta la oposici¨®n: un nuevo Gobierno que solicita apoyo militar extranjero o esperar a que los militares internos act¨²en en contra del r¨¦gimen que hoy los favorece. Es posible que prefieran encontrar una salida en el di¨¢logo en la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica en Rep¨²blica Dominicana, pero lleva demasiado tiempo sin lograr siquiera unos m¨ªnimos consensos. Tampoco las sanciones econ¨®micas hist¨®ricamente fracasadas como mecanismos de presi¨®n para el cambio, prometen ayudar a los compatriotas del otro lado de la frontera.
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