¡°Lo antes posible¡±
El juez Zaffaroni es un problema para la Corte Interamericana de Derechos Humanos
La expresi¨®n es de Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ex juez de la Corte Suprema de Argentina. Se refer¨ªa a su deseo de ver al Gobierno del presidente Macri fuera del poder. "Que se fueran lo antes posible" querr¨ªa ¨¦l, y as¨ª lo dijo en una entrevista por radio.
Deseos y realidades, tal vez el juez Zaffaroni crea que Argentina se gobierna por medio de un r¨¦gimen parlamentario. En el parlamentarismo solo es necesario un voto de no confianza para disolver un Gobierno y uno nuevo se forma, ya sea en el Parlamento o por medio de elecciones anticipadas. En ese caso su deseo ser¨ªa leg¨ªtimo y constitucional.
Claro que Argentina es presidencialista. En consecuencia, vale la pena recordar que en dicho sistema el tiempo en el poder est¨¢ predeterminado y las elecciones se llevan a cabo con el reloj en la mano. Es decir, el calendario electoral es fijo. Tambi¨¦n es ley, y dice que las pr¨®ximas elecciones son en octubre de 2019 y que el presidente est¨¢ constitucionalmente habilitado a postularse a un segundo periodo.
Ergo, que el Gobierno de Macri deje el poder antes de tiempo equivaldr¨ªa a una alteraci¨®n o ruptura del orden constitucional, o bien a una crisis sist¨¦mica de excepcional profundidad. O sea, el deseo de Zaffaroni es un deseo perverso. ?Y pensar que Cristina Kirchner acusaba a los caricaturistas de ser desestabilizadores porque no la favorec¨ªan en sus vi?etas!
Claramente, Zaffaroni no se lleva bien con el tiempo, o sea, con las instituciones cuya funci¨®n es mitigar la incertidumbre del futuro. Hoy quiere acortar el periodo de un presidente leg¨ªtimo, constitucionalmente elegido para servir por cuatro a?os y ratificado ampliamente en octubre ¨²ltimo. Tanto como estaba de acuerdo en extender el tiempo del Gobierno anterior. "Cristina eterna" no era precisamente una met¨¢fora religiosa. Y todo esto mientras era juez de la Corte Suprema.
Supremo desprop¨®sito, esto es. Es que en dicha funci¨®n actuaba menos como jurista ecu¨¢nime y constitucionalista riguroso, que habr¨ªa sido su obligaci¨®n, y m¨¢s como propagandista de barricada en apoyo del gobierno del matrimonio Kirchner. Debe notarse que en su r¨¦cord no aparece una sola opini¨®n ni voto contrarios al Ejecutivo.
De ah¨ª que sus declaraciones no produzcan demasiada sorpresa. La buena noticia para Argentina es que el da?o que puede causar Zaffaroni hoy es una minucia, la suya es una desestabilizaci¨®n de utiler¨ªa. Es tan de utiler¨ªa como el helic¨®ptero que los kirchneristas llevan a la calle en alusi¨®n a la manera como De la R¨²a parti¨® de la Casa Rosada en diciembre de 2001; en medio de una crisis sist¨¦mica, justamente.
El verdadero da?o lo sufre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la cual Zaffaroni es parte. Por sus ideas y trayectoria, ni siquiera debi¨® ser elegido, y no tan solo por haber votado siempre a favor del gobierno. Tambi¨¦n por haber sido juez durante la dictadura militar, jurament¨¢ndose ante las Actas y Estatutos del Proceso de Reorganizaci¨®n Nacional¡ªla pseudo constituci¨®n del r¨¦gimen de facto¡ªy por haber rechazado varios habeas corpus en favor de personas desaparecidas.
Ello no necesariamente lo convierte en c¨®mplice de los cr¨ªmenes de lesa humanidad entonces cometidos, debe conced¨¦rsele el beneficio de la duda. Tal vez Zaffaroni no sab¨ªa lo que ocurr¨ªa y vio la luz m¨¢s tarde. No obstante, dada la responsabilidad del cargo, la vara que se us¨® en su caso deber¨ªa haber sido m¨¢s alta, no m¨¢s baja, que la que se usa para medir al resto de los mortales.
Sus declaraciones de hoy ratifican que su apego a los valores democr¨¢ticos y constitucionales, y por ende a los derechos humanos, es relativo a su ideolog¨ªa y la de quien gobierna. Incumple as¨ª con el principio fundamental de no hacer pol¨ªtica, dada la neutralidad que los jueces de la Corte Interamericana deben mantener.
Pero el problema para la Corte es a¨²n m¨¢s profundo. Se ha hecho algo com¨²n en la regi¨®n el intento de actuar en derechos humanos al mismo tiempo que renegando del liberalismo. Zaffaroni lo ejemplifica y no es el ¨²nico caso. Se trata de un pseudo progresismo latinoamericano que ve al liberalismo como el credo de la derecha, los poderosos y el capitalismo internacional, es decir, una ideolog¨ªa a desenmascarar.
Es una lectura sesgada. Omite que el liberalismo es la matriz del constitucionalismo, la tan radical idea que consagra derechos y libertades fundamentales, y dise?a un orden jur¨ªdico basado en la separaci¨®n y el equilibrio de poderes para hacerlos realidad. Son las garant¨ªas constitucionales, precisamente, los l¨ªmites al poder del Estado que permiten la vigencia de los derechos humanos.
Distanciarse de estos conceptos significa, adem¨¢s, desconocer la doctrina de los derechos humanos tal como aparece en la Declaraci¨®n Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convenci¨®n Americana sobre Derechos Humanos y la Carta Democr¨¢tica Interamericana. Esa es la arquitectura normativa que los jueces de la Corte est¨¢n obligados a defender, promover y fortalecer.
Con ello tambi¨¦n se desv¨ªa de la propia jurisprudencia de la Corte Interamericana, s¨®lidamente alineada con los principios de la democracia constitucional. El juez Zaffaroni quiere hacerle da?o al gobierno de Macri pero no puede. Solo le hace da?o al sistema interamericano y a los derechos humanos.
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