Cada d¨ªa mueren dos mujeres en M¨¦xico durante el embarazo

Mareos, n¨¢useas y fatiga. Haide Le¨®n Paz de 24 a?os pensaba que eran molestias normales para todas las mujeres que, como ella, ten¨ªan cuatro meses de embarazo. Sus dolencias f¨ªsicas se eclipsaban con la ilusi¨®n de convertirse en madre por primera vez. La gestaci¨®n avanzaba y el cansancio tambi¨¦n. Una tos extra?a hizo presencia y su fuerza para realizar actividades cotidianas como subir escaleras se perd¨ªa. Alarmados, ella y su esposo, Abisai Villalobos, acudieron en busca de una explicaci¨®n al centro de sanidad p¨²blica en Azcapotzalco, al norte de la Ciudad de M¨¦xico. El doctor concluy¨® que Haide padec¨ªa un ligero resfriado y le recet¨® solo un jarabe para la tos.

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La pareja regres¨® a su casa, pero los s¨ªntomas se agravaron a pesar de la medicina. ¡°Antes de que fuera el quinto mes ella ya presentaba un deterioro mucho mayor, su respiraci¨®n era menor, los labios se le empezaban a poner morados por la misma falta de ox¨ªgeno, su semblante iba ya cambiando, se ve¨ªa muy cansada¡±, relata Villalobos. Fue necesario hospitalizar a Haide. Durante siete d¨ªas Abisai pas¨® de la preocupaci¨®n a la angustia al ver que los d¨ªas transcurr¨ªan en un ir y venir de especialistas, de hospitales, de suposiciones m¨¦dicas que no se traduc¨ªan en una mejora para su esposa y su hija.

Las respuestas llegaron demasiado tarde. El 19 de octubre de 2014 Haide y su beb¨¦ de cinco meses de gestaci¨®n fallecieron en el hospital del Centro M¨¦dico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La autopsia revel¨®, tard¨ªamente, la causa de la tos y la fatiga: fibrosis pulmonar, una enfermedad caracterizada por cicatrices en el tejido pulmonar, que dificultan la respiraci¨®n e impiden la oxigenaci¨®n de la sangre. Una condici¨®n de Haide que se aceler¨® con el embarazo.

La frustraci¨®n acompa?a a Abisai Villalobos desde aquel d¨ªa. Este hombre de 30 a?os ha repasado una y otra vez los d¨ªas de angustia y concluye que los doctores no les brindaron, ni su mujer ni su hija, las atenciones oportunas para salvarles la vida. ¡°Con un buen diagn¨®stico que le hubiesen hecho a ella cuando present¨® los primeros s¨ªntomas, si la hubieran tratado de la manera adecuada, en el tiempo adecuado, no hubiera pasado por todo esto¡±, afirma su viudo. A tres a?os de esta tragedia, en M¨¦xico la muerte materna es una realidad con un saldo de 722 fallecimientos en 2017, seg¨²n las cifras preliminares de la Secretar¨ªa de Salud.

La mayor¨ªa de las muertes maternas registradas en 2017 sucedi¨® en hospitales de la Secretar¨ªa de Salud, con 322 casos, mientras que en 269 casos las mujeres ni siquiera recibieron atenci¨®n m¨¦dica. El reporte de la Direcci¨®n General de Epidemiolog¨ªa, las principales causas de muerte materna son hemorragia obst¨¦trica, enfermedad hipertensiva, edema y proteinuria en el embarazo, el parto y el puerperio, as¨ª como abortos.

El desglose de los datos revela que la muerte materna acecha m¨¢s a las mujeres de los Estados m¨¢s pobres, en el sur del pa¨ªs. Chiapas encabez¨® la lista de decesos con 60,9 muertes por cada 100.000 nacimientos. En segundo lugar, se ubic¨® Guerrero con 51,7, seguido de Oaxaca con un ¨ªndice de 45,6. La media nacional estima que por cada 100.000 nacimientos en M¨¦xico ocurren 32 defunciones de mujeres.

Una cifra alejada de las metas fijadas por M¨¦xico ante la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) que establec¨ªa que para 2015 el promedio nacional de muerte mujer deb¨ªa ser de 22 mujeres fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos. Hilda Eugenia Arg¨¹ello Avenda?o, portavoz del Observatorio de Mortalidad Materna en M¨¦xico detalla que la muerte materna est¨¢ relacionada con otros problemas como la pobreza, la falta de informaci¨®n y de servicios de salud suficientes para atender adecuadamente a las mujeres embarazadas. ¡°Ning¨²n padecimiento tiene las brechas que tiene la mortalidad materna. El 98% de las muertes maternas ocurre en pa¨ªses empobrecidos o en v¨ªas de desarrollo¡±, asegura Arg¨¹ello Avenda?o.

Para Abisai Villalobos la muerte de su familia ha significado continuos episodios de depresiones, de los que se est¨¢ recuperando con auxilio de terapia psicol¨®gica. Pese al dolor, el ahora viudo est¨¢ en proceso de resolver una queja ante la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en contra de los m¨¦dicos que atendieron a sus seres queridos. Esa lucha y los recuerdos de su matrimonio con Haide son su fuente de fortaleza. ¡°Recordar desde el momento en que fuimos novios, el momento en que supimos que ¨ªbamos a ser pap¨¢s, el momento de vivir juntos, de ir haciendo un hogar, son con los momentos de los que yo trat¨® de agarrarme m¨¢s fuerte para no caer luego en la tragedia que nos sucedi¨®¡±, concluye.