La enajenaci¨®n de los principios
?Qu¨¦ har¨ªan en EE UU si los mexicanos se declararan en huelga de brazos ca¨ªdos?
Trump dice estar en contra de los inmigrantes y, en particular, de los mexicanos, a quienes ha llamado ¡°violadores, asesinos y ladrones¡± en repetidas ocasiones. No solo acusa a mis paisanos con semejantes cargos absolutamente ingr¨¢vidos, sino que todav¨ªa insiste en denunciar que llegaron clandestinamente para arrebatarle a los estadounidenses sus puestos de trabajo. Nada m¨¢s falso. Basta con estudiar los n¨²meros relativos a la robotizaci¨®n en Norteam¨¦rica para entender una parte del fen¨®meno de la supuesta p¨¦rdida de empleos en aquel pa¨ªs. Por si lo anterior no fuera suficiente, vale la pena repasar los datos de los indicadores de desempleo en Estados Unidos, que gracias al presidente Barack Obama se encuentran en una tasa de 4,1%, un porcentaje envidiable en el mundo entero. De modo que hay trabajo para casi todos. La alarmante denuncia del jefe de la Casa Blanca debe inscribirse como otra mentira presidencial m¨¢s, de las que ya lleva registro puntual The New York Times (Trump¡¯s Lies¡).
Mis compatriotas se merec¨ªan una buena cantidad de monumentos en los campos yanquis
?Por qu¨¦ raz¨®n intitulo esta entrega como La enajenaci¨®n de los principios? Porque si realmente los mexicanos que cruzaron la frontera en busca de mejores condiciones de vida ¡ªpara nuestra verg¨¹enza y oprobio¡ª hubieran ido a Estados Unidos, en la proporci¨®n que se desee, a violar, a asesinar, a robar y a hacerse con puestos de trabajo en contra de los nacionales de aquel pa¨ªs, si esos cargos fueran ciertos, que no lo son, entonces Trump jam¨¢s se deber¨ªa haber atrevido a proponer en el mensaje que rindi¨® la semana en curso que legalizar¨ªa la estancia de casi dos millones de dreamers, hijos de los supuestos inmigrantes asesinos, a cambio de miles de millones de d¨®lares para construir el muro de la verg¨¹enza, una versi¨®n yanqui de Nikita Kruschev, el constructor del muro de Berl¨ªn en 1961.
Si los mexicanos fueran criminales como Trump lo sostiene, ni con toda la tesorer¨ªa de la Reserva Federal de Estados Unidos podr¨ªan quedarse en aquel pa¨ªs y, sin embargo, a cambio de unos d¨®lares, muchos o pocos destinados a un fin deleznable, se les permitir¨ªa continuar su estancia, que se legalizar¨ªa en 12 a?os. Otra barbaridad. En el fondo se trata de un mero intercambio de dinero, una penosa propuesta comercial semejante a la compraventa de esclavos antes de la Guerra de Secesi¨®n. Algo as¨ª como ¡°estoy de acuerdo con que permanezcan en territorio nacional siempre y cuando me den dinero y, en ese caso, me olvidar¨¦ de los ¡°delincuentes, de los asesinos y de los rateros¡¡±. ?En qu¨¦ quedamos? ?Dejan de ser criminales si el Congreso le da recursos para el muro? Lo anterior sin olvidar que en los ¨²ltimos a?os el flujo de mexicanos, mojados o braceros, hacia Estados Unidos se desplom¨® hasta el extremo de volverse negativo el ¨ªndice, ya que son m¨¢s los que quieren volver a M¨¦xico que quienes desean permanecer del otro lado de la frontera con sueldos muy inferiores a los que marca la ley, en uso y abuso de su condici¨®n de ilegales.
Desde la brutal Operaci¨®n Espalda Mojada de 1954, instrumentada por Dwight Eisenhower para deportar a al menos un mill¨®n de mexicanos, no se hab¨ªan visto semejantes ataques en contra de los inmigrantes. A Eisenhower, otro presidente republicano, se le olvid¨® que en plena Segunda Guerra Mundial se instrument¨® el famoso Programa Bracero, dise?ado para permitir el paso de mexicanos a los campos de Estados Unidos para sembrar y cosechar hortalizas, alimentos indispensables para abastecer con v¨ªveres el frente europeo y el del Pac¨ªfico. Fue una ayuda invaluable que la Casa Blanca pag¨® deportando a una parte de los agricultores mexicanos que colaboraron con su trabajo para derrotar a las fuerzas fascistas que amenazaban al mundo entero.
Creo que mis compatriotas se merec¨ªan una buena cantidad de monumentos en los campos yanquis, en lugar de haberlos deportado con lujo de violencia en camiones de ganado. Obama deport¨® a casi tres millones de personas¡ ?Un delirio patri¨®tico? ?Qu¨¦ har¨ªan en EE UU si los mexicanos no asistieran a trabajar en la industria de la construcci¨®n, en sus campos, en sus hoteles ni en sus restaurantes y se declararan en huelga de brazos ca¨ªdos?
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