Estados Unidos y la reacci¨®n xen¨®foba contra la inmigraci¨®n latina
Por, Leandro Morgenfeld, profesor de la Universidad de Buenos Aires.
Serie Desaf¨ªos Latinoamericanos, 6
Estados Unidos se forj¨® como un pa¨ªs de inmigrantes que poblaron su extenso territorio en el siglo XIX, atra¨ªdos por el sue?o de ¡°hacer la Am¨¦rica¡±. En los ¨²ltimos a?os, con el avance de la inmigraci¨®n hispana, se est¨¢ produciendo un cambio demogr¨¢fico significativo. Como reacci¨®n, se erige un muro en la porosa frontera con M¨¦xico y resurge un discurso racista y xen¨®fobo, llevado al paroxismo por el precandidato a la presidencia Donald Trump, quien hasta ahora encabeza las encuestas del Partido Republicano. Sectores conservadores resisten la aprobaci¨®n de una reforma migratoria que otorgue cobertura a millones de habitantes que son superexplotados por vivir en la ilegalidad.
Desde la ¨¦poca colonial, Am¨¦rica del Norte se nutri¨® de inmigrantes, que fueron desplazando a los pueblos originarios. Si primero proven¨ªan de Gran Breta?a y Francia ¨C adem¨¢s de los millones de africanos que fueron tra¨ªdos por la fuerza como esclavos ¨C, ya en el siglo XIX fueron increment¨¢ndose los contingentes del Sur y Este de Europa. Hasta la Primera Guerra Mundial, m¨¢s de 30 millones de habitantes del Viejo Continente cruzaron el Atl¨¢ntico para afincarse en la tierra prometida. Ya en la segunda mitad del siglo XX, las principales corrientes migratorias hacia Estados Unidos provinieron de Asia y Am¨¦rica Latina. En 1875 se aprob¨® la primera ley de inmigraci¨®n, y a partir de ese entonces se fue sancionando una compleja legislaci¨®n, que intent¨® regular y controlar los flujos poblacionales. Durante la Gran Depresi¨®n, m¨¢s de 400.000 mexicanos fueron deportados. Hacia 1954, se lanz¨® la Operaci¨®n Espaldas Mojadas ¨C desde los a?os ¡®20, as¨ª se denominaba despectivamente a los inmigrantes mexicanos que hab¨ªan llegado ilegalmente, muchos de ellos atravesando el R¨ªo Bravo ¨C, que expuls¨® a m¨¢s de un mill¨®n de inmigrantes del pa¨ªs vecino.
El primer quinquenio del siglo XXI bati¨® un nuevo r¨¦cord ya que llegaron m¨¢s de 8 millones de inmigrantes, casi lo mitad de los cuales lo hizo en forma ilegal. Tras los atentados del 2001, se estableci¨® una pol¨ªtica m¨¢s restrictiva contra los que llegaban sin papeles. El presidente George W. Bush lanz¨® la Operaci¨®n Guardi¨¢n y en 2007 inici¨® la construcci¨®n de un oprobioso muro para endurecer los controles en los m¨¢s de 3.000 km de frontera con M¨¦xico.
El problema de la inmigraci¨®n indeseable es global. El capital tiende a eludir las barrenas nacionales, pero los Estados las refuerzan, respondiendo a l¨®gicas no siempre compatibles. Se negocian y ponen en vigencia tratados de libre comercio que consagran la libre movilidad de las mercanc¨ªas y los flujos financieros, pero no as¨ª de las personas, otorgando as¨ª mejores condiciones para explotar al trabajo. Esto ocurri¨® hace dos d¨¦cadas, por ejemplo, cuando se aprob¨® el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (conocido como NAFTA, por su sigla en ingl¨¦s), que alent¨® la instalaci¨®n de maquilas en M¨¦xico, pero no permiti¨® la libre circulaci¨®n de trabajadores mexicanos en Estados Unidos. La diferencia econ¨®mica entre ambos pa¨ªses es abismal: el PBI de Estados Unidos es 24 veces superior al de M¨¦xico. Por la persistente diferencia salarial al Norte y Sur del R¨ªo Bravo, cientos de miles de latinoamericanos intentan cada a?o cruzar una de las fronteras m¨¢s peligrosa del mundo. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de la Inmigraci¨®n, entre 2000 y 2014 murieron alrededor de 6.000 personas tratando de atravesarla. La negativa a legalizar a los inmigrantes indocumentados ¨C actualmente m¨¢s de 11 millones ¨C responde a una racionalidad econ¨®mica: permite la sobreexplotaci¨®n de la fuerza de trabajo m¨¢s descalificada, entre la que destacan los latinos.
Los trabajadores de origen hispano, junto a los afroamericanos, son quiz¨¢s los m¨¢s explotados en Estados Unidos. A diferencia del resto del mundo, en ese pa¨ªs no se celebra el 1 de mayo, sino el Labor Day, el primer lunes de septiembre, con escasas connotaciones reivindicativas. Sin embargo, en 2006, millones de trabajadores latinos organizaron el 1 de mayo una gran huelga y boicot, y marcharon por sus derechos, exigiendo una reforma migratoria integral. A partir de entonces, esa fecha, emblem¨¢tica para el movimiento obrero a nivel mundial, cobr¨® creciente relevancia tambi¨¦n en Estados Unidos, donde se entremezclan as¨ª las identidades ¨¦tnicas y de clase.
La extens¨ªsima frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico alberga a una poblaci¨®n aleda?a de m¨¢s de 10 millones de personas, la mayor¨ªa viviendo del lado del Sur. Casi 500.000 indocumentados atraviesan anualmente y en forma clandestina ese poroso l¨ªmite, buscando un trabajo mejor pago. M¨¦xico se transform¨® en una zona tap¨®n, el paso obligado para miles de centroamericanos que cada semana arriesgan sus vidas afrontando la odisea de la entrada clandestina. Las descripciones de los vej¨¢menes que padecen inundan las cr¨®nicas period¨ªsticas. Como se?al¨® Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez, un joven hondure?o que fue mutilado al intentar entrar ilegalmente, ¡°M¨¦xico es la escoba que usa Estados Unidos para limpiar la basura que no quiere que llegue a su pa¨ªs¡±. El submundo de corrupci¨®n que rodea la inmigraci¨®n de los sin papeles es infernal.
A partir de los cambios demogr¨¢ficos que produjo el creciente peso hispano en la sociedad y la cultura estadounidenses ¨C hoy son m¨¢s de 55 millones, superando as¨ª a los afroamericanos como primera minor¨ªa ¨C, influyentes intelectuales, como Samuel Huntington, argumentan que est¨¢ en peligro la identidad nacional, que se corre el riesgo de una bifurcaci¨®n. Hoy existe un poderoso lobby para oponerse a una reforma migratoria que permita legalizar a los millones de indocumentados. En la actual campa?a electoral, de cara a las elecciones presidenciales de 2016, reapareci¨® un discurso xen¨®fobo y racista, encarnado en el magnate Donald Trump, quien escal¨® en las encuestas denigrando a los inmigrantes latinos, y en particular a los mexicanos: ¡°Est¨¢n enviando gente que tiene muchos problemas, nos est¨¢n enviando sus problemas, traen drogas, son violadores, y algunos supongo que ser¨¢n buena gente, pero yo hablo con agentes de la frontera y me cuentan lo que hay¡±. Una de sus provocadoras propuestas es que, de llegar a la Casa Blanca, obligar¨¢ al gobierno mexicano a financiar la expansi¨®n del muro que delimita parte de la frontera. Tambi¨¦n prometi¨® deportar a los m¨¢s de 11 millones de sin papeles en su primer a?o y medio como presidente. Trump es un emergente de una tradici¨®n xen¨®foba y racista que representa a una porci¨®n de la sociedad estadounidense, llevando al l¨ªmite la idea del destino manifiesto y del pueblo elegido. Para evitar la destrucci¨®n del sue?o americano que enarbolaron los blancos angloprotestantes que fundaron el pa¨ªs, argumentan, es necesaria una depuraci¨®n de la sociedad estadounidense, expulsando a los indeseables.
En la campa?a de 2008, Obama logr¨® movilizar a su favor el voto latino prometiendo que en los primeros 100 d¨ªas de su gobierno aprobar¨ªa una amplia reforma migratoria. Sin embargo, se acerca el final de su segundo mandato y todav¨ªa no pudo instrumentarla. Los republicanos, en la C¨¢mara de Representantes, frenaron en 2013 un diluido proyecto bipartidista que hab¨ªa sido aprobado en el Senado. En noviembre de 2014, Obama dispuso una acci¨®n ejecutiva para frenar las deportaciones ¨C que vienen increment¨¢ndose en los ¨²ltimos a?os ¨C, pero ¨¦sta fue bloqueada por la Justicia, tras una demanda de gobernadores de varios estados. Con minor¨ªa en ambas c¨¢maras del congreso desde enero de este a?o, Obama intenta seducir nuevamente a los latinos para reforzar las chances electorales de su partido, de cara a las pr¨®ximas presidenciales. Por eso aprovech¨® la reciente visita del Papa Francisco para presionar pol¨ªticamente a los legisladores de la oposici¨®n. En su visita a Filadelfia, el l¨ªder de la Iglesia Cat¨®lica se?al¨®: ¡°Recordemos las grandes luchas que llevaron a la abolici¨®n de la esclavitud, la extensi¨®n del derecho de voto, el crecimiento del movimiento obrero y el esfuerzo gradual para eliminar todo tipo de racismo y de prejuicios contra la llegada posterior de nuevos americanos¡±. El Papa hizo reiteradas alusiones a la injusta situaci¨®n de los inmigrantes y en 2016 visitar¨¢ M¨¦xico, donde se esperan acciones simb¨®licas sobre esta problem¨¢tica.
El se?alamiento de la inmigraci¨®n como un peligro y un flagelo que amenaza a la sociedad es un emergente de la ofensiva ideol¨®gica neoconservadora estadounidense. Disponer de un mercado de trabajo fragmentado, segmentado y competitivo, dificulta la organizaci¨®n unificada de la fuerza de trabajo. Alienta la competencia entre trabajadores (legales o ilegales, nacionales o extranjeros) para dificultar la solidaridad y la consolidaci¨®n de una conciencia de clase. El objetivo es desplazar las tensiones y contradicciones verticales, entre clases sociales, hacia conflictos horizontales, ya sea ¨¦tnicos, raciales o nacionales. Abordar el tema migratorio, en Estados Unidos, exige analizar las contradicciones fundamentales de un sistema cuyo objetivo es el lucro y no el bienestar o la ampliaci¨®n de los derechos colectivos, a trav¨¦s del intercambio y la convivencia de una sociedad diversa.
Leandro Morgenfeld es Doctor en Historia. Profesor de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IDEHESI-CONICET. Integra el Grupo de Trabajo CLACSO ¡°Estudios sobre Estados Unidos¡±. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas (Pe?a Lillo/Continente, 2011) y de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos (Capital Intelectual, 2012). Firma el blog www.vecinosenconflicto.blogspot.com
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.