La vida dolarizada en Venezuela
Carreras de taxi, reparaciones de autos, consultas m¨¦dicas y productos de primera: una creciente ¨¦lite paga de forma informal en d¨®lares como ¨²nica forma de protegerse de la hiperinflaci¨®n
La tropa cibern¨¦tica af¨ªn al chavismo convirti¨® esta semana en tendencia en Twitter una curiosa etiqueta: #MalditoDolar. La frase hace menci¨®n a la moneda estadounidense, que en mercado paralelo ya se cotiza sobre los 200.000 bol¨ªvares y a la que Gobierno ha atribuido la raz¨®n del colapso econ¨®mico como parte de una ¡°guerra orquestada¡± desde Washington.
La difusi¨®n en la red social coincidi¨® con la puesta en marcha de un sistema remozado de adjudicaci¨®n de divisas controlado por el Ejecutivo ¡ªel llamado el nuevo DICOM, ahora basado en euros y no en d¨®lares¡ª, otro intento del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro por intentar reflotar la econom¨ªa repitiendo f¨®rmulas que no han dado resultado.
A medida que la crisis del pa¨ªs sudamericano se profundiza, el d¨®lar que tanto atormenta al presidente venezolano y que cuando lleg¨® al poder prometi¨® ¡°pulverizar¡±, se convierte en una moneda de uso corriente: es la ¨²nica forma de hacer frente a la hiperinflaci¨®n. Consultas m¨¦dicas, reparaciones de coches, la colocaci¨®n de vacunas a los beb¨¦s, alquileres de viviendas, una carrera de taxi e incluso productos de primera necesidad se pagan en d¨®lares ¡ªen efectivo o a trav¨¦s de transferencias electr¨®nicas¡ª en una suerte de dolarizaci¨®n informal que han emprendido los venezolanos para proteger su patrimonio mientras la moneda nacional hace aguas.
Andre¨ªna M¨¢rquez es venezolana y vive en Colombia. Estuvo de vacaciones en Caracas en diciembre y vivi¨® de cerca los cambios que ha dado el pa¨ªs que dej¨® hace unos a?os. ¡°Pagu¨¦ taxis y parqueros (valet parking) con un billete de un d¨®lar, cuando la tarifa de un estacionamiento formal costaba 6.000 bol¨ªvares y el d¨®lar en el mercado negro estaba a 120.000 bol¨ªvares. Lo del taxi fue porque lo pedimos con la aplicaci¨®n Nekso y la tarjeta no pasaba, le dimos 1 d¨®lar al conductor por una carrera corta y lo acept¨® feliz¡±.
Tras 15 a?os de control de cambio y de que se establecieran como delito las transacciones con d¨®lares adquiridos fuera del mercado oficial ¡ªhasta el punto de que se prohibi¨® publicar la tasa y se bloquearan m¨¢s de un millar de p¨¢ginas web por difundir el precio del d¨®lar¡ª los billetes con las caras de George Washington, Abraham Lincoln o Benjam¨ªn Franklin se han convertido en un medio de pago habitual en Venezuela, donde hay que hacer largas filas para sacar bol¨ªvares?del cajero que siempre ser¨¢n insuficientes para llevarle el paso a la hiperinflaci¨®n.
En varios centros comerciales de Caracas hay tiendas que ya ofrecen sus productos en d¨®lares. Karla Coronado buscaba hace una semana unos zapatos deportivos y recorriendo tiendas encontr¨® un par por 67 d¨®lares, marcados as¨ª. Los vendedores ofrec¨ªan la posibilidad de hacer el pago en bol¨ªvares a la tasa de cambio del mercado paralelo, pero pagando m¨¢s una comisi¨®n adicional de 10% por ser bol¨ªvares, por lo que terminar¨ªa pagando 18 millones de bol¨ªvares. El equivalente a 22 salarios m¨ªnimos. ¡°La econom¨ªa est¨¢ hecha un desastre, realmente me impact¨® mucho ver las etiquetas marcadas en d¨®lares. Esto es imposible¡±.
Dif¨ªcil de medir
En un pa¨ªs donde casi todo se importa, el d¨®lar marca el paso de la econom¨ªa. La restricci¨®n casi total del acceso a divisas preferenciales a trav¨¦s del Estado ha empujado a los comerciantes al mercado paralelo para intentar mantener los inventarios. Si bien desde hace unos a?os bienes inmuebles y autom¨®viles se transan en d¨®lares en muchos casos, para proteger los grandes patrimonios de las devaluaciones, la p¨¦rdida dram¨¢tica del valor de la moneda venezolana ha llevado al d¨®lar a casi cualquier operaci¨®n de compraventa de la vida cotidiana. Nadie quiere tener bol¨ªvares.
¡°En hiperinflaci¨®n la moneda local pierde todo valor y uso, ya no sirve como medio de pago ni como referencia de valor. Es por eso que la gente comienza a usar otras monedas estables, como el d¨®lar, para fijar precios y realizar transacciones. Si la econom¨ªa colapsa, no hay producci¨®n, el precio en d¨®lares (o cualquier otra referencia estable) aumenta por la baja oferta. Esto es independiente de la inflaci¨®n que hay en bol¨ªvares por la p¨¦rdida de su valor. Lo mismo ocurre si la econom¨ªa se va cerrando al comercio y cada vez tiene costos m¨¢s altos en d¨®lares para importar¡±, explica Alberto Cavallo, profesor e investigador de Econom¨ªa Aplicada del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en ingl¨¦s)?que est¨¢ al frente de una investigaci¨®n sobre la inflaci¨®n en Venezuela: The Billion Prices Project (el Proyecto del Bill¨®n de Precios) para ensayar, con ayuda de aplicaciones tecnol¨®gicas, nuevos m¨¦todos de medici¨®n de la inflaci¨®n, un indicador vital para el buen metabolismo de las econom¨ªas.
Cavallo y su equipo trabajan en pa¨ªses con sistemas anticuados, como la recolecci¨®n de precios anaquel por anaquel, a la imagen y semejanza de la t¨¦cnica que se sigue en EE UU y en otros donde los Gobiernos han ocultado o maquillado las cifras oficiales como Argentina, donde los investigadores desde la era de los Kirchner construyeron un indicador basado en los cat¨¢logos en l¨ªnea de los productos, o Venezuela, sobre la cual posaron su inter¨¦s a mediados del a?o pasado.
Ante la falta de cifras oficiales y de cat¨¢logos de tiendas en l¨ªnea, en Venezuela el proyecto se sirve de voluntarios que recaban los productos y documentan con fotograf¨ªas la variaci¨®n semana a semana. Los gr¨¢ficos que est¨¢n disponibles en la web inflacionverdadera.com muestran la aceleraci¨®n de los precios de los ¨²ltimos meses: de inflaciones menores al 20% mensual, cuando comenzaron a medir en mayo de 2017, se pas¨® a cerca del 100% al cierre del a?o. Esto es lo que ha marcado la dolarizaci¨®n de un sector de la poblaci¨®n.
¡°La alta frecuencia de nuestros datos sirve para seguir de cerca la evoluci¨®n de los precios. Pero al mismo tiempo hay mucha volatilidad. Sobre todo porque hay muchos productos fuera de stock, que nuestros recolectores no encuentran en los anaqueles. En principio, esos productos no afectan nuestras estad¨ªsticas hasta que vuelven a aparecer, y los saltos en las estimaciones del ¨²ltimo mes pueden cambiar mucho¡±, a?ade Cavallo.
Una ¨¦lite
Profesionales y comerciantes, y la enorme cantidad de venezolanos que han emigrado y comienzan a enviar remesas a sus familias en el pa¨ªs, soportan esta econom¨ªa dolarizada. Daniel Fern¨¢ndez es desarrollador web y tiene ingresos en moneda extranjera por sus trabajos freelance. Su ventaja sobre el venezolano com¨²n, le permiti¨® pagar recientemente unos nuevas gafas por 70 d¨®lares y hacer el cambio de aceite de su coche por 35 en dos negocios en Caracas.
La distorsi¨®n de la econom¨ªa comienza a crear una nueva ¨¦lite entre quienes tienen d¨®lares en su billetera y quienes no, pues la mayor parte de la poblaci¨®n percibe salario m¨ªnimo e ingresos en bol¨ªvares; el 82% de los venezolanos vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado que la inflaci¨®n cerrar¨¢ este a?o por encima del 13.000% y ha pintado un delicado panorama de contracci¨®n econ¨®mica ante la reducci¨®n de los ingresos petroleros por la abrupta ca¨ªda de la producci¨®n que ha tenido la industria por malos manejos y corrupci¨®n.
Seg¨²n la mayor¨ªa economistas, una reforma monetaria, la eliminaci¨®n de control de precios y cambio y el recorte del gasto fiscal son urgentes ante el escenario de mayor empobrecimiento que se avecina. Al contrario, un Maduro investido de candidato presidencial en unas elecciones que no cuentan con el respaldo de la comunidad internacional, ha aprobado esta semana la entrega de nuevas bonificaciones?a trav¨¦s del carnet de la patria?por valor de 5,6 billones de bol¨ªvares. Esta medida obligar¨¢ a acelerar el ritmo de impresi¨®n de dinero por parte del Banco Central de Venezuela: m¨¢s gasolina al incendio de la hiperinflaci¨®n.
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