La vida en un cuarto de 12 metros cuadrados en M¨¦xico
En el pa¨ªs 34 millones de personas habitan en casas construidas con materiales precarios o en espacios tan reducidos que impiden una vida digna
Patricia Santiago est¨¢ sentada frente a una peque?a mesa de manteles claros hasta la que llegan las r¨¢fagas de un sol brillante que barniza las peque?as casas de La Cuesta, un asentamiento irregular del Estado de M¨¦xico. La joven cuenta los or¨ªgenes de la colonia que surgi¨® a la par del nuevo milenio y dirige la vista al piso de cemento que recubre su casa para se?alar con su dedo ¨ªndice el motivo del problema que les ha impedido el progreso en esta tierra a la que se aferran y han defendido sin tregua desde que ella era una ni?a.
¡ªAqu¨ª debajo pasan unos ductos de Pemex (petr¨®leos mexicanos) y nos dicen que no pueden rascar para ponernos agua o drenaje porque es riesgoso ¡ªcuenta la joven de 30 a?os y temple pausado.
El barrio donde ella vive se ubica en Ecatepec, el municipio m¨¢s grande de la entidad m¨¢s poblada del pa¨ªs. Ah¨ª, en La Cuesta, viven unas 130 familias distribuidas en unas 80 casas construidas sobre un terreno rocoso, donde no hay pavimentaci¨®n ni servicios p¨²blicos. La colonia donde vive Patricia es catalogada por las autoridades como un conglomerado irregular donde las personas ocupan el suelo sin autorizaci¨®n y al margen de los planes de desarrollo urbano. El crecimiento de estos asentamientos se acent¨²a porque la poblaci¨®n de bajos ingresos carece de medios para acceder al mercado formal de vivienda y la ¨²nica alternativa de suelo barato que se puede obtener es en las zonas no permitidas para el uso habitacional.
En La Cuesta las casas son producto de la autoconstrucci¨®n, el proceso mediante el cual una familia o un grupo de vecinos se aboca a edificar su propia vivienda, avanzando en la medida que disponen de recursos. ¡°La falta de capacitaci¨®n de las personas que construyen el hogar, deriva en viviendas deficientes, donde el uso de ciertos materiales o formas de construcci¨®n pueden ser da?inos para la salud y hay mala administraci¨®n del espacio¡±, se expone en un estudio gubernamental sobre la vivienda.
Patricia, su esposo y sus dos peque?os hijos viven con sus pap¨¢s en una casa compuesta por dos cuartos de unos doce metros cuadrados cada uno. Ah¨ª tambi¨¦n habita su hermana Ana Silvia, su esposo y su ni?o de 6 a?os. En la primera habitaci¨®n ¡ªhecha con tarimas (tablas) y tapizado con cart¨®n pintado de blanco¡ª hay una mesa con un par de sillas y los electrodom¨¦sticos b¨¢sicos. En la esquina hay una cama y del techo cuelgan unas cortinas que ahora est¨¢n atadas pero que en la noche se deslizan para simular una habitaci¨®n privada. En el segundo cuarto hay dos camas, tambi¨¦n separadas por unas telas, que se reparten las dos hermanas con sus esposos y sus hijos.
¡ªEs dif¨ªcil porque cada familia quiere su espacio y su privacidad, sobre todo cuando los ni?os van creciendo. Mi ni?a me dice que quiere un cuarto para ella solita y hay veces que quiere escuchar la m¨²sica a todo volumen, pero a su t¨ªa le molesta porque despierta al otro ni?o ¡ªejemplifica Patricia con un dejo de resignaci¨®n en sus palabras.
Las condiciones en las que vive esta familia ejemplifican el rezago habitacional. En M¨¦xico 34 millones de personas residen en viviendas con hacinamiento (cuando en un cuarto viven m¨¢s de dos personas) o casas construidas con materiales deteriorados o deficientes como cart¨®n, l¨¢mina, carrizo o palma, seg¨²n el ¨²ltimo diagn¨®stico elaborado por el Centro de Investigaci¨®n y Documentaci¨®n de la Casa y la Sociedad Hipotecaria Federal difundido en 2016. Las entidades con el mayor rezago son Veracruz, Chiapas, Estado de M¨¦xico, Oaxaca y Baja California.
A pesar de que en M¨¦xico se incluy¨® hace m¨¢s de 30 a?os en la Constituci¨®n el derecho de los ciudadanos a una vivienda digna y decorosa, lo que ha prevalecido es el concepto de la vivienda como mercanc¨ªa, explica Daniel Rodr¨ªguez Vel¨¢zquez, experto en temas de ordenamiento territorial y desarrollo regional. ¡°En un pa¨ªs pobre esa idea no funciona porque no contamos con altos niveles de ingreso ni estabilidad en el empleo, si estuvi¨¦ramos en Suiza o Islandia s¨ª funcionar¨ªa el mercado¡±, expone.
Las problemas de vivienda en la capital
Desde que Juana Arce tiene memoria ha vivido en espacios tan peque?os que ni siquiera se ha atrevido a imaginar c¨®mo ser¨ªa la vida en una casa de m¨¢s de 16 metros cuadrados. Su vivienda, una construcci¨®n de dos cuartos con paredes rosas, est¨¢ ubicada en un callej¨®n de la delegaci¨®n Miguel Hidalgo en la Ciudad de M¨¦xico. Los muros antes eran de l¨¢minas, pero luego fueron reemplazados por ladrillos. El piso de tierra lo recubrieron con cemento que les otorg¨® un programa del gobierno federal. El techo es de asbesto y de retazos de lonas que han pepenado tras las campa?as electorales. La vida de Juana transcurre en dos habitaciones de unos 12 metros cuadrados donde se acomoda con su esposo, sus tres hijos y sus dos nietos a realizar las actividades cotidianas: desayunar, almorzar y ver televisi¨®n. En la noche, los siete integrantes de la familia, comparten una habitaci¨®n donde hay dos camas: una matrimonial y una litera.
¡ªAhora s¨ª que aqu¨ª nos toc¨® vivir y qu¨¦ le vamos hacer ¡ªdice la mujer de 63 a?os con el semblante consumido por los a?os. Frente a ella, su esposo Jos¨¦ Manuel Ortiz desv¨ªa la mirada con timidez y cuenta que no tiene un empleo formal porque las empresas no contratan hombres mayores. Antes laboraba de chofer en una lavander¨ªa y ahora realiza trabajos de herrer¨ªa y mec¨¢nica.
¡ªS¨ª nos gustar¨ªa hacer la casa m¨¢s grande para acomodarnos mejor, pero c¨®mo, si apenas nos alcanza para comer ¨Cafirma la mujer que repasa la vivienda con la mirada mientras enumera los cambios que le ha ido haciendo.
¡ªAntes estaba todav¨ªa m¨¢s chiquita y era de cart¨®n ¡ªinterviene Jos¨¦ mientras palpa con las manos las paredes. ¡ªCuando hay campa?as si apoyamos a alg¨²n partido nos dan pintura o laminas y ah¨ª es cuando hemos aprovechado para hacerle mejoras¡ªadmite con verg¨¹enza.
La vivienda la hered¨® Juana de su madre, quien invadi¨® el predio hace m¨¢s de 50 a?os. Cuando ella y Jos¨¦ se casaron, se mudaron ah¨ª: un cuarto construido con materiales de desecho sobre un callej¨®n oscuro, donde compartieron el breve refugio con el resto de la familia. Pronto llegaron los hijos y las deudas, y el sue?o de independizarse nunca se cumpli¨®. Al callej¨®n, con el paso de los a?os, lleg¨® la electricidad y el pavimento. ¡°Aqu¨ª por lo menos no pagamos renta. V¨¢yase unas cuadras m¨¢s all¨¢ y ver¨¢ que hay rentas de miles de pesos¡±, dice uno de los hijos.
El callej¨®n de San Juanico contrasta con las amplias avenidas que enmarcan la delegaci¨®n Miguel Hidalgo. A tres kil¨®metros de ah¨ª se encuentra Polanco, una de las colonias m¨¢s exclusivas de la Ciudad de M¨¦xico, que alberga las tiendas de ropa m¨¢s caras, importantes centros de negocio y las oficinas de las embajadas extranjeras. La Miguel Hidalgo ¨Cla misma demarcaci¨®n que alberga el modesto barrio de Juana y el imponente Polanco-- es una las localidades del pa¨ªs con el mayor ¨ªndice de desarrollo humano, una medici¨®n que realiza la ONU para calcular el bienestar y el progreso de las personas.
El caso de Flora es un ejemplo de la desigualdad que impera en el pa¨ªs. Mientras ella subsiste en una peque?a casa, a unos metros de ah¨ª hay complejos de edificios totalmente equipados donde la renta de un departamento cuesta hasta 50.000 pesos (unos 2.700 d¨®lares) mensuales.
En la Ciudad de M¨¦xico, una de las urbes m¨¢s pobladas del mundo,las causas del rezago habitacional son variadas. De acuerdo a un estudio realizado por el Grupo de Economistas y Asociados (GEA) los hogares con bajos ingresos y en situaci¨®n de pobreza son los que tienen mayor probabilidad de habitar en viviendas en estado precario porque el acceso a un financiamiento para comprar una casa es muy reducido para ellos. Adem¨¢s existe un alto costo en la oferta de vivienda en la capital, debido a que el mercado de casas de inter¨¦s social es bastante reducido. Los cr¨¦ditos otorgados por los institutos de vivienda enfocados al sector de ingresos popular y bajo se ejercen mayormente fuera de la capital debido a que los costos son m¨¢s bajos en los estados cercanos.
La poblaci¨®n de bajos recursos no cuenta con la capacidad econ¨®mica ni tiene el acceso al cr¨¦dito para la adquisici¨®n de las viviendas al precio que los constructores est¨¢n dispuestos a venderlas, se expone en un an¨¢lisis elaborado por el Instituto de Vivienda de la Ciudad de M¨¦xico. ¡°Esto ocasiona que exista un d¨¦ficit habitacional permanente y acumulativo¡±, se destaca.
Las consecuencias del hacinamiento
El hacinamiento trae una serie de problemas familiares que se reflejan en el retraso de los ni?os en la escuela, maltrato infantil, estr¨¦s, tensi¨®n, rompimiento familiar, ansiedad, depresi¨®n, falta de privacidad y patrones de sue?o irregulares, se expone en un estudio sobre vivienda. Tambi¨¦n ocasiona condiciones insalubres que acarrea problemas de salud. entre los que se encuentran las afecciones en la piel, accidentes dom¨¦sticos, enfermedades gastrointestinales, parasitarias, envenenamientos por plomo, des¨®rdenes neurocunductuales, y condiciones respiratorias relacionadas con el ambiente.
La falta de acceso a una vivienda digna y adecuada tiene una serie de efectos negativos que impactan en la calidad de vida de los hogares, dice el doctor en Ciencias Sociales, Rodr¨ªguez Vel¨¢zquez.?¡°Los espacio para comer, para la intimidad, para descansar, son tan reducidos que es una vida de casi estar encimados. Esto genera din¨¢micas de conflicto¡±, detalla. Otro problema que acarrea vivir en colonias de las periferias es el desgaste de los traslados. ¡°Por la saturaci¨®n (vehicular) hay gente que tarda dos o tres horas para llegar al centro de trabajo o la escuela, como ocurre en el valle de M¨¦xico. Al d¨ªa se les van cuatro, cinco horas de su vida y llegan a sus hogares con la tensi¨®n, cansados y sin ganas de convivir¡±.
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