El nuevo poder ¡®afilado¡¯
Los polit¨®logos acu?an el concepto de ¡®sharp power¡¯ para describir las nuevas t¨¦cnicas de interferencia de Rusia y China.
El gur¨² de Harvard que consagr¨® la distinci¨®n entre poder duro (hard power) y poder blando (soft power) hace un cuarto de siglo acaba de dar su bendici¨®n al concepto de moda que describe el comportamiento de las grandes potencias autoritarias para influir en los destinos del mundo. En un art¨ªculo titulado?C¨®mo el poder afilado (sharp power) amenaza al poder blando, publicado en enero en la p¨¢gina digital de la revista estadounidense Foreign Affairs, Joseph Nye, uno de los polit¨®logos m¨¢s influyentes y prestigiosos del mundo, define esta nueva modalidad de hegemon¨ªa como "una forma enga?osa de informaci¨®n para prop¨®sitos hostiles" y la relaciona con "un tipo de guerra informativa librada por los poderes autoritarios actuales, especialmente China y Rusia".
La idea de un poder afilado incluye un regreso a las t¨¦cnicas de propaganda y de manipulaci¨®n de la Guerra Fr¨ªa, con el a?adido de la velocidad, el alcance global y la extrema intensidad de los ataques que aportan las nuevas tecnolog¨ªas. As¨ª como la distinci¨®n entre poder blando y poder duro fue de gran utilidad durante el interregno de la globalizaci¨®n feliz, entre 1989 y la crisis financiera de 2008, este nuevo concepto, que denota una acci¨®n penetrante, perforadora y disruptiva, se adapta muy bien a la actual ¨¦poca de repliegue nacionalista, de viraje iliberal en las democracias y de ascenso de personalidades autoritarias en numerosos pa¨ªses, especialmente en Rusia y China.
La militarizaci¨®n de la informaci¨®n forma parte de las guerras h¨ªbridas que permiten conquistas sigilosas, como la de Putin en Crimea
Nye defini¨® el poder blando como la capacidad de dominar por el ejemplo, la atracci¨®n cultural y la difusi¨®n de los valores propios, un concepto nada ajeno a la idea de hegemon¨ªa cultural del comunista italiano Antonio Gramsci, que es alternativo al uso de la coerci¨®n militar o econ¨®mica caracter¨ªstica del poder duro. El veterano polit¨®logo, que ha ocupado altos cargos en la Administraci¨®n del presidente Clinton, acu?¨® tambi¨¦n el concepto de smart power o poder inteligente, sabia y proporcionada utilizaci¨®n del poder duro y el poder blando con la que Hillary Clinton quiso describir la acci¨®n de la superpotencia durante su mandato como secretaria de Estado, entre 2009 y 2013.
Ahora, Nye ha consagrado este nuevo concepto, acu?ado propiamente por Christopher Walker y Jessica Ludwig, dos polit¨®logos del National Endowment for Democracy, en un ensayo titulado Del poder blando al poder afilado. La creciente influencia del autoritarismo en el mundo democr¨¢tico, en el que se?alan que las dificultades de pa¨ªses como Rusia y China para sacar rendimientos de su escaso poder blando a la hora de difundir sus ideas y valores les est¨¢ conduciendo a estas nuevas formas m¨¢s agresivas, propias de una nueva guerra fr¨ªa y destinadas a desprestigiar y perturbar los sistemas democr¨¢ticos. Tanto Mosc¨² como Pek¨ªn apenas han podido sacar partido de estas ofensivas de seducci¨®n, sus intentos de "compartir ideas alternativas" o de "ampliar el debate" a trav¨¦s de la cultura, los think tanks y los medios. Han sido m¨¢s eficaces, en cambio, en la propaganda negativa, la manipulaci¨®n y la infiltraci¨®n.
Seg¨²n Walker y Ludwig, el principal instrumento del poder afilado chino son los institutos Confucio, caracterizados por la opacidad, la disciplinada obediencia al poder pol¨ªtico y su ignorancia de la libertad de expresi¨®n en los campus universitarios. Los autores atribuyen similares caracter¨ªsticas a Russia Today, la cadena global de televisi¨®n. Ambas potencias aprovechan de forma asim¨¦trica la apertura y la libertad de expresi¨®n en el mundo occidental mientras mantienen las barreras internas a los medios y las ideas occidentales.
Es discutible, sin embargo, que algunas de las consideraciones que los autores aplican a Rusia y China respecto al poder afilado no puedan aplicarse a otras latitudes e incluso a fen¨®menos como los populismos en los pa¨ªses democr¨¢ticos, incluso a los Estados Unidos de Donald Trump o el Reino Unido del Brexit, donde las campa?as de propaganda y el uso de las redes sociales se han caracterizado por el uso de medios muy similares como son las fake news.
En el caso de las dos potencias, aseguran, no se trata tanto de "convencer al mundo de que sus sistemas autocr¨¢ticos son atractivos por derecho propio, como comprobar que pueden alcanzar sus objetivos presentando a las democracias como menos atractivas".
La militarizaci¨®n de la informaci¨®n forma parte de las guerras h¨ªbridas que permiten conquistar territorios sigilosamente, como Putin ha hecho con Crimea o Xi Jinping est¨¢ haciendo en los islotes del mar del Sur de China, mediante el uso de milicias camufladas en un caso o barcos de pesca en el otro, de forma que se obtienen los objetivos militares propuestos y a la vez se sortean las incomodidades que impone el orden internacional.
Tambi¨¦n pertenecen a estas hibridaciones del poder duro actuaciones como los ataques qu¨ªmicos en Salisbury, realizadas en el mejor de los casos por agentes formalmente fuera de control del Gobierno ruso, seg¨²n la hip¨®tesis esgrimida por la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May. O los ciberataques de hackers rusos a redes de electricidad y agua o plantas nucleares de Europa y Estados Unidos que acaba de denunciar el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
La discusi¨®n sobre el nuevo concepto no es una cuesti¨®n meramente acad¨¦mica. Entre otras razones porque llega en el punto ¨¢lgido del ascenso de dos personalidades autoritarias en dos potencias globales, como Xi Jinping, que acaba de acceder a la presidencia vitalicia, y Vlad¨ªmir Putin, que se dispone a iniciar un nuevo tramo de seis a?os en el poder, tras las elecciones sin posibilidad de alternancia de hoy domingo.
Junto a la construcci¨®n conceptual, aparece el problema que plantea a los Gobiernos y pa¨ªses atacados respecto al tipo de reacci¨®n que exigen tales ofensivas. Los ataques h¨ªbridos y de autor difuso afectan especialmente al sentido de vulnerabilidad de quienes son sus v¨ªctimas, que se enfrentan con la dificultad de identificar claramente al enemigo, y acertar en las armas para defenderse.
Joseph Nye recomienda evitar las sobrerreacciones y las tentaciones de imitar a los adversarios. "Distinguir la l¨ªnea divisoria entre el poder blando y el poder afilado online se ha convertido en una tarea no solo para los Gobiernos y los medios, sino tambi¨¦n para el sector privado", asegura. El polit¨®logo de Harvard tambi¨¦n se?ala la ausencia de estrategias de defensa y de resistencias a los ataques por parte de los pa¨ªses occidentales y propugna el mantenimiento de la apertura de nuestras sociedades y de su capacidad para atraer y persuadir como mejor arma de defensa.
El poder afilado significa la militarizaci¨®n y destrucci¨®n del poder blando que Nye supo definir cuando el mundo sal¨ªa de la Guerra Fr¨ªa y albergaba esperanzas de un nuevo orden mundial regido por el derecho, la cooperaci¨®n y las instituciones. Desvanecido aquel sue?o, regresan afiladas para el combate unas armas que ahora ya no necesitan ser de acero para horadar las sociedades que atacan.
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