La posible excarcelaci¨®n de represores tensa el 42¡ã aniversario del golpe en Argentina

Por primera vez en 42 a?os, Argentina conmemora este s¨¢bado un aniversario de su ¨²ltimo golpe de Estado sin ninguno de los dictadores vivos. El ¨²ltimo, Reynaldo Bignone, falleci¨® a los 90 a?os hace tan s¨®lo tres semanas. Sin embargo, numerosos altos cargos y figuras destacadas del r¨¦gimen que impuso el terror entre 1976 y 1983 permanecen entre rejas y la posibilidad de que sean excarcelados por motivos de salud ha generado una enorme pol¨¦mica en los d¨ªas previos a la movilizaci¨®n en las calles. Las convocatorias para este 24 de marzo instan a marchar contra eventuales liberaciones de genocidas.

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Muere Reynaldo Bignone, el ¨²ltimo dictador argentino

Alfredo Astiz, uno de los m¨¢s crueles represores argentinos: ¡°Nunca voy a pedir perd¨®n¡±

Miles de argentinos reivindican la cifra oficial de desaparecidos: ¡°Fueron 30.000¡±

Miguel Etchecolatz, uno de los torturadores m¨¢s despiadados del r¨¦gimen, obtuvo la prisi¨®n domiciliaria el pasado diciembre. Tras meses de marchas, escraches y mensajes de repudio en las redes sociales, la Justicia se la revoc¨® el lunes pasado. Pero s¨®lo un d¨ªa despu¨¦s, el portal Infobae difundi¨® una lista elaborada por el Servicio Penitenciario Federal (SPF), del que dependen los presos por delitos de lesa humanidad, en la que figuraba Alfredo Astiz entre los reos susceptibles de abandonar la c¨¢rcel y optar a m¨¦todos alternativos de privaci¨®n de libertad. Astiz, conocido como El ?ngel de la muerte, cumple cadena perpetua por haberse infiltrado en las Madres de Plaza de Mayo para asesinar a sus fundadoras, entre muchos otros cr¨ªmenes.

Fuentes oficiales aclararon a EL PA?S que el SPF elabora peri¨®dicamente listados para la Justicia de aquellas personas que cumplen requisitos legales para ser excarceladas, como padecer enfermedades terminales, ser mayores de 70 a?os, ser discapacitados o tratarse de internas embarazadas y/o con hijos de hasta diez a?os. Seg¨²n las fuentes, la inclusi¨®n de Astiz estuvo motivada por el c¨¢ncer de pr¨®stata que padece, pero en ning¨²n caso puede tomarse como una recomendaci¨®n gubernamental para que salga de prisi¨®n. En las redes sociales, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, expres¨® su rechazo a que los tribunales concedan la prisi¨®n domiciliaria a este represor que hace meses volvi¨® a demostrar su falta de arrepentimiento al declarar ante un tribunal: "Nunca voy a pedir perd¨®n por defender a mi patria".

La versi¨®n oficial no satisface a la mayor¨ªa de referentes de derechos humanos en Argentina. La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto calific¨® de "provocaci¨®n" la aparici¨®n de Astiz en una lista de posibles reos excarcelados a pocos d¨ªas del 24 de marzo, fecha del aniversario del golpe de 1976 contra Isabel Per¨®n. Carlotto pidi¨® asegurarse que su enfermedad no es fingida, tal y como han hecho otros represores. "Uno podr¨ªa entender que se los lleve para morir en su cama, pero estos personajes son tan mentirosos que habr¨ªa que probar con m¨¦dicos especializados que se van a morir en unos d¨ªas", advirti¨® en di¨¢logo con una radio local.

El premio Nobel de la Paz, P¨¦rez Esquivel fue a¨²n m¨¢s tajante: "No se le puede dar libertad a quienes cometieron delitos de lesa humanidad". Tanto la organizaci¨®n H.I.J.O.S., que aglutina a hijos de desaparecidos, como Historias desobedientes, un colectivo que da cobijo a hijos, nietos y familiares de represores que repudian las atrocidades perpetradas por sus padres, coincidieron en exigir que la c¨¢rcel sea "el ¨²nico lugar para los genocidas". La voz disidente fue la de la activista de derechos humanos y exministra Graciela Fern¨¢ndez Meijide, quien se mostr¨® partidaria de que Astiz sea beneficiado con la prisi¨®n domiciliaria al considerar que "hasta el peor enemigo tiene derechos".

Los organismos de derechos humanos no forman un frente ¨²nico, pero han acercado posiciones tras sucesivos encontronazos con el Gobierno de Mauricio Macri. "Fueron 30.000", gritaron decenas de miles de personas en Buenos Aires hace un a?o, en respuesta al presidente, que hab¨ªa cuestionado la cifra de desaparecidos. Doce meses despu¨¦s, una multitud volver¨¢ a salir ma?ana a las calles para exigir que no se d¨¦ "ni un paso atr¨¢s" en la lucha por la memoria, verdad y justicia. Ver a los condenados por cr¨ªmenes de lesa humanidad cumplir su pena fuera de la c¨¢rcel va para muchos en direcci¨®n contraria al largo camino recorrido por Argentina contra la impunidad.