Little LA, el voto de los invisibles
Miles de mexicanos que conviven en un barrio de la capital de su pa¨ªs despu¨¦s de ser deportados votar¨¢n por primera vez, sin representaci¨®n pol¨ªtica ni apoyo de las autoridades
¡°No somos ni de aqu¨ª, ni de all¨¢¡ entonces, ?de d¨®nde somos?¡±, reflexiona Jamie Leyva y se queda callada un momento. Tiene 22 a?os, naci¨® en M¨¦xico, pero ha vivido en Estados Unidos casi toda su vida. En Iowa, en Nueva York, en Illinois, en Wisconsin. Siempre sigilosamente, sin papeles. Pese a ser una alumna del cuadro de honor, Jamie dej¨® de estudiar para trabajar en una f¨¢brica de bolsas de pl¨¢stico hasta que una redada migratoria la oblig¨® a regresar junto a sus padres y a su hermano. ¡°No conoc¨ªa la cultura, no sab¨ªa qui¨¦n era Benito Ju¨¢rez ni Pancho Villa, no conoc¨ªa el himno nacional¡±, recuerda. Ella, como muchos de los cientos de miles de mexicanos repatriados, votar¨¢ el pr¨®ximo 1 de julio por primera vez.
¡°Despu¨¦s de tantos a?os, mi opini¨®n va a contar y por fin voy a ser parte de las decisiones pol¨ªticas de mi pa¨ªs¡±, dice emocionada y despu¨¦s matiza. ¡°Pero mi familia y mis amigos me desaniman, me dicen que para qu¨¦ voto si todos los pol¨ªticos son rateros¡±, cuenta entre risas. Es una tarde calurosa en el peque?o Los ?ngeles o Little LA, como lo llaman miles de binacionales que han recorrido sus calles en los ¨²ltimos a?os. El barrio, en el centro de la capital mexicana, se ha convertido en un refugio de los mexicoamericanos, atra¨ªdos primero por call centers que capitalizan sus talentos biling¨¹es y despu¨¦s por una comunidad que ya no se escandaliza por el spanglish, los pantalones bombachos ni los tatuajes. ¡°Aqu¨ª nos sentimos m¨¢s c¨®modos, podemos ser nosotros mismos¡±, comenta Abraham Quintero, que pas¨® 17 de sus 23 a?os en Indiana.
Little LA no es un gueto de expatriados. No afloran los letreros en otros idiomas ni los productos importados. No est¨¢ habitado ni es frecuentado por extranjeros. Es una comunidad de mexicanos que asume una identidad propia y que comparte experiencias y obst¨¢culos que se han cruzado por su camino. Es un espacio para los que se fueron y regresaron.
'We are doomed', da igual qui¨¦n gane o pierda, no creo que vaya a cambiar nada
En el peque?o Los ?ngeles tampoco hay gran entusiasmo por la pol¨ªtica. ?Puede cambiar algo en el pa¨ªs del que se fueron para buscar m¨¢s oportunidades? ¡°El PRI, el PAN, Morena son lo mismo, uno que no anda en la pol¨ªtica tiene que seguir con lo suyo y luchar, ni modo escribir una carta al presidente contando que tienes problemas¡±, dice desanimado Rodolfo Garc¨ªa, que alterna su trabajo en el call center con los puestos de su familia en el barrio bravo de Tepito para salir adelante. ¡°We are doomed, da igual qui¨¦n gane o pierda, no creo que vaya a cambiar nada, solo escucho cosas malas de todos los candidatos¡±, confiesa Alejandra Mart¨ªnez, de 29 a?os, con un ligero acento texano.
¡°Habla en espa?ol, ve el nopal que tienes en la frente, son todos unos vagos, pandilleros; en la era Donald Trump los que est¨¢n all¨¢ tienen que aguantar a muchos hillbillies, rednecks y gente racista, pero los que regresamos tenemos que lidiar con los mismos comentarios en M¨¦xico¡±, explica Israel Concha, fundador de New Comienzos, una asociaci¨®n que ha tomado el liderazgo en el apoyo a los binacionales. Tan solo en Estados Unidos hay 20 millones de votantes potenciales, un colectivo que inclinar¨ªa la balanza a favor de cualquier candidato en M¨¦xico, pero que en los hechos solo se ha materializado en menos de 100.000 electores que viven en el extranjero. La cifra es inferior a los 152.000 mexicanos que fueron deportados tan solo entre enero y noviembre del a?o pasado.
Hasta febrero pasado, los mexicoamericanos no hab¨ªan tenido ning¨²n representante migrante en la arena pol¨ªtica del pa¨ªs. El primero, el diputado Salvador Garc¨ªa de Movimiento Ciudadano, lleg¨® a una curul en el Congreso como suplente en medio de la desbandada de congresistas que buscaban nuevos cargos p¨²blicos. ¡°No se ha hecho lo suficiente para apoyar a los dreamers y a los repatridos, nos sentimos enga?ados por el Gobierno federal y local, jam¨¢s hemos tenido su apoyo, solo cacaraquean y al final del d¨ªa, nada¡±, reclama Concha, que participar¨¢ por primera vez en una elecci¨®n a los 38 a?os, 20 por encima de la edad legal para votar. A¨²n no sabe por qui¨¦n. ¡°No he escuchado de ning¨²n candidato propuestas para los migrantes, solo pedimos una oportunidad¡±, se?ala.
Algunos ya han tomado su decisi¨®n. ¡°Voy a votar por L¨®pez Obrador, ¨¦l ha luchado por tener una oportunidad y creo que se la merece¡±, afirma Frank Hern¨¢ndez, de 34 a?os, que trabaja en una peluquer¨ªa que se ha convertido en un s¨ªmbolo de Little LA. ¡°Creo que a Anaya le falta experiencia y no me llama la atenci¨®n¡±, agrega antes de mostrar los tatuajes de sus cinco hijos que a¨²n viven del otro lado de la frontera. A la m¨¢s chica no la conoce, solo la ha visto en fotos. ¡°Llegas y no tienes nada, me cost¨® mucho trabajo sacar mis documentos, a pesar de que era mexicano¡±, comenta Frank, que a¨²n considera volver a Chicago.
¡°Voy a votar por ya sabes qui¨¦n, ¨¦l dice que no nos va a robar y ya tiene una idea de c¨®mo va a gobernar¡±, dice entre risas Oswaldo B¨¢ez, de 25 a?os, apostado en la entrada de la peluquer¨ªa. Oswaldo dice que el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto estuvo bien, pero que es hora de un cambio. ¡°La naci¨®n est¨¢ muy enojada con todos los partidos y no ser¨¢ f¨¢cil que un pol¨ªtico traicione al pa¨ªs otra vez¡±, cuenta en tono aguerrido, mientras el sol se pone en Little LA, al pie del monumento a la Revoluci¨®n, en el coraz¨®n de la Ciudad de M¨¦xico. "?Qu¨¦ te puedo decir? Yo estoy aqu¨ª, pero mi pensamiento est¨¢ all¨¢", confiesa Frank antes de volver al trabajo.
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