Condenada a 24 a?os de prisi¨®n la expresidenta de Corea del Sur por el caso de la ¡®Rasputina¡¯
Park Geun-hye ha sido juzgada por un un tribunal de Se¨²l por abuso de poder, coacci¨®n y soborno
La expresidenta de Corea del Sur Park Geun-hye ha sido condenada a 24 a?os de c¨¢rcel tras ser declarada culpable de varios cargos de corrupci¨®n, abuso de poder y coerci¨®n. Con esta sentencia se completa la ca¨ªda de la ¡°princesa de hielo¡±, la hija del exdictador Park Chung-hee, elegida en 2013 como primera mujer jefa de Estado en su pa¨ªs pero que acab¨® destituida por su propio partido conservador hace un a?o entre manifestaciones ciudadanas masivas contra ella y niveles de popularidad por los suelos.
El juez Kim Se-yoon, en el Tribunal del Distrito Central de Se¨²l, ley¨® minuciosamente durante casi dos horas la fundamentaci¨®n del caso, en el que la expresidenta estaba acusada de 18 cargos. Park, que hab¨ªa optado por no estar presente en la sesi¨®n, fue declarada culpable de 16 de ellos, incluido tambi¨¦n la filtraci¨®n de secretos de Estado.
¡°A pesar de todos estos delitos, la acusada neg¨® todos los cargos contra ella, no mostr¨® ning¨²n arrepentimiento y present¨® una actitud incomprensible al echar la culpa a Choi y otros funcionarios¡ No puedo m¨¢s que declarar a la acusada responsable de sus delitos¡±, indic¨® el juez Kim. Este magistrado ya en febrero conden¨® a 20 a?os de c¨¢rcel a Choi Soon-sil, la amiga y confidente de Park apodada la ¡°Rasputina surcoreana¡±, por su papel en la trama de corrupci¨®n.
Adem¨¢s de la sentencia de c¨¢rcel, Park, de 65 a?os, deber¨¢ pagar una multa de 14 millones de euros. La Fiscal¨ªa reclamaba para la exjefa de Estado una pena de treinta a?os de c¨¢rcel y el pago de m¨¢s de cien millones de euros. La expresidenta tiene ahora una semana para apelar, algo que har¨¢ casi con toda seguridad.
En el exterior del tribunal, unos 200 partidarios de la exjefa de Estado se hab¨ªan concentrado con banderas nacionales para expresar su apoyo. En el interior, la lectura de la sentencia se retransmit¨ªa en directo por televisi¨®n -algo muy poco habitual-, debido al gran inter¨¦s p¨²blico.
¡°Esta sentencia representa el severo juicio del tribunal sobre el uso de la posici¨®n presidencial para socavar el orden constitucional, perjudicar el Estado de derecho y obtener beneficios personales de los conglomerados¡±, ha declarado el Partido Dem¨®crata, en el gobierno, tras conocerse la decisi¨®n del juez.
Park estaba acusada de haber cooperado con Choi Soon-sil, empresaria de profesi¨®n, para conceder favores pol¨ªticos a grandes conglomerados empresariales surcoreanos, incluidos los gigantes Samsung y Lotte, a cambio de decenas de millones de d¨®lares.
El caso, una mezcla de alarmantes denuncias de abuso de poder y de revelaciones dignas del culebr¨®n m¨¢s delirante, hab¨ªa generado una enorme atenci¨®n en Corea del Sur, un pa¨ªs donde los sonados esc¨¢ndalos de corrupci¨®n pol¨ªtica no son precisamente algo raro. Pero es que Park no era una presidenta cualquiera. Durante toda su carrera pol¨ªtica hab¨ªa cultivado una imagen de ¡°hija de la naci¨®n¡±, incorruptible y distante, que hab¨ªa renunciado a tener una vida familiar -no se cas¨® nunca, y se hab¨ªa distanciado de sus hermanos- para dedicarse por completo a su pa¨ªs.
Esa imagen se fue quebrando poco a poco. Ya antes de ser elegida, su estrecha relaci¨®n con su confidente Choi y el padre de esta -un extra?o predicador que en los a?os 70 le hab¨ªa convencido de que pod¨ªa ponerla en contacto con su madre muerta- hab¨ªa suscitado dudas. Unas dudas que no har¨ªan sino ir creciendo una vez que lleg¨® al poder.
La trama que le acab¨® costando el puesto y la c¨¢rcel no se destap¨® hasta 2016. La matriculaci¨®n de la hija de Choi en una exclusiva universidad femenina abri¨® las acusaciones de un trato de favor, que empezaron a acumular las sospechas sobre el comportamiento de Choi. El esc¨¢ndalo se multiplic¨® cuando, en octubre de ese a?o, apareci¨® un ordenador antiguo de la empresaria. A trav¨¦s de fotos y documentos archivados quedaba claro hasta qu¨¦ punto ejerc¨ªa influencia sobre Park y las decisiones de Estado pasaban por sus manos, pese a no ostentar ning¨²n cargo p¨²blico.
Choi editaba los discursos de Park en pol¨ªtica nacional o internacional. Seg¨²n ha determinado el juez Kim en su sentencia, ambas establecieron una ¡°lista negra¡± de artistas de ideolog¨ªa progresista a los que se neg¨® la posibilidad de acceder a subvenciones o participar en actuaciones pagadas con fondos p¨²blicos. Y la empresaria actu¨® como intermediaria para presionar a los grandes conglomerados de empresas, los ¡°chaebol¡± que acaparan la mayor¨ªa de la actividad econ¨®mica del pa¨ªs, para que entregaran fondos a cambio de que la presidenta les concediera favores pol¨ªticos.
A medida que se destapaba el esc¨¢ndalo, crec¨ªa la indignaci¨®n en las calles. Las manifestaciones para exigir la dimisi¨®n de Park fueron creciendo en tama?o y se convirtieron en una cita habitual para centenares de miles de personas en todo el pa¨ªs cada fin de semana. La popularidad de la entonces presidenta ca¨ªa al 4%, una cifra sin precedentes en la historia surcoreana.
Con la ciudadan¨ªa en contra, al partido de Park, el Partido de la Libertad de Corea, no le qued¨® m¨¢s que aceptar lo evidente. En diciembre de 2016, la Asamblea Nacional votaba a favor de su destituci¨®n, corroborada por los tribunales tres meses despu¨¦s. En mayo, unas elecciones anticipadas nombraban presidente a Moon Jae-in, del Partido Democr¨¢tico. Para la expresidenta hab¨ªa comenzado su purgatorio personal. Un purgatorio que, a menos que haya apelaci¨®n y le resulte favorable, va a durar 24 a?os m¨¢s.
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