Lula inicia su condena en prisi¨®n en un pa¨ªs dividido
Tras su ¨¦pico discurso en el Sindicato Metal¨²rgico de S?o Bernardo, el expresidente se enfrent¨® en Curitiba a la otra cara de la moneda: los festejos por su encarcelamiento
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El expresidente brasile?o Lula da Silva vivi¨® un d¨ªa agridulce con su hist¨®rico encarcelamiento por corrupci¨®n y lavado de dinero. Despu¨¦s de un ¨¦pico discurso de despedida en el sindicato metal¨²rgico de S?o Bernardo fue ovacionado por los suyos, en el que tal vez sea su ¨²ltimo acto popular. Fue all¨ª donde se encontr¨® una pared humana de gente que le ped¨ªa que no se rindiera a la polic¨ªa. Pero a su llegada a Curitiba, Lula se enfrent¨® a la otra cara de la moneda, con centenas de personas que festejaban en las calles su encarcelamiento.
Curitiba es la ciudad s¨ªmbolo de la operaci¨®n Lava Jato. Fue all¨ª donde se destap¨® la trama de corrupci¨®n de la estatal Petrobras, con el grupo de fiscales comandados por el juez S¨¦rgio Moro, enemigo n¨²mero uno de Lula. ¡°Soy el gran sue?o de Moro¡±, ironiz¨® el expresidente en su ¨²ltimo discurso, improvisado poco antes de entregarse a la polic¨ªa. El acto fue una especie de condici¨®n que el expresidente exigi¨® para ir a la c¨¢rcel.
Frente a las tensiones en que se sumi¨® el pa¨ªs desde que el juez Moro decretara su prisi¨®n el jueves pasado, no cab¨ªa otra salida que aceptar la sentencia. Lula deber¨ªa haberse entregado antes de las cinco de la tarde del viernes (hora local), pero solo cumpli¨® la orden 26 horas despu¨¦s del ultim¨¢tum.
Curitiba se veng¨® un poco de la resistencia de su blanco preferido. Los fuegos y la cacerolada, los golpes a las ollas que se tornaron famosos durante el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, sonaron en varios barrios de la ciudad. ¡°Lula ladr¨®n, tu lugar es la c¨¢rcel¡±, cantaban fren¨¦ticos sus detractores por las calles, incluso con botellas de champagne en la mano, banderas de Brasil y carteles con im¨¢genes de Lula con ropa de preso.
¡°Sabemos que a¨²n faltan muchos pol¨ªticos que deben irse a la c¨¢rcel, como [el presidente Michel] Temer, o A¨¦cio Neves [que compiti¨® con Rousseff en las ¨²ltimas elecciones], pero con Lula ya saciamos nuestra sed de Justicia¡±, dijo Carlos da Silva, de 24 a?os, que protestaba frente al edificio donde Lula ya empez¨® a cumplir su pena de 12 a?os de c¨¢rcel, en un espacio de 15 metros cuadrados.
El joven Silva estaba al lado de otros que, como ¨¦l, atacaban a Lula y alababan a Jair Bolsonaro, un exmilitar conservador y machista, candidato a presidente de Brasil para las elecciones del pr¨®ximo octubre. Bolsonaro va segundo en las encuestas de opini¨®n y tiene mucho inter¨¦s en ver el fin de la carrera pol¨ªtica de Lula, que hoy, ir¨®nicamente, lidera las encuestas.
Al mismo tiempo, fuera de la c¨¢rcel, se concentr¨® una protesta de partidarios del Partido de los Trabajadores, que cantaba: ¡°Lula guerrero del pueblo brasile?o¡±. Ese grupo, sin embargo, fue hostigado por la polic¨ªa de Curitiba con gases lacrim¨®genos y balas de goma cuando lleg¨® el expresidente.
El expresidente se traslad¨® a las instalaciones en helic¨®ptero desde el aeropuerto donde aterriz¨® en un avi¨®n procedente de S?o Paulo. Entre los que tuvieron que correr delante de la polic¨ªa estaba Maiara, de 25 a?os, junto a varios estudiantes. Estaba all¨ª por gratitud a Lula y a sus pol¨ªticas de inclusi¨®n social que, seg¨²n ella, le dieron oportunidad de ser la primera en su familia, de bajos recursos, en entrar en la universidad. Cuando le preguntaron qu¨¦ iba a cambiar con el expresidente en prisi¨®n, entre l¨¢grimas respondi¨®: ¡°Yo soy el sue?o de una vida mejor, pero no s¨¦ cu¨¢nto va a durar. Tendremos que luchar¡±.
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