La odisea judicial de la directora de Amnist¨ªa Internacional en Turqu¨ªa
Idil Eser, en libertad bajo fianza, ha estado cuatro meses entre rejas acusada de tener v¨ªnculos terroristas
La activista Idil Eser (Estambul, 1963) se siente con m¨¢s ganas de disfrutar de la vida que nunca. Tras pasar casi cuatro meses en prisi¨®n provisional, y con un juicio pendiente que podr¨ªa privarle de su libertad durante casi un decenio, la directora de la rama turca de Amnist¨ªa Internacional (AI) asegura que el placer que le producen la m¨²sica, los colores o la naturaleza se ha multiplicado recientemente. Eser considera que las acusaciones relacionadas con terrorismo a las que se enfrenta son "incomprensibles".
El pasado 5 de julio supuso un punto de inflexi¨®n en la vida de Eser. La activista participaba junto a otros nueve defensores de los derechos humanos ¡ªno todos miembros de Amnist¨ªa Internacional¡ª en un taller sobre seguridad digital en la isla de Buyukada, al sur de Estambul, cuando la Polic¨ªa irrumpi¨® en el edificio y los detuvo a todos. Pas¨® m¨¢s de 100 d¨ªas entre rejas, sinti¨¦ndose indefensa al enfrentarse a un auto de procesamiento que considera estramb¨®tico. ¡°Se nos acusa de pertenencia a una organizaci¨®n terrorista, pero no se especifica cu¨¢l. No sab¨ªa qu¨¦ deb¨ªa responder ante el juez porque la imputaci¨®n no se sosten¨ªa¡±, asegura en una entrevista realizada este lunes en Madrid.
El caso de los 10 de Estambul (como les ha apodado la prensa local) es uno de los muchos procesos abiertos contra miembros de la sociedad civil turca. M¨¢s de 50.000 personas han sido detenidas con el pretexto de formar parte de alguna organizaci¨®n terrorista pr¨®xima al cl¨¦rigo Fetul¨¢ G¨¹len, exiliado en Pensilvania (EE UU) y al que Ankara considera el principal instigador del fallido golpe de Estado de 2016, en el que murieron unas 300 personas. ¡°Las c¨¢rceles del pa¨ªs est¨¢n masificadas, pero se est¨¢n construyendo muchas nuevas¡±, explica la activista, quien conf¨ªa en que a pesar de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha pregonado que reinstaurar¨¢ la pena de muerte, esta no llegue a aplicarse por la presi¨®n internacional, y que, en caso de hacerlo, nunca sea con car¨¢cter retroactivo.
Los diez activistas fueron separados el mismo d¨ªa de su detenci¨®n. Eser estuvo en cuatro c¨¢rceles distintas hasta que termin¨® en un centro de m¨¢xima seguridad. ¡°La atenci¨®n internacional que acapar¨® mi caso me benefici¨® en el trato recibido y en el cumplimiento de las garant¨ªas procesales, pero tambi¨¦n provoc¨® que me destinaran a una prisi¨®n reservada para los peores criminales¡±. Eser, y el resto de detenidos en la ¡°reuni¨®n secreta en la que aprend¨ªan a encriptar mensajes¡±, seg¨²n el auto de procesamiento, fueron puestos en libertad bajo fianza el 25 de octubre.
Peor suerte ha vivido hasta ahora el presidente de AI en Turqu¨ªa, Taner Kili?, que fue encarcelado un mes antes que los 10 de Estambul, acusado de haber instalado en su tel¨¦fono la aplicaci¨®n ByLock, un servicio de mensajer¨ªa encriptada que Ankara considera que fue esencial en la preparaci¨®n del golpe. Dos informes periciales determinaron que Kili? nunca hab¨ªa descargado esa app en su dispositivo. En enero, un tribunal de Estambul decret¨® libertad con cargos para el presidente de la ONG, pero al d¨ªa siguiente la misma corte revoc¨® su decisi¨®n tras un recurso de la Fiscal¨ªa.
Eser, que ha dedicado toda su vida laboral a la defensa de los derechos humanos, no esconde durante la entrevista su miedo a volver a la c¨¢rcel. ¡°El proceso puede dilatarse m¨¢s de 10 a?os hasta que haya una sentencia firme. Eso resulta bastante angustioso¡±, explica la activista. ¡°Sal¨ª de la c¨¢rcel con la intenci¨®n de exprimir la vida, de no dejar para ma?ana lo que pueda hacer hoy¡±, asegura. A sus 54 a?os, decidi¨® hacerse un tatuaje en un tobillo a los pocos d¨ªas de obtener la libertad provisional. ¡°Lo he tenido en mente desde que era universitaria. No lo iba a dejar pasar m¨¢s. Carpe diem¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.