Petr¨®leo, Maduro y la mafia militar
El esquema de poder que otorga hegemon¨ªa empresarial a los generales fue el aporte decisivo de Ra¨²l Castro
Las dos m¨¢s grandes contratistas petroleras del mundo, Halliburton y Schlumberger, se han resignado a arrojar a p¨¦rdidas m¨¢s de 1.300 millones de d¨®lares de sus operaciones en Venezuela. Es lo que afirman los m¨¢s recientes informes de ambas transnacionales. Las dos colosales corporaciones han decidido prescindir, en los balances presentados a los accionistas, de todos sus activos en la patria del socialismo del siglo XXI. Se trata en su mayor parte de cuentas por cobrar.
En el caso de Halliburton, el reporte del ¨²ltimo trimestre de 2018 habla de 385 millones de d¨®lares; Schlumberger estima su p¨¦rdida contable para el mismo per¨ªodo en 938 millones. Seg¨²n las agencias de noticias, otras muchas empresas dedicadas a los imprescindibles menesteres de servicio y mantenimiento petrolero est¨¢n pasando por la misma cruj¨ªa financiera. Todas ellas atribuyen sus ahogos a la dram¨¢tica reducci¨®n de la actividad de los taladros en el pa¨ªs. Y a la imposibilidad de cobrar las obligaciones contra¨ªdas con las compa?¨ªas por la cleptocracia venezolana. La noticia se a?ade a todos los cotidianos indicios de que la actividad petrolera no solo se ha contra¨ªdo ¡ªen t¨¦rminos de cifras de producci¨®n¡ª a niveles que hablan de una inminente extinci¨®n de todo lo que el petr¨®leo alguna vez signific¨® para el pa¨ªs, sino que esta llegar¨¢ acompa?ada con el apocal¨ªptico estruendo de una implosi¨®n. Y dentro de muy poco tiempo. La corrupci¨®n y la inoperatividad de la industria petrolera ofrece un panorama de incendios en las refiner¨ªas, merma de taladros en operaci¨®n, expolio, sobornos en colusi¨®n con potencias extranjeras, lavado de dinero y cuentas en Andorra y Suiza digno de una serie del tipo de Netflix, que explorase los mecanismos de la corrupci¨®n populista latinoamericana de alto vuelo. El informe de Halliburton, con la habitual contenci¨®n que rige el lenguaje corporativo, se?ala que la empresa ¡°gestiona activamente su relaci¨®n estrat¨¦gica y continuar¨¢ en¨¦rgicamente con los esfuerzos por cobrar a medida que mantiene sus operaciones¡±. Algo que no trasluce en los informes contables es que preservar las relaciones estrat¨¦gicas y adelantar las cobranzas entra?a entenderse nada menos que con los elementos m¨¢s corruptos de la Venezuela chavista: la alta gerencia petrolera y los militares. Hubo un tiempo, en los ya remotos inicios de la era chavista, en que ambos estamentos se estorbaban mutuamente, por no decir que abiertamente rivalizaban.
Pero en los cinco a?os durante los cuales Nicol¨¢s Maduro ha extremado los alcances del designio militarista de Hugo Ch¨¢vez, generales y super gerentes se han fundido en la casta que ha saqueado criminalmente a PDVSA, la estatal petrolera, y empujado a la poblaci¨®n del pa¨ªs a una pavorosa ordal¨ªa de hambre, escasez, hiperinflaci¨®n, violencia criminal y masiva emigraci¨®n forzada. De esa proterva alianza entre petroleros y militares, el factor m¨¢s musculado y voraz es sin duda el militar. Desde que Maduro, sanguinario reh¨¦n de los generales, consolid¨® en 2016 un pool de 17 empresas militares que controlan, sin excepci¨®n, absolutamente todos los sectores productivos de la econom¨ªa, la preservaci¨®n de la dictadura estuvo garantizada en el tiempo. La concreci¨®n de este esquema de poder que otorga hegemon¨ªa empresarial a los generales ha sido el aporte decisivo de Ra¨²l Castro a la consolidaci¨®n de la dictadura.
Ciertamente, la amalgama de petroleros y militares no se ha alcanzado sin violencia. Las purgas a las que Maduro ha sometido a la corrupta c¨²pula petrolera, prohijada durante tres lustros por el hoy fugitivo expresidente de PDVSA Rafael Ram¨ªrez, dan cuenta de ello. El efecto neto de estas purgas ha sido apuntalar a los generales en el control de la ¨²nica actividad que, mal que bien, a pesar de una creciente e indefectible disminuci¨®n, a¨²n genera recursos a la dictadura. La semana pasada, Maduro firm¨®, entre gallos y media noche un decreto presidencial que faculta al general Manuel Quevedo, ministro de Energ¨ªa y Petr¨®leo y presidente de la empresa estatal, para ¡°crear, suprimir o efectuar modificaciones a las empresas del sector p¨²blico industrial petrolero, incluida Petr¨®leos de Venezuela S. A., y sus empresas filiales¡±. Tambi¨¦n reserva a los generales del petr¨®leo la potestad de disolver la estatal con miras a fundirla con empresas extranjeras o, sin m¨¢s, liquidarla cuando llegue la hora de rematar el desguazado astillero de Onetti en que el chavismo ha convertido la que alguna vez se cont¨® entre las seis transnacionales petroleras m¨¢s exitosas del planeta.
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