Las vacas juegan al escondite
Una granjera brit¨¢nica describe en un libro su relaci¨®n de a?os con las reses y sus peculiares comportamientos


Cuando usted ve un campo lleno de pl¨¢cidas vacas pastando o mirando a las nubes puede que no distinga una de otra, que le parezcan todas iguales, simples rumiantes que espantan moscas con la cola. La brit¨¢nica Rosamund Young, de 68 a?os, ve en cada vaca un individuo con su propia personalidad, nombre, man¨ªas, l¨ªos familiares y hasta su juego favorito.
La familia de Young fund¨® en 1953, en Worcestershire (Reino Unido), una granja de agricultura org¨¢nica (cuando ni siquiera se usaba tal t¨¦rmino) llamada Kite¡¯s Nest. All¨ª la vegetaci¨®n crece silvestre y los b¨®vidos viven con libertad cuidados por personas convencidas de que las vacas tambi¨¦n sienten y desean y se enfadan y se ofenden y hacen amigas y juegan al escondite y hasta se automedican con hierbas.
Las vacas, ha observado Young, pueden ser tremendamente inteligentes o terriblemente est¨²pidas. Como los humanos.
De tanto mirarlas y cuidarlas y comunicarse con ellas, Young reuni¨® cientos de an¨¦cdotas que ahora ha recopilado con humor y ternura en un libro, La vida secreta de las vacas (Seix Barral). ?C¨®mo se comunica con ellas? ¡°Les hablo¡±, dice Young, ¡°siempre he sentido que reconocen mi voz, pero cada vez noto m¨¢s que saben quien soy cuando no digo nada¡±. En compensaci¨®n, ella sabe diferenciar diferentes tipos de mugido: no es lo mismo el enfado de perder de vista a un ternero (como le sucedi¨® a la vaca Araminta) que el aburrimiento, el hambre o el dolor.
En su relato, Young cuenta sus aventuras con algunos de sus animales, bautizados como Fat Hat, Bonnet, Bomb¨®n, Arzobispo de Durham o Popette: hasta ha realizado un ¨¢rbol geneal¨®gico de sus vacas. ¡°Pero no sabr¨ªa decir cu¨¢l es mi favorita, yo solo trato de hacerlas felices y de que entablen relaciones entre ellas. Esto no es como tener un perro: si yo me muriera de repente no me echar¨ªan en falta¡ y eso estar¨ªa bien¡±.
Estas vacas viven un sinf¨ªn de aventuras, al menos para su vida vacuna: comen, tienen cr¨ªas, se pierden por el campo o se pelean. Pasan duelos por sus seres queridos (sufren m¨¢s cuando muere una hija que una madre) que superan comunic¨¢ndose con otros miembros de la familia y comiendo de forma suculenta. Al toro Jake, por ejemplo, le encanta oler el mon¨®xido de carbono de los tubos de escape. La vaca Amelia ten¨ªa la capacidad de reconocer el coche rojo del hermano de Young y sal¨ªa siempre a recibirlo, muy educadamente.
A la vaca Alice le gustaba jugar al escondite: a veces, se pon¨ªa a trotar hasta perderse de la vista de Young. Cuando la granjera la encontraba, Alice estaba tratando de esconderse detr¨¢s de un nogal que, pobrecita, apenas la cubr¨ªa. Cuando era descubierta corr¨ªa a esconderse tras otro, con el mismo c¨®mico resultado: una vaca es mucho para un ¨¢rbol.
Young tambi¨¦n ha observado c¨®mo buscan sus propios f¨¢rmacos: zarzamoras, brotes y hojas de espino blanco, fresno y sauce. Tomillo o acedera silvestre. Aunque el asunto de la automedicaci¨®n en animales es controversia entre la comunidad cient¨ªfica, Young asegura, en base a sus observaciones, que ocurre con frecuencia.
El testimonio de esta granjera es, adem¨¢s, un alegato en favor de este tipo de ganader¨ªa. ¡°La ganader¨ªa intensiva o industrial trabaja a corto plazo, trata de vencer a la naturaleza en vez de observar y trabajar con la naturaleza¡±, dice la granjera. ¡°No se trata de elegir entre producci¨®n de comida y biodiversidad: tienen que ser ambas opciones al mismo tiempo¡±.
En Kite¡¯s Next producen carne de ternera y de cordero de sus animales, los sacrifican y venden en la propia granja. Porque Young no es vegetariana. ¡°Creo que lo m¨¢s saludable para m¨ª es incluir carne en mi dieta¡±, explica, ¡°eso s¨ª, los Gobiernos y los productores tienen que asegurar productos sanos, sin grandes cantidades de productos qu¨ªmicos. El gran reto es minimizar el sufrimiento de los animales¡±.
?Qu¨¦ ha aprendido despu¨¦s de tantos a?os conviviendo con las vacas? ¡°He aprendido que cada vaca de un reba?o es un individuo y que, por extensi¨®n, cada criatura en este planeta es tambi¨¦n un individuo¡±.
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