Egipto: un partido para el ¡®ra¨ªs¡¯
La gran coalici¨®n progubernamental baraja la posibilidad de transformarse en un partido pol¨ªtico o de crear uno nuevo que pueda desarrollar plenamente su apoyo al presidente Al Sisi
Unas semanas antes de las ¨²ltimas elecciones presidenciales celebradas en Egipto a finales del pasado mes de marzo, m¨¢s de 400 diputados del Parlamento se unieron bajo el paraguas de la coalici¨®n Apoyo de Egipto (Daam Misr), de la que forman parte siete de los grandes partidos, incluidos el Futuro de la Naci¨®n, el partido de la Conferencia Egipcia y los Republicanos Liberales (y una gran cantidad de diputados independientes que constituyen hoy la mayor¨ªa del Parlamento), y cuyo fin ¨²ltimo era apoyar y arropar al presidente Abdelfat¨¢ al Sisi, el ¨²nico presidente egipcio sin partido, en su segunda convocatoria electoral.
Como es bien sabido, Al Sisi gan¨® las ¨²ltimas elecciones presidenciales con m¨¢s del 97% de los votos. Aun as¨ª, hay quien considera que la alianza no hizo bien su trabajo que, fundamentalmente, consist¨ªa en animar e instar a los votantes a que acudieran a los colegios electorales: la participaci¨®n (41,05%) fue de las m¨¢s bajas registradas.
Pero tener el apoyo incondicional de m¨¢s de 400 diputados (de una c¨¢mara de 596) no es suficiente. La gran coalici¨®n baraja ahora la posibilidad de transformarse en un partido pol¨ªtico o de crear uno nuevo ¨C o dos ¨C que pueda desarrollar plenamente su apoyo al presidente, facilitando las votaciones en la c¨¢mara, y ayudarle a recuperar cierta simpat¨ªa popular. No hay que olvidar que las elecciones municipales, previstas para el pr¨®ximo a?o tras casi diez a?os sin comicios locales, constituyen un test de popularidad y estos fieles diputados est¨¢n dispuestos a ganarlas. El nuevo partido dar¨ªa cobertura pol¨ªtica al presidente Al Sisi, quien ha gobernado los ¨²ltimos cuatro a?os apoy¨¢ndose ¨²nicamente en un pretendido renombre que se resiente.
Para ello tendr¨¢n que superar ciertos obst¨¢culos legales, pero esto no parece preocuparles. Seg¨²n el art¨ªculo n¨²mero 6 del reglamento parlamentario, los miembros del Congreso deben mantener a lo largo de la legislatura la misma afiliaci¨®n que ten¨ªan en el momento de ser elegidos; en caso de entrar a formar parte de otra agrupaci¨®n pol¨ªtica, el acta de diputado podr¨ªa ser cancelada siempre que dos tercios de la c¨¢mara voten a favor. Pero la coalici¨®n goza de una amplia mayor¨ªa en el parlamento, por lo que ser¨¢ imposible que dos tercios de los diputados voten en contra de sus deseos. Tal y como ha declarado uno de los miembros del grupo: ¡°Nosotros hacemos la ley y en nuestra mano est¨¢ cambiarla¡±.
Fuentes de la alianza aseguran que las enmiendas legales necesarias se plantear¨¢n a lo largo de la legislatura y el proceso de transformaci¨®n se iniciar¨¢ ¡°cuando sea inevitable¡±, previsiblemente, justo despu¨¦s de que el presidente jure su cargo a principios del pr¨®ximo mes de junio. Al tiempo que los rumores sobre el nuevo partido se extienden por el pa¨ªs, numerosos diputados ¨C principalmente de Al Wafd, la formaci¨®n m¨¢s antigua del pa¨ªs ¨C asisten con asiduidad a los m¨ªtines y reuniones de la coalici¨®n, en lo que se ha interpretado como un apoyo t¨¢cito (deseo de integraci¨®n) al nuevo proyecto.
Seg¨²n miembros del Parlamento que han hecho declaraciones a los medios egipcios, la alianza quiere llegar a la calle, abrir sedes en distintas ciudades y provincias, emprender proyectos de desarrollo en varias regiones¡ para ello, la existencia de una entidad pol¨ªtica fuerte es necesaria. Una vez cumplida la misi¨®n de la coalici¨®n (la victoria de Al Sisi), la agrupaci¨®n no quiere desaparecer, desea mantenerse en sus esca?os bajo un nuevo paraguas, un partido que, adem¨¢s, ¡°enriquecer¨ªa la vida pol¨ªtica del pa¨ªs¡±. Poco importa, a fin de cuentas, si la alianza se convierte en otro partido; si crean un grupo nuevo separado de la agrupaci¨®n parlamentaria (que podr¨ªa ser liderado por el movimiento civil ¡°Por Egipto¡±- Min ayl Misr- o por cualquiera de las agrupaciones que han hecho campa?a a su favor); o si crean dos formaciones, adjudicando a cada una un papel y una posici¨®n concretos (una suerte de sistema bipartidista como el norteamericano, con un partido Dem¨®crata y uno Republicano, ambos apoyando al presidente y al Estado).
Gamal Abdel Nasser cre¨® la Uni¨®n Nacional (m¨¢s adelante la Uni¨®n ?rabe Socialista) y estableci¨® en Egipto un r¨¦gimen de partido ¨²nico. Anuar al Sadat lo dividi¨® en tres ¨Csituando al Liberal Constitucional a la derecha y al Tagammu a la izquierda- manteniendo el Partido Nacional en el centro, que perdurar¨ªa (con el adjetivo ¡°democr¨¢tico¡± a?adido) hasta los d¨ªas de Mubarak. La revoluci¨®n popular de 2011 se encarg¨® de desmantelarlo ¨C aunque muchos de sus miembros siguen haciendo pol¨ªtica¡ Ahora Abdelfat¨¢ al Sisi se ha percatado de que necesita un esqueleto pol¨ªtico, un r¨¦gimen estructurado, y tendr¨¢ su propio partido. El presidente Al Sisi ya es ¨C o pretende ser - un aut¨¦ntico ra¨ªs.
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