EE UU pide a China una reducci¨®n del d¨¦ficit comercial de 200.000 millones de d¨®lares
Las demandas por parte de Washington, pr¨¢cticamente imposibles de cumplir para Pek¨ªn, muestran lo alejadas que est¨¢n sus posiciones
La negociaci¨®n comercial entre Estados Unidos y China ha comenzado siguiendo el manual de Donald Trump, el magnate convertido en presidente que propugna golpear primero y luego hablar. Washington quiere reducir en 200.000 millones de d¨®lares (168.000 millones de euros) el d¨¦ficit comercial con el gigante asi¨¢tico y para ello reclama cambios dr¨¢sticos al r¨¦gimen de Xi Jinping. El equipo estadounidense concluy¨® este viernes dos d¨ªas de conversaciones en Pek¨ªn sin avances.
Los dos pa¨ªses se comprometen a ¡°estrechar su comunicaci¨®n¡±, pero reconocen que ¡°en algunos asuntos existen grandes diferencias¡±, seg¨²n inform¨® la agencia china Xinhua. La filtraci¨®n de una lista de demandas por parte de EE UU, pr¨¢cticamente imposible de cumplir para China, muestra c¨®mo de alejadas est¨¢n las posiciones. La lista es extensa. La m¨¢s relevante es una reducci¨®n del d¨¦ficit comercial de 200.000 millones de d¨®lares desde ahora hasta 2020. Esa cifra supone m¨¢s de la mitad de todo el desequilibrio entre ambos pa¨ªses, es decir, la diferencia entre lo que EE UU compra a China y lo que le vende, que fue de 375.000 millones en 2017. El desfase con el gigante asi¨¢tico es el grueso de todo el d¨¦ficit comercial estadounidense, que asciende a 556.000 millones de d¨®lares.
En ese documento, EE UU tambi¨¦n exige a China que no subsidie los sectores de alta tecnolog¨ªa, incluidos en el plan de modernizaci¨®n industrial Made in China 2025; una mayor protecci¨®n de la propiedad intelectual; acabar con las transferencias ¡°forzadas¡± de tecnolog¨ªa; que retire sus denuncias contra EE UU en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) o que se comprometa a no tomar represalias si Washington decide imponer aranceles a sus productos. Otras peticiones pasan por mejorar el acceso de las empresas estadounidenses a sectores ahora protegidos por Pek¨ªn y que el pa¨ªs asi¨¢tico reduzca, para julio de 2020, los aranceles que aplica a todos los productos estadounidenses en sectores no cr¨ªticos hasta niveles que no superen los de las tarifas correspondientes que aplica Washington.
La Administraci¨®n de Trump propone que ambos pa¨ªses se re¨²nan una vez al trimestre para revisar el cumplimiento del acuerdo y que, en caso de que China no lo cumpla, EE UU pueda tomar represalias v¨ªa aranceles o restringiendo su oferta de servicios. Una exigencia dif¨ªcilmente aceptable. Seg¨²n la agencia oficial china, las delegaciones ¡°mantuvieron un profundo intercambio de opiniones¡± sobre todas estas cuestiones, aunque ¡°ambas partes reconocieron que, dado que a¨²n existen diferencias considerables en algunos temas, se requiere un trabajo continuo para lograr un mayor progreso¡±.
En Washington, Trump sigui¨® con su juego de mano dura, la que muestra en su libro superventas El arte de la negociaci¨®n. En declaraciones a la prensa, el presidente asegur¨® que la posici¨®n estadounidense estaba siendo suave. ¡°Siento un gran respeto por el presidente Xi. Por eso estamos siendo tan amables¡±, afirm¨®. La negociaci¨®n se produce, adem¨¢s, en un momento cr¨ªtico en otro frente, el inicio de las negociaciones con Corea del Norte para su desnuclearizaci¨®n, donde Xi Jinping ha jugado un papel fundamental.
El acuerdo de m¨ªnimos en Pek¨ªn no ha ido acompa?ado de un pacto sobre la escalada arancelaria que han protagonizado recientemente ambos pa¨ªses: ni sobre los 6.000 millones de d¨®lares ya en vigor, ni de la amenaza que pende sobre los aranceles que est¨¢n te¨®ricamente por venir, por otros 200.000 millones de d¨®lares, seg¨²n los listados provisionales anunciados tanto por Estados Unidos como China.
El acuerdo, de momento, es seguir hablando y poco m¨¢s. China no ha dado pistas sobre qu¨¦ est¨¢ dispuesta a negociar pero advirti¨®, antes del encuentro, que no aceptar¨¢ ¡°demandas no razonables¡±. Si bien los analistas consideran que Pek¨ªn puede ceder terreno en el campo comercial ¡ªaunque no en la medida que propone Trump¡ª aumentando las compras de productos americanos o reduciendo los aranceles que impone a estos, es virtualmente imposible que renuncie a su pol¨ªtica industrial o tecnol¨®gica al tratarse de un objetivo estrat¨¦gico de las autoridades. La amenaza de guerra comercial sigue, de momento, en pie.
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