La resistencia de Radio Dar¨ªo en Nicaragua
La radio, fundada en 1959, mantiene sus transmisiones a pesar de que su redacci¨®n fue incendiada y su equipo destruido durante la represi¨®n desatada por el presidente Ortega
A las dos de la tarde de un d¨ªa bochornoso de inicios de mayo dos locutores encerrados en una oscura y sofocante habitaci¨®n mantienen viva la transmisi¨®n de Radio Dar¨ªo, la radioemisora m¨¢s importante de Le¨®n, ciudad colonial del oeste de Nicaragua. Los locutores juegan con su audiencia, pidi¨¦ndoles que a trav¨¦s de llamadas telef¨®nicas les recuerden t¨ªtulos de telenovelas que han cautivado a los nicarag¨¹enses, amantes de los culebrones colombianos, mexicanos, brasile?os.
La programaci¨®n llega a los hogares por un improvisado sistema de transmisi¨®n y los presentadores recuerdan a los oyentes que est¨¢n trabajando con gran esfuerzo: la redacci¨®n de Radio Dar¨ªo fue incendiada por huestes del Frente Sandinista durante la brutal represi¨®n desatada por el presidente Daniel Ortega contra las manifestaciones que exigen el fin de su r¨¦gimen y que ha dejado al menos 46 muertos. El equipo de la radio fue destruido y su director, An¨ªbal Toru?o, y al menos doce colaboradores se salvaron de morir calcinados. ¡°Fue un milagro¡±, dice Toru?o.
Radio Dar¨ªo, fundada en 1959, ha mantenido una l¨ªnea editorial cr¨ªtica con el Gobierno de Ortega. Sus instalaciones ya hab¨ªan sufrido vandalismo de parte de las huestes de Ortega en 2008, cuando daban cobertura a las denuncias de fraude en las elecciones municipales de ese a?o, que le dieron una gran ventaja al Frente Sandinista, el partido de Ortega. Durante una d¨¦cada Toru?o y su equipo de periodistas denunciaban los desmanes del mandatario sandinista con noticias y editoriales a veces m¨¢s cercanos al activismo pol¨ªtico.
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La cobertura en directo de las manifestaciones que estremecieron Le¨®n y los comentarios sobre la violencia desatada por el Gobierno, enfurecieron al liderazgo sandinista en esta tur¨ªstica ciudad. Toru?o afirma que fueron operados del FSLN quienes encabezaron el ataque contra su radio. Acusa espec¨ªficamente al diputado sandinista Filiberto Rodr¨ªguez, ir¨®nicamente presidente de la Comisi¨®n de la Paz, Defensa, Gobernaci¨®n y Derechos Humanos del Parlamento nicarag¨¹ense, y a Manuel de Jes¨²s Alvarado, a quien define como miembro de los colectivos violentos del r¨¦gimen.
El relato de Toru?o es desgarrador. Dice que los colectivos del FSLN rociaron con gasolina la radio. Los hechos se dieron el 20 de abril, uno de los d¨ªas m¨¢s duros de la represi¨®n. ¡°A las 8:25 (de la tarde) escuch¨¦ un golpe y pens¨¦ que era un mortero (bomba artesanal), pero seguimos en la cobertura, porque estaba muy caliente la ciudad. A los tres o cuatro minutos hubo una explosi¨®n inmensa que nos dej¨® en llamas, se cay¨® el techo, las l¨¢mparas y hab¨ªa humo por todos lados. Todo era un caos, absoluto y completo.
Tratamos de salir por la puerta de acceso que da al corredor, pero todo estaba en llamas. Nos tropez¨¢bamos entre nosotros tratando de salir. Finalmente los vecinos, que sab¨ªan que est¨¢bamos adentro, pudieron sacarnos por una puerta lateral que estaba clausurada. Ellos la rompieron. Fue un milagro del Se?or¡±, cuenta el periodista. Este ¡°operativo¡±, adem¨¢s de la destrucci¨®n de la radio, dej¨® dos muertos: Apolonio Delgadillo y Jimmy Paiz, simpatizantes del Frente Sandinista, v¨ªctimas del incendio que ellos mismos provocaron.
La redacci¨®n de Radio Dar¨ªo qued¨® reducida a cenizas. Solo est¨¢n en pie las paredes de concreto, pero todo lo dem¨¢s fue arrasado por las llamas: escritorios, sillas, equipo de transmisi¨®n, computadoras. Quedan tirados en el suelo teclados chamuscados, tarjetas de presentaci¨®n de los periodistas medio quemadas, discos con pautas publicitarios ennegrecidos. El director calcula las p¨¦rdidas en 450 mil d¨®lares. A Toru?o se le humedecen los ojos al ver que de lo que fue su redacci¨®n no qued¨® nada rescatable. El viejo rotulador que marcaba ¡°Al aire¡±, ahora chamuscado, es el ¨²nico indicio de que aqu¨ª, una vez, hubo una cabina radiof¨®nica. ¡°Daniel Ortega es como Somoza, un dictador arrogante, que siente que tiene la capacidad de anular a los medios independientes, censurar, amenazar, golpear y torturar a los periodistas¡±, dice furioso Toru?o. ¡°?l siente que haciendo eso tiene la capacidad de controlar a la prensa¡±, agrega.
La solidaridad de colegas de Le¨®n le han permitido improvisar un estudio en casa de su madre, en una oscura y sofocante habitaci¨®n. Dentro, con una computadora, dos micr¨®fonos y una consola, sus trabajadores mantienen viva la transmisi¨®n de la radio, que depende de un improvisado sistema de cables y una antena coronada con un platillo para que la se?al llegue hasta la audiencia. Radio Dar¨ªo, a pesar del ataque, resiste en la frecuencia 89.3. ¡°Estamos decididos a promover la verdad, a cubrir las noticias¡±, sentencia su director.