Una porquer¨ªa en el museo
Londres expone con gran ¨¦xito parte de la colosal masa de desechos petrificados que bloque¨® sus alcantarillas
La nueva sensaci¨®n del Museo de Londres es una porquer¨ªa. Literalmente. Un hediondo engrudo compuesto por heces, toallitas h¨²medas arrastradas por traseros de beb¨¦s, papel higi¨¦nico usado, grasas rancias, carne putrefacta, cad¨¢veres de insectos. En fin, etc¨¦tera.
Se trata de un pedacito de la descomunal masa de mugre que atasc¨® el alcantarillado de Londres el pasado oto?o. El fatberg de Whitechapel, lo llamaron. Los trabajadores de las alcantarillas acu?aron el t¨¦rmino, algo as¨ª como monta?a de grasa, para referirse a estos entes que llevan a?os apareciendo, en tama?os m¨¢s modestos, en los subsuelos de diversas ciudades del mundo. La palabra entr¨® en el diccionario de Oxford en 2015, junto con Brexit y manspreading. Igual que un iceberg, un fatberg es solo la punta visible de un fen¨®meno mucho mayor.
Aquel hallazgo en los intestinos victorianos de Whitechapel caus¨® sensaci¨®n mundial. Med¨ªa 250 metros, como la m¨¢s alta de las cuatro torres de la Castellana madrile?a, y pesaba 150 toneladas. Alex Saunders, responsable de alcantarillado de la empresa de aguas londinense, defini¨® su olor como ¡°una mezcla de carne podrida con el hedor de un retrete pestilente¡±.
Inconmensurable labor la de la legi¨®n de heroicos operarios que pasaron d¨ªas doblegando a aquella masa monstruosa armados con mangueras de agua a presi¨®n, martillos neum¨¢ticos y piquetas. Y agudo olfato el de Vyki Sparkes, comisaria del Museo de Londres, que tuvo la idea de rescatar una parte para exhibirlo. ¡°Son objetos incre¨ªblemente poderosos, con la capacidad de fascinar y repugnar al mismo tiempo. Llev¨¢bamos a?os debatiendo la potencial exhibici¨®n de un fatberg, as¨ª que cuando o¨ªmos hablar del de Whitechapel supimos que quer¨ªamos un pedazo¡±, recuerda.
La materializaci¨®n de la idea no estuvo exenta de retos t¨¦cnicos. El fatberg tiene vida. Se contrae. Se expande. Cambia de color. Se agrieta. Suda. Hay un rosario de enfermedades que se podr¨ªan contraer respirando sus part¨ªculas o absorbi¨¦ndolas a trav¨¦s de la piel. Contempl¨¢ndolo, uno no puede evitar imaginar que un d¨ªa se quebrar¨¢ como un capullo y de su interior surgir¨¢ el Demogorgon de Stranger Things. Pero lo que ha salido de su interior, de momento, es solo alguna mosca que se estrella contra el cristal de la vitrina.
¡°Los riesgos de manipularlo incluyen la muerte por leptospirosis¡±, asegura Sparkes. ¡°Las muestras fueron guardadas en una zona de cuarentena y solo personal entrenado y con ropa protectora, incluyendo m¨¢scaras para respirar, pod¨ªa manipularlo. Tuvimos que encerrarlas dentro de dos urnas herm¨¦ticas para asegurar que nada se escape a la sala. Me alegro de que lo hici¨¦ramos, ya que una de las muestras de la exposici¨®n ha incubado moscas y contin¨²a sudando¡±.
Nada de ello ha impedido a los responsables del museo estudiar la itinerancia del objeto. Al fin y al cabo, es la pieza m¨¢s exitosa. El n¨²mero de visitas al museo se ha duplicado. Las camisetas de ¡°No den de comer al fatberg" se venden como rosquillas.
M¨¢s all¨¢ de manido debate sobre los l¨ªmites del arte, la propuesta pretende llamar la atenci¨®n sobre un fen¨®meno que se ha convertido en un problema medioambiental y, tambi¨¦n, econ¨®mico: deshacerse de los fatbergs cuesta a Londres un mill¨®n de libras al mes. ¡°Todos somos un poco responsables de su creaci¨®n¡±, explica Sparkes. ¡°Pens¨¦ que era una gran oportunidad para empezar una conversaci¨®n dif¨ªcil de una manera interesante y divertida. Mucha gente me ha contado que sus h¨¢bitos con la basura han cambiado despu¨¦s de ver el fatberg¡±.
Lo cierto es que nunca antes se hab¨ªa preservado uno. Y hacerlo ha ayudado tambi¨¦n a comprender mejor a estas criaturas subterr¨¢neas. B¨¢sicamente, son una mezcla de porquer¨ªa, explica Sparkes, ¡°que sufre un proceso qu¨ªmico llamado saponificaci¨®n y se convierte en una sustancia nueva¡±. Con la ayuda de expertos de la universidad de Cranfield, se realiz¨® la autopsia al fatberg y se descubri¨® que un 62% es grasa, un 19% gravilla procedente de la calle y luego peque?as cantidades de prote¨ªnas e hidratos de carbono. Resulta que es muy rico en energ¨ªa, por eso se est¨¢ estudiando utilizarlo como biodi¨¦sel para los autobuses de Londres. Confiamos en que el Demogorgon est¨¦ de acuerdo.
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