McCain no quiere que Trump acuda a su entierro
El excandidato presidencial, afectado por un agresivo c¨¢ncer cerebral, se adentra en la recta final como siempre le ha gustado vivir: sin sentimentalismos ni rendiciones
John McCain resistir¨¢ hasta el fin. El cinco veces senador por Arizona, afectado por un agresivo c¨¢ncer cerebral, ha decidido adentrase en la recta final como siempre le ha gustado vivir: sin sentimentalismos ni rendiciones. Frente a quienes al llegar al ocaso de su existencia hacen las paces con sus peores enemigos, este antiguo h¨¦roe de guerra, hijo y nieto de almirantes, ha preferido mantenerse firme y enviar una andanada a su ¨²ltimo gran adversario, Donald Trump. A trav¨¦s de sus deudos, seg¨²n The New York Times, ha hecho saber que cuando muera no quiere que el presidente de Estados Unidos sea invitado a la ceremonia que se oficiar¨¢ en la Catedral Nacional de Washington.
El desplante no ha sorprendido. Trump, de 71 a?os, y McCain, de 81, son polos opuestos. El primero procede de las tierras b¨¢rbaras del republicanismo. Es un tibur¨®n inmobiliario especializado en ensalzarse a s¨ª mismo y demoler consensos. El segundo representa la vieja escuela republicana. Candidato a la presidencia en 2008 y radical en temas militares, nunca le ha costado demostrar su autonom¨ªa cuando su conciencia as¨ª se lo ha pedido. En los ¨²ltimos meses ha defendido en contra de Trump a los inmigrantes, M¨¦xico y el Obamacare. Tampoco ha dejado de censurar al presidente por sus exabruptos. Y este le ha contestado siempre con desprecio. Ya lo hizo en 2015, cuando era aspirante y buscaba su sitio a dentelladas. Entonces dijo de McCain: ¡°No es un h¨¦roe de guerra; solo lo es porque fue capturado: prefiero a los que no han sido capturados¡±. Una infamia para quien, ya siendo aviador condecorado, pas¨® cinco a?os de cautiverio y tortura en Vietnam.
Ahora, McCain, al l¨ªmite de sus fuerzas, le ha devuelto el golpe. Pero tampoco se ha demorado demasiado en ello. Retirado en su rancho del Valle Escondido (Arizona), se dedica a tejer su propio crep¨²sculo. Ha preparado su testamento pol¨ªtico con un documental y un libro, recibe a viejos amigos como el ex vicepresidente dem¨®crata Joe Biden, y, siempre que puede, contempla con su esposa los halcones del desierto mientras toma un trago de vodka. Ese es John McCain.
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