El Rambo de la guerra de Guatemala y cuatro mandos, condenados a penas de prisi¨®n de entre 33 y 58 a?os
El tribunal concluye que los cinco militares son culpables de delitos de lesa humanidad
El general retirado Benedicto Lucas Garc¨ªa, de 86 a?os, y cuatro otros altos mandos militares guatemaltecos de la d¨¦cada de los ochenta fueron sentenciados la madrugada de este mi¨¦rcoles a penas de prisi¨®n inconmutables que oscilan entre los 33 y los 58 a?os, tras haber sido encontrados culpables de cr¨ªmenes de lesa humanidad, por violaci¨®n sexual y desaparici¨®n forzada.
"Los militares participaron directamente dise?ando el plan contrainsurgente y ordenando a los operativos capturar y torturar a Emma Molina Theissen, quien fue golpeada y violada por soldados, a modo de tortura, durante nueve d¨ªas. Cuando escap¨®, se procedi¨® a la captura ilegal y desaparici¨®n de su hermano, Marco Antonio", reza la sentencia le¨ªda a las 04.30 de esta madrugada (hora local, 08.30 GMT), 13 horas despu¨¦s de que el Juzgado de Mayor Riesgo convocara a las partes.
El tribunal considera que los acusados "pudieron haber actuado de manera distinta, pero prefirieron desobedecer los mandatos normativos de derechos humanos y de car¨¢cter penal que proh¨ªben las conductas con que actuaron".
La sentencia es el colof¨®n de un largo proceso, considerado emblem¨¢tico en la lucha contra la impunidad. "Es un caso que demuestra avances en la justicia en Guatemala. Esto era impensable hasta hace pocos a?os. Sienta un precedente que va en l¨ªnea con lo sucedido en pa¨ªses como Argentina, en el sentido que, independientemente del tiempo transcurrido, la justicia debe llegar", apunt¨® por tel¨¦fono el analista Luis Linares, de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n y Estudios Sociales (As¨ªes, independiente).
"Esta sentencia implica una reafirmaci¨®n de un camino positivo de independencia judicial. Los magistrados, tras un largo proceso, encontraron culpables de cr¨ªmenes contra la humanidad a los implicados. Eso se proyecta como una condena simb¨®lica al conjunto de la guerra sucia vivida en Guatemala", comenta Edgar Celada, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos. "Caminamos hacia la consolidaci¨®n de un sistema de justicia independiente", concluye.
Los hechos
De acuerdo con el expediente, el 27 de septiembre de 1981, en un ret¨¦n instalado por el Ej¨¦rcito en la carretera hacia el altiplano de Guatemala, fue capturada Emma Guadalupe Molina Theissen, de 21 a?os. Entre sus pertenencias, los militares encontraron propaganda del movimiento Juventud Patri¨®tica del Trabajo, de inspiraci¨®n marxista. Suficiente para ser considerada "comunista", en la ¨¦poca una sentencia virtual a la pena capital por medios expeditos: secuestro y tortura hasta la muerte.
Emma fue llevada a la base militar de Quetzaltenango ¨Cla segunda ciudad de Guatemala¨C, donde fue salvajemente torturada y sometida a numerosas violaciones sexuales por parte de sus verdugos. No lograron doblegarla. En una acci¨®n incre¨ªble logr¨® escapar del cautiverio, atrevimiento que no pod¨ªa quedar sin castigo. Como parte de la b¨²squeda de la fugitiva, una patrulla militar lleg¨® hasta la residencia de los Molina en un barrio de clase media-media de la capital guatemalteca y, al no encontrarla, se llevaron por la fuerza a su hermano menor, Marco Antonio, de 14 a?os.
Durante el juicio, 36 a?os despu¨¦s, la madre de las v¨ªctimas, Emma Theissen, se?al¨® ante el tribunal a Hugo Zalda?a Rojas como el oficial que dirig¨ªa al comando de secuestradores.
Junto a Lucas Garc¨ªa, hermano del presidente Romeo Lucas (1978-1982), tambi¨¦n fueron juzgados los oficiales Manuel Antonio Callejas, Luis Gordillo Mart¨ªnez ¨Cextriunviro de R¨ªos Montt tras el golpe que derroc¨® a Romeo Lucas en marzo de 1983¨C, Edilberto Letona y Zalda?a Rojas.
Benedicto Lucas Garc¨ªa neg¨® su participaci¨®n en el secuestro de Marco Antonio. "Como soldado y como hombre, combat¨ª a la guerrilla de frente. No tengo nada que ver en esto", afirm¨® para a?adir que en 1981 no se combat¨ªa a una guerrilla convencional. "Eran terroristas que se dedicaban a destruir la infraestructura del pa¨ªs. Y una orden, cuando es justa, debe acatarse", enfatiz¨®.
El largo camino recorrido por la familia Molina para establecer el paradero de Marco Antonio y buscar justicia se tradujo en a?os de exilio. Esa lucha ha merecido el respeto de los guatemaltecos, que la consideran todo un paradigma de dignidad. "La desaparici¨®n de mi hermano fue mi primera muerte", declar¨® en marzo pasado Ana Lucrecia Molina Theissen a Prensa Libre y subray¨® que "nunca volver¨ªa a vivir en Guatemala", porque todav¨ªa teme por su integridad f¨ªsica en el pa¨ªs centroamericano.
El Rambo de la guerra guatemalteca
Lucas Garc¨ªa, quien se especializ¨® en Francia en la lucha contra las guerrillas, siempre prefiri¨® los frentes de batalla a los despachos y, a su vuelta a Guatemala, aplic¨® meticulosamente las t¨¢cticas aprendidas. A la llegada de su hermano Romeo al poder tras unas elecciones fraudulentas en 1978, fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, el segundo puesto en jerarqu¨ªa, solo despu¨¦s del ministro de Defensa.
En ese puesto, dirigi¨® la contraofensiva contra una guerrilla que estaba a punto de desmembrar el territorio guatemalteco. Esta acci¨®n, rotunda, desbarat¨® los planes de la insurgencia de tomar el pa¨ªs en diciembre de 1981. Lucas Garc¨ªa sol¨ªa invitar a algunos periodistas en sus visitas a las ¨¢reas de combate. Experto paracaidista, se hizo c¨¦lebre por saltar del helic¨®ptero antes de que este aterrizara para dirigir, ametralladora en mano, los movimientos de la tropa. Tambi¨¦n cobraron notoriedad sus declaraciones desde las trincheras con su inseparable Galil, despu¨¦s de alguna acci¨®n victoriosa sobre la insurgencia. Lo anterior le vali¨® el apodo del Rambo del Ej¨¦rcito guatemalteco.
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