Una juez federal rechaza que Trump bloquee a quien le critica en Twitter
La magistada entiende que la cuenta del presidente es un foro p¨²blico y que se vulnera la libertad de expresi¨®n al silenciar puntos de vista contrarios
Twitter es mucho m¨¢s que una red social para Donald Trump. Es su l¨¢tigo y su altavoz. Desde su cuenta, lanza proclamas, avanza medidas, destituye a ministros y se enfrenta a jefes de Estado. Demoledor y directo, Twitter es su forma de hacer pol¨ªtica. Y por ello mismo, pertenece al debate p¨²blico. As¨ª lo ha entendido la juez federal Naomi Reice Buchwald que ha dictaminado que es inconstitucional que el presidente de Estados Unidos bloquee a nadie en su cuenta personal @realDonaldTrump (37.600 tuits y 52,2 millones de seguidores). Para la magistrada, ese espacio forma parte del foro p¨²blico y como tal no puede escaparse de la Primera Enmienda, adoptada en 1791 para proteger la libertad de expresi¨®n y salvaguardar la pluralidad de los puntos de vista. ¡°Bloquear a los demandantes por sus opiniones pol¨ªticas supone una forma de discriminaci¨®n¡±, ha escrito.
¡°Este caso requiere que consideremos si un cargo p¨²blico, a partir de la Primera Enmienda, puede bloquear a una persona en su cuenta en respuesta a las opiniones pol¨ªticas que esa persona haya expresado, y si la conclusi¨®n difiere por el hecho de que el cargo p¨²blico sea el presidente de Estados Unidos. La respuesta a ambas cuestiones es no¡±, dice la sentencia.
Bajo este razonamiento, la juez de Nueva York se?ala el camino para que el presidente y su equipo pongan fin a esta pr¨¢ctica. "Dado que ning¨²n cargo gubernamental est¨¢ por encima de la ley, asumimos que el presidente y [Daniel] Scavino [director de redes sociales de la Casa Blanca] remediar¨¢n el bloqueo que hemos considerado inconstitucional", afirma. Esta petici¨®n, sin embargo, no supone una orden. Para que el desbloqueo sea ejecutivo deber¨ªa ser solicitado por los denunciantes y aceptado por la juez.
El caso surgi¨® en julio pasado cuando siete ciudadanos e instituciones demandaron a Trump por haberles bloqueado. La medida les imped¨ªa ver o responder a los mensajes de su cuenta. Es decir, les minaba la posibilidad de saber lo que expresa el presidente, pero tambi¨¦n la capacidad de hacer p¨²blicas en la misma cuenta sus opiniones al respecto.
Clock's ticking. cc: @realDonaldTrump & @DanScavinohttps://t.co/cFFOebCeh1 pic.twitter.com/9Gp4tvz3Dh
— Jameel Jaffer (@JameelJaffer) May 23, 2018
La demanda fue preparada con esmero y buscaba centrar el caso no en la libertad de expresi¨®n del presidente, sino en sus limitaciones como cargo p¨²blico a la hora de acallar a quien tuviera puntos de vista distintos. Entre los denunciantes se hallaban el Instituto Knight para la Primera Enmienda, de la Universidad de Columbia, y particulares como Philip Cohen, un profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Maryland, bloqueado en junio de 2017 despu¨¦s de que contestara a un mensaje del presidente con un texto que dec¨ªa: ¡°Corrupto, incompetente, autoritario¡±.
Los abogados de Trump alegaron que el presidente ten¨ªa derecho a decidir con quien compart¨ªa su espacio y que la aplicaci¨®n de la Primera Enmienda a los cr¨ªticos era equ¨ªvoca. Se?alaron que, del mismo modo que el presidente no tiene por qu¨¦ quedarse en un acto p¨²blico junto a quien le grita, tampoco en Twitter est¨¢ obligado a escuchar a quien le ataca. Y que de todo ello, adem¨¢s, no se sustrae ning¨²n menoscabo a la libertad de expresi¨®n.
Los argumentos de la defensa no convencieron a la juez. Buchwald considera que los tuits de Trump, lejos de pertenecer a su esfera privada, "son de naturaleza gubernamental". "El presidente usa la cuenta para tomar medidas que solo pueden ser adoptadas por el presidente como presidente", indica la sentencia.
A esta constataci¨®n se suma un elemento que la magistrada ya destac¨® en la vista preliminar: la posibilidad de silenciar, en vez de bloquear. Un mecanismo que le evitar¨ªa al presidente la lectura de respuestas cr¨ªticas pero sin segarlas en origen. "No se vulnera el derecho de una persona a hablar cuando el Gobierno simplemente ignora a esa persona mientras escucha a otras o amplifica una voz por encima de otras. Silenciar, por tanto, preserva la capacidad del silenciado de responder a un tuit, pero bloquear impide al bloqueado ver o replicar por completo a los tuits¡±, concluye la magistrada, elegida en 1999 bajo la presidencia de Bill Clinton.
Ni la Casa Blanca ni Trump han contestado a la sentencia. El Departamento de Justicia se?al¨® que estaba en desacuerdo con el fallo y que consideraba un posible recurso.
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