La paz y los votos del centro
El caudal electoral que acompa?¨® a Sergio Fajardo no luce autom¨¢ticamente endosable
El previsible triunfo de la derecha colombiana en la primera vuelta vino acompa?ado de novedades que proclaman cambios profundos en la pol¨ªtica del pa¨ªs.
Una de ellas es la emergencia del centro, entendido ¨¦ste como suma de valores liberales y de propuestas ciudadanas que, en voz del candidato Sergio Fajardo, han entrado irreversiblemente en la conversaci¨®n p¨²blica sin que luzca concebible que desaparezcan pronto del debate sobre el futuro de Colombia.
La coalici¨®n que acompa?¨® a Fajardo puso ¨¦nfasis en una plataforma que privilegia la educaci¨®n y la eficiencia de la gesti¨®n p¨²blica al tiempo que convoca a una lucha a fondo contra la corrupci¨®n pol¨ªtica. Al perseverar en su disposici¨®n de mantener un tono moderado y de concordia, Fajardo dio una lecci¨®n a quienes le reprochaban lo que consideraban desaprensiva tibieza en su estilo de campa?a.
Todo ello moviliz¨® favorablemente, en un sprint final de la campa?a de Fajardo, a la tercera parte del electorado. Esta fracci¨®n del caudal total de los votos, significativa en s¨ª misma, es la que ambos extremos se dispusieron cortejar desde la misma noche del domingo.
Tan inequ¨ªvoca es la postura moderada del importante bloque de centro que ella, con seguridad, no dejar¨¢ de hacer efecto en el tono que cobren las campa?as de Iv¨¢n Duque y Gustavo Petro por la segunda vuelta.
Ya en las alocuciones de cada candidato, al final de la jornada electoral, se pudo apreciar la edulcoraci¨®n de los reclamos por los votos del centro. Duque y Petro coincidieron en usar palabras y expresiones como ¡°amplitud¡±, ¡°pluralidad¡± y ¡°un pa¨ªs para todos¡±. Saber a cu¨¢l de los extremos favorecer¨¢ el voto centrista tomar¨¢ a¨²n otras tres semanas.
Los saberes convencionales esperan negociaciones de trastienda entre las c¨²pulas de las tres formaciones, pero todo sugiere, en especial despu¨¦s de la remontada de Fajardo, que las ideas de cada elector, individualmente considerado, y no las directrices dictadas por el candidato, har¨¢n sentir su peso de modo mucho m¨¢s decisivo en la segunda vuelta.
A simple vista, el caudal electoral que acompa?¨® a Fajardo no luce autom¨¢ticamente endosable. Una declaraci¨®n del candidato dejando a sus seguidores en libertad de ejercer un voto de consciencia podr¨ªa solo resultar redundante, a juzgar por el modo en que en los chats y, en general, en las redes sociales, comienza a manifestarse esa libertad sin aguardar una decisi¨®n de la dirigencia de Coalici¨®n Colombia.
La afinidad en el rechazo al establishment pol¨ªtico sugiere a muchos observadores que el trasvase de gran parte de esos votos del centro hacia Petro puede resultar natural. Lo cancela algebraicamente, sin embargo, el rechazo al caudillismo y a las soterradas intenciones ¡°castrochavistas¡± que sus adversarios atribuyen a Petro. Estas prevenciones llevar¨ªan votos del centro a la candidatura Duque. O tal vez no.
Como para problematizar a¨²n m¨¢s las decisiones del elector fajardista, y desde la misma noche del domingo, sectores de centro comenzaron a promover en las redes sociales la idea de un voto en blanco que testimonie un equidistante rechazo a los extremos. Sea como fuere, aunque no disponga de fuerza en el parlamento, el centro aparenta haber logrado ya vigor suficiente como para jugar un papel insoslayable y duradero en el posconflicto.
La otra constataci¨®n que deja la primera vuelta es el hecho inocultable de que, juntando los de Colombia Humana, Coalici¨®n Colombia, y desde luego, la magra votaci¨®n que obtuvo Humberto De la Calle, dos terceras partes de los votos sufragados respaldan impl¨ªcitamente el proceso de paz.
Esperemos que el bando liquidacionista de los Acuerdos de La Habana tome nota de ello.
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