Hermila Galindo, pionera feminista y primera candidata a diputada federal
Luchadora social, gran oradora, revolucionaria, maestra y periodista, la defensa de los derechos de las mujeres marc¨® su vida personal y su trayectoria pol¨ªtica
Hermila Galindo estaba predestinada a estudiar Qu¨ªmica en Estados Unidos y para ello se mostraba aplicada en los estudios y obediente a los planes de su padre. Sin embargo, la muerte de ¨¦ste trunc¨® ese proyecto de vida y se vio obligada a empezar a trabajar para salir adelante. La pol¨ªtica se top¨® con ella por casualidad, pero se qued¨® para siempre convirti¨¦ndose en pionera en la reclamaci¨®n, siempre activa y por todos los medios, de igualdad para las mujeres en todos los ¨¢mbitos de la vida. En 1917 propuso al Congreso Constituyente el reconocimiento de los derechos pol¨ªticos electorales de las mujeres en M¨¦xico.
Hermila Galindo Acosta, m¨¢s conocida como Hermila Galindo de Topete, naci¨® el 2 de junio de 1886, en Villa Ju¨¢rez, en el municipio de Lerdo, Durango. Su madre, Hermila, muri¨® a los tres d¨ªas traerla al mundo, por lo que fue criada por su t¨ªa, ?ngela Galindo, y por su padre, Rosario Galindo. Mientras asist¨ªa a escuelas tanto a nivel local como en Chihuahua y Torre¨®n, dominaba no solo la mecanograf¨ªa y la taquigraf¨ªa, sino que tambi¨¦n estudiaba ingl¨¦s.
La participaci¨®n en pol¨ªtica de Hermila Galindo comenz¨® por casualidad cuando todav¨ªa era estudiante pero recorri¨® el camino pol¨ªtico de muchos revolucionarios: fue reyista, maderista y constitucionalista. En 1909, un abogado, Francisco Mart¨ªnez Ortiz, realiz¨® un discurso a favor de Benito Ju¨¢rez y contra Porfirio D¨ªaz que Hermila transcribi¨® al saber mecanograf¨ªa. Cuando el alcalde de Torre¨®n se enter¨® del discurso exigi¨® que se entregaran todas las copias para evitar su publicaci¨®n, pero ella conserv¨® la suya.
En una celebraci¨®n local en honor de Benito Ju¨¢rez ese mismo a?o, el hijo de ¨¦ste supo que todav¨ªa hab¨ªa una copia del discurso de Francisco Mart¨ªnez y pudo realizar copias suficientes para distribuirlas y contribuir a aumentar la atm¨®sfera pol¨ªtica cada vez m¨¢s hostil hacia la dictadura de Porfirio D¨ªaz.
Con de 15 a?os, Hermila Galindo se mud¨® a Ciudad de M¨¦xico, donde se uni¨® al Club Liberal Abraham Gonz¨¢lez para canalizar su sensibilidad hacia los problemas pol¨ªticos y sociales en uno de los numerosos grupos de discusi¨®n en medio de la convulsi¨®n pol¨ªtica.
En 1914 M¨¦xico era una naci¨®n sumida en el caos por la guerra civil. Ese a?o, despu¨¦s de la renuncia del presidente Huerta, Venustiano Carranza lleg¨® a Ciudad de M¨¦xico para celebrar el triunfo de su causa constitucionalista. En representaci¨®n del Club Liberal Abraham Gonz¨¢lez, Hermila Galindo pronunci¨® un discurso en su honor en un acto en el que lo compar¨® con el alabado Benito Ju¨¢rez. Impresionado por su oratoria, Carranza le pidi¨® que se convirtiera en su secretaria privada y ella acept¨®.
El resultado fue que viaj¨® por todo M¨¦xico durante los siguientes a?os organizando clubes revolucionarios en pueblos y aldeas para difundir el mensaje de la ideolog¨ªa constitucionalista de Carranza, que hac¨ªa hincapi¨¦ en defender la soberan¨ªa nacional y a la vez llevar a cabo una reforma social.
Aunque gran parte de la energ¨ªa de Hermila Galindo se destin¨® a la propaganda de las fuerzas constitucionalistas, nunca descuid¨® la vertiente feminista, ya que cre¨ªa que deb¨ªa constituir un aspecto importante de la revoluci¨®n mexicana, tal y como se?al¨® al resumir las discriminaciones legales contra las mujeres que se encontraban en el C¨®digo Civil de 1884: al menos sobre el papel, esta ley conced¨ªa a las mujeres solteras adultas pr¨¢cticamente los mismos derechos que a los hombres. Sin embargo, las mujeres casadas, perd¨ªan estos derechos y se defin¨ªan como ¡®imbecilitas sexus¡¯ (¡°un imb¨¦cil por raz¨®n de su sexo¡±).
Convencida de las graves desigualdades de las leyes denunci¨® que una esposa ¡°no tiene ning¨²n derecho en su hogar. Est¨¢ excluida de participar en cualquier asunto p¨²blico y carece de personalidad jur¨ªdica para realizar cualquier contrato. No puede deshacerse de sus pertenencias personales, ni siquiera administrarlas, y est¨¢ legalmente descalificada para defenderse contra la mala administraci¨®n de su patrimonio por parte de su esposo, incluso cuando utiliza su fondo para fines que son m¨¢s innobles y ofensivos para ella. No tiene autoridad sobre sus hijos y no tiene derecho a intervenir en su educaci¨®n... Debe, como viuda, consultar a las personas designadas por su esposo antes de su muerte, de lo contrario puede perder sus derechos sobre ellos¡±.
En septiembre de 1915 Hermila Galindo fund¨®, junto a otras feministas, la revista ¡®La mujer moderna¡¯. Se public¨® durante cuatro a?os, con la misma breve duraci¨®n que la primera revista feminista importante de M¨¦xico, ¡®La mujer Mexicana¡¯, editada entre 1904 y 1908. Durante esos a?os Galindo viaj¨® a La Habana y Colombia para explicar por qu¨¦ la agenda de nacionalismo y reforma social de Carranza eran importantes no solo para M¨¦xico, sino tambi¨¦n para Am¨¦rica Latina.
De vuelta en M¨¦xico, Hermila Galindo concentr¨® cada vez m¨¢s sus esfuerzos en promover una agenda feminista en un ambiente pol¨ªtico que estaba totalmente dominado por los hombres. Siempre neg¨¢ndose a reconocer su derrota, su franqueza y determinaci¨®n indignaron a la mayor¨ªa de los hombres mexicanos y tambi¨¦n a la mayor¨ªa de las mujeres conservadoras del pa¨ªs, pero su inteligencia y coraje tambi¨¦n impresionaron a una minor¨ªa de l¨ªderes revolucionarios.
Entre los individuos pol¨ªticamente poderosos con los que pudo contar como apoyo se encontraban dos l¨ªderes revolucionarios en el estado de Yucat¨¢n, Salvador Alvarado y Felipe Carillo Puerto. Precisamente fue all¨ª, en Yucat¨¢n, donde la revoluci¨®n mexicana revel¨® algunas de sus tendencias m¨¢s radicales, en gran medida debido a las desigualdades econ¨®micas locales.
Hermila Galindo no asisti¨® al primer congreso feminista de M¨¦xico, celebrado en la ciudad de M¨¦rida, Yucat¨¢n, a mediados de enero de 1916 (seis a?os despu¨¦s del primer congreso feminista en Am¨¦rica Latina, celebrado en Buenos Aires). El documento que envi¨® para ser le¨ªdo en la asamblea, titulado ¡®La mujer en el futuro¡¯, result¨® ser una bomba al declarar que la Iglesia era un gran obst¨¢culo para el logro de los objetivos feministas en M¨¦xico. En otras partes del documento ped¨ªa el sufragio de las mujeres, la legalizaci¨®n del divorcio y el fin de la cultura del machismo.
A pesar de la divisi¨®n de opini¨®n que sus ideas recibieron en el congreso feminista de M¨¦rida, Galindo nunca se desanim¨® y continu¨® trabajando para la administraci¨®n Carranza, logrando que ¨¦ste que promulgara una nueva Ley de Relaciones Familiares en 1917.
Sus argumentos para la igualdad educativa de las mujeres, que present¨® en forma impresa y en discursos, enfatizaban que las mujeres eran en parte culpables de su propia falta de progreso social. En diciembre de 1916, Hermila Galindo, de 20 a?os, era la presencia femenina m¨¢s visible en el Congreso Constitucional celebrado en Quer¨¦taro para elaborar un documento pol¨ªtico fundamental para el nuevo estado mexicano. Aunque tan elocuente como siempre, tanto a Galindo como al pu?ado de mujeres presentes en las distintas reuniones, o bien se rieron de ellas o, directamente, las ignoraron. Solo el jefe de la oficina de asuntos educativos del gobierno, F¨¦lix Palavicini, hizo un esfuerzo para discutir seriamente el caso del sufragio femenino.
Nuevamente neg¨¢ndose a desanimarse, Hermila Galindo se present¨® en 1917 como candidata a diputada del quinto distrito electoral de Ciudad de M¨¦xico. Aunque declar¨® durante la campa?a que no ten¨ªa esperanzas de ser elegida y que simplemente deseaba presentar la causa del sufragio de las mujeres ante la naci¨®n, de manera sorpresiva result¨® elegida aunque la C¨¢mara de Diputados de M¨¦xico le neg¨® el resultado debido a su g¨¦nero.
En esos a?os Hermila Galindo no solo fue una agitadora, propagandista y defensora de los derechos de las mujeres, sino que tambi¨¦n se hab¨ªa convertido en una periodista y editora altamente productiva. Adem¨¢s de su trabajo para la revista ¡®La Mujer Moderna¡¯, escribi¨® cinco libros sobre diversos temas relacionados con la revoluci¨®n mexicana, as¨ª como una biograf¨ªa de Venustiano Carranza, pero para entonces, muchos mexicanos ya se hab¨ªan desilusionado con un r¨¦gimen que hab¨ªa prometido reformas sociales importantes pero que no hab¨ªa entregado pr¨¢cticamente nada a los millones de trabajadores pobres y despose¨ªdos y campesinos sin tierra.
La sangrienta desaparici¨®n del r¨¦gimen de Carranza marc¨® el final de la primera fase del feminismo mexicano, as¨ª como la repentina finalizaci¨®n de la carrera p¨²blica de Hermila Galindo. Si bien continu¨® escribiendo y publicando textos en los que reclamaba la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres, Galindo se retir¨® a la edad de 24 a?os para tener una vida privada m¨¢s tranquila. En 1923 se cas¨® con Manuel de Topete y la familia tuvo dos hijas. Durante varios a?os, vivieron en los Estados Unidos, pero regresaron a M¨¦xico.
Finalmente, en 1952, Hermila Galindo se convirti¨® en la primera mujer congresista federal de M¨¦xico y en 1953 vio realizado su sue?o cuando el Congreso y el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines aprobaron la reforma al art¨ªculo 34 de la Constituci¨®n con el siguiente texto: ¡°Son ciudadanos de la Rep¨²blica los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos re¨²nan adem¨¢s los siguientes requisitos: haber cumplido 18 a?os de edad, siendo casados, o 21 si no lo son y tener un modo honesto de vivir¡±.
La modificaci¨®n del art¨ªculo fue dada a conocer 17 de octubre de 1953 y este logro del voto de las mujeres fue el resultado de la tarea realizada no s¨®lo por Hermila Galindo, sino tambi¨¦n por otras mujeres luchadora como Elvia Carrillo Puerto, Adelina Zendejas, Adela Formoso de Obreg¨®n Santacilia, Mar¨ªa Lavalle Urbina y Amalia Castillo Led¨®n, entre otras.
Hermila Galindo de Topete muri¨® en Ciudad de M¨¦xico el 19 de agosto de 1954. A pesar de su jubilaci¨®n anticipada de la vida p¨²blica y de la consecuente p¨¦rdida de una de las personalidades m¨¢s talentosas y persuasivas de la causa del feminismo mexicano, la lucha por los derechos de las mujeres se ralentiz¨®, pero nunca completamente. Las mujeres de M¨¦xico tuvieron que esperar hasta 1958 antes de que recibieran la plena igualdad pol¨ªtica.
En el recuerdo siempre quedar¨¢ la labor incansable de Hermila Galindo, no solo pionera en la consecuci¨®n de los derechos pol¨ªticos, laborales, sociales y educativos de las mujeres en M¨¦xico y en Am¨¦rica Latina, sino tambi¨¦n considerada la primera diplom¨¢tica en el pa¨ªs.
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