Bruselas busca en Espa?a un aliado para la reforma del euro
Las discrepancias sobre la respuesta com¨²n al desaf¨ªo migratorio y a la necesidad de reforzar la moneda ¨²nica examinan el empuje del proyecto europeo
Europa encara su sexto a?o de recuperaci¨®n. Los mercados han dado un respiro. La crisis migratoria remite. Y Donald Trump y el Brexit funcionan como una especie de inesperado pegamento para la unidad de un club que nunca perd¨ªa la oportunidad de perder la oportunidad. Pero la primavera europea es enga?osa: Berl¨ªn y Par¨ªs parecen incapaces de reforzar el euro, y el fen¨®meno migratorio se ha convertido en un detonador ideol¨®gico para el ascenso de los populistas, con declaraciones cada vez m¨¢s encendidas. En medio de ese ruido, Italia y su Gobierno antisistema es el gran dolor de cabeza de Bruselas, que busca en el nuevo Ejecutivo espa?ol un aliado para Francia en la reforma del euro y un contrapeso para encontrar una salida m¨¢s reposada al dilema migratorio, seg¨²n relata una alta fuente europea a EL PA?S.
¡°Esa es la barrera¡±. Escribir sobre Europa es como mascar cristales: el muro, porque es un pedazo de muro aunque la polic¨ªa b¨²lgara prefiera los caramelos ret¨®ricos, se distingue en el horizonte mucho antes de llegar al paso fronterizo: tres metros de altura rematados con el inevitable alambre de espino a lo largo y ancho de la frontera entre Bulgaria y Turqu¨ªa. La UE se rasga las vestiduras con Donald Trump y su valladar mexicano, pero a veces hace algo parecido en su patio trasero. En Ceuta y Melilla, en Grecia, en el B¨¢ltico, en Hungr¨ªa. Hasta en Francia.
Y en Bulgaria. El m¨¢s imponente de todos esos muros naci¨® en Lesovo, el pueblecillo en el sureste del pa¨ªs en el que arranca esta historia, y tiene ya m¨¢s de 200 kil¨®metros de longitud. Cubre la frontera de cabo a rabo. Para custodiarlo hay helic¨®pteros, coches patrulla, c¨¢maras y sensores cada 30 metros. Y un centro de control equipado con tecnolog¨ªa punta. El Gobierno de Bulgaria, el socio m¨¢s pobre de la UE, saca pecho: en el punto ¨¢lgido de la crisis migratoria cruzaron por esa frontera 9.245 inmigrantes ilegales; en 2017 fueron 510. La canciller alemana, Angela Merkel, ha felicitado en persona al Gobierno por esa proeza. Casi nadie se acuerda de Berl¨ªn, de 1989, de un polit¨®logo que hizo furor con la tesis de que hab¨ªa llegado el fin de la historia cuando cay¨® aquel muro. Casi nadie, en fin, recuerda aquello de Jorge Sempr¨²n: ¡°Quien busque un ejemplo de la debilidad de Europa no tiene m¨¢s que contemplar un rato uno de esos muros¡±.
Los muros se han multiplicado desde que en 2015 llegaron a Europa un mill¨®n y medio de personas y provocaron una sacudida pol¨ªtica que explica parte del auge populista. Los espumarajos de los ultra siguen ah¨ª, pese a que las cifras de entrada son ya sensiblemente inferiores: menos de 150.000 migrantes al a?o.
El estado normal de la atm¨®sfera europea es la turbulencia, pero el ruido empieza a ser ensordecedor. Los viejos demonios salen del armario: declaraciones impensables hace unos a?os son ahora extra?amente habituales. Incluso en el Sur: ¡°Se acab¨® la buena vida, que los inmigrantes empiecen a hacer las maletas¡±, ha dicho Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia. Al Este, el l¨ªder h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n, afiliado al PP europeo, repite esa melod¨ªa que envuelve el mismo argumento: ¡°No queremos minor¨ªas con culturas y antecedentes diferentes entre nosotros¡±. El conservador austriaco Sebastian Kurz anuncia un recorte del Estado del bienestar para evitar que sea ¡°un im¨¢n para inmigrantes¡±. El Norte va m¨¢s lejos: Dinamarca lidera un grupo de pa¨ªses que proponen crear un centro de refugiados fuera de la UE para expulsar a los migrantes con ¨®rdenes de deportaci¨®n pendientes, seg¨²n el liberal Lars Lokke Rasmussen. Ni siquiera la izquierda ha sido capaz de resistir la tentaci¨®n: los socialistas franceses desmantelaron en su d¨ªa campamentos roman¨ªes, y los n¨®rdicos aprobaron confiscar las posesiones de los refugiados.
Europa necesita otro Dickens para describir esa situaci¨®n. Y los analistas se agarran a los lugares comunes del pesimismo cl¨¢sico: la UE, dicen, corre peligro de no poder con todo. En lo econ¨®mico, tarde o temprano llegar¨¢ otra crisis que puede llevarse por delante el euro a la vista de la divisi¨®n Norte-Sur. En lo pol¨ªtico, los populistas ocupan ya varios Gobiernos, y la crispaci¨®n va en aumento. ¡°Y a la vez la UE ha demostrado una capacidad de resistencia formidable: a cada poco parece que el mundo est¨¦ a punto de acabarse, pero nunca se acaba¡±, explica una alta fuente europea. ¡°El Gobierno espa?ol presenta buenas credenciales europe¨ªstas, tiene tonos parecidos a los de Macron con un toque socialdem¨®crata y es una especie de anti-Italia: puede ser un aliado ideal para Bruselas y Par¨ªs en los principales debates¡±, afirma a este diario un estrecho colaborador del presidente Jean-Claude Juncker.
?"La situaci¨®n ha mejorado: invita al optimismo¡±, dice Javier Solana, exjefe de la diplomacia europea. ¡°Pero aquel adagio del Europa se forjar¨¢ en las crisis quiz¨¢ sea demasiado optimista: las crisis tambi¨¦n pueden dividir, fracturar¡±, a?ade el exvicepresidente comunitario Joaqu¨ªn Almunia.
Europa ha mejorado, pero vienen curvas. El intelectual Luuk Van Middelaar cree que la UE est¨¢ ¡°en medio de varios dilemas, buscando compromisos entre pa¨ªses con idearios muy distintos. 250 d¨ªas despu¨¦s de formar Gobierno, Merkel no ha sido capaz de dar una respuesta convincente a Emmanuel Macron sobre el euro. Las tensiones con EE UU son preocupantes. Pero la migraci¨®n es el asunto m¨¢s peliagudo, porque da y quita votos. Es el dilema m¨¢s complejo. Enfrenta a populistas contra proeuropeos, y a los populistas entre s¨ª: los ultras italianos no quieren lo mismo que los del Este¡±. Europa, apunta Van Middelaar, tiene que hacerse mayor. ¡°Deber¨ªamos estar orgullosos de los valores europeos, pero la UE debe ser tanto un espacio de libertad como de protecci¨®n. Macron lo ha entendido, pero necesita urgentemente aliados. Estamos perdiendo a la gente¡±, avisa.
¡°Los problemas no resueltos alimentan el populismo¡±, advierte el ensayista Daniel Innerarity. ¡°Se abre una etapa interesante en la que Europa debe mostrar una mayor comprensi¨®n hacia las causas de los problemas de los que el populismo se presenta como soluci¨®n, aunque no lo sea en absoluto¡±, a?ade. El problema es que Alemania, indiscutible l¨ªder de la UE, se resiste. En inmigraci¨®n, ¡°los n¨®rdicos, Italia, Austria y el Este presentan discursos cada vez m¨¢s extremos, pero Berl¨ªn, lejos de buscar una soluci¨®n europea, est¨¢ mostrando un ego¨ªsmo sorprendente, quiz¨¢ por la debilidad de Angela Merkel¡±, apunta un diplom¨¢tico de uno de los grandes pa¨ªses de la Uni¨®n. En la reforma del euro tampoco va a haber alardes. Uno de los grandes pesimistas de la UE, Wolfgang Munchau ¡ªdirector del think tank Eurointelligence¡ª, apunta que Emmanuel Macron ¡°ha dado ya por perdida la batalla de convencer a Merkel¡±, y solo va a encontrar ¡°gestos simb¨®licos¡±. El euro, en definitiva, va a seguir mal equipado de cara a la pr¨®xima crisis. ¡°Eso pone la moneda ¨²nica en peligro: si los populistas italianos siguen en el poder dentro de dos a?os, podr¨ªan acabar buscando una salida falsa del euro; no veo otra manera de financiar la expansi¨®n fiscal que preparan. Y aislar m¨¢s a Italia solo puede empeorar las cosas. Ojal¨¢ Espa?a compense ese riesgo y se al¨ªe con Macron. Esa ser¨ªa una gran noticia¡±, dice.
Andrew Moravcsik, de Princenton, cree que la pol¨ªtica de peque?as concesiones en la que se ha enrocado Merkel ¡°es terrible¡±; ¡°si viene una crisis grave la UE podr¨ªa necesitar transferencias de hasta el 20% del PIB para mantener el euro intacto. Y en Berl¨ªn la ret¨®rica pol¨ªtica lleva demasiados a?os en contra de esa posibilidad como para convencer a la opini¨®n p¨²blica¡±. ¡°Tanto en migraci¨®n como en el refuerzo del euro hay un temor creciente entre las filas de Macron¡±, abunda S¨¦bastien Maillard, del Instituto Delors, ¡°a que los populistas ganen mucho espacio en las elecciones europeas de 2019 si, como parece, seguimos sin avances¡±. La cumbre de finales de mes examinar¨¢ el empuje del proyecto europeo. Pero en apenas 10 d¨ªas habr¨¢ una primera cata: una minicumbre francoalemana en la que ya se ver¨¢ si el rey est¨¢ desnudo.
Ajeno a ese debate sobre el euro pero muy pendiente del migratorio, el joven jefe de polic¨ªa que est¨¢ al frente del muro con Turqu¨ªa, Deyan Mollov, reflexiona en Lesovo sobre el que parece el problema m¨¢s inmediato: la respuesta europea a la migraci¨®n. Bulgaria ha construido una valla interminable, pero Mollov admite que en el Mediterr¨¢neo es algo m¨¢s dif¨ªcil poner puertas al mar. ¡°Habr¨¢ que hacer lo que han hecho los espa?oles en Marruecos o Mauritania: invertir all¨ª. Pero hay que trabajar a fondo en el control de fronteras. Las empresas fabrican cosas: Europa debe fabricarse tambi¨¦n su propia seguridad¡±, remata con lo que parece el nuevo lema de la denominada Fortaleza Europa.
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