May promete m¨¢s poder al Parlamento en el Brexit para evitar una grave derrota
La concesi¨®n del Gobierno desactiva una enmienda que habr¨ªa otorgado a los Comunes competencias a¨²n mayores
Theresa May logr¨® este martes salvar a ¨²ltima hora lo que habr¨ªa sido una grav¨ªsima derrota parlamentaria, a cambio de un compromiso de conceder al Parlamento un voto significativo sobre el acuerdo que se alcance con Bruselas en oto?o. Los diputados apoyaron al Gobierno, por 324 contra 298 votos, y rechazaron una enmienda a la gran ley del Brexit que les habr¨ªa entregado las riendas de las negociaciones en el caso de que rechazaran el acuerdo final. A cambio, reciben la palabra de May de que ese eventual rechazo de los t¨¦rminos acordados con los Veintisiete no significar¨ªa necesariamente abandonar la UE sin acuerdo alguno.
Ha sido la de este martes una de esas fren¨¦ticas jornadas donde se despliega en toda su plenitud la riqueza de la mec¨¢nica parlamentaria brit¨¢nica. Y se ha puesto una vez m¨¢s en evidencia la debilidad de la primera ministra: ella misma y sus jefes de disciplina han negociado hasta el ¨²ltimo minuto con los rebeldes, hasta que estos han logrado, si no hacerse con las riendas de las negociaciones, al menos s¨ª el compromiso de poder evitar un Brexit sin acuerdo.
Se trataba de una de las enmiendas claves de la quincena introducida por la c¨¢mara alta en la gran ley de salida de la UE. El proyecto de ley ha vuelto a la C¨¢mara de los Comunes para continuar su tramitaci¨®n, que se prolongar¨¢ durante la jornada del mi¨¦rcoles. La enmienda finalmente rechazada habr¨ªa supuesto para el Parlamento hacerse de facto con el control de las negociaciones del Brexit: si el acuerdo con Bruselas no convenc¨ªa a los diputados, estos pod¨ªan rechazarlo y volver a mandar a la primera ministra a la mesa negociadora. Lo que hasta hoy ofrec¨ªa el Ejecutivo era una decisi¨®n envenenada: los diputados pod¨ªan rechazar el acuerdo, s¨ª, pero si lo hac¨ªan Reino Unido se ir¨ªa de la UE lanz¨¢ndose por el precipicio. El Gobierno considera que, sin la amenaza de un portazo, pierde peso negociador en Bruselas.
Ahora, al haber rechazado los diputados la enmienda de los lores, el texto ir¨¢ de nuevo a la c¨¢mara alta y volver¨¢ a regresar a la C¨¢mara de los Comunes, donde ser¨¢ reformulada de acuerdo con los compromisos dados ayer por el Gobierno, en un juego parlamentario que se conoce como el ping-pong. La propuesta del Gobierno, que ser¨¢ detallada en reuniones conjuntas en los pr¨®ximos d¨ªas, significar¨ªa que si el Parlamento rechaza al acuerdo alcanzado con Bruselas, los ministros tendr¨ªan siete d¨ªas para plantear un enfoque nuevo y dispondr¨ªan de un plazo hasta el 30 de noviembre para tratar de firmar un nuevo acuerdo.
Los rebeldes, encabezados por el diputado y ex fiscal general Dominic Grieve, ya han advertido de que han votado con el Gobierno solo porque conf¨ªan en que respetar¨¢ sus compromisos. En caso de que la nueva propuesta no sea satisfactoria, han dicho, votar¨¢n en contra cuando la ley vuelva a la c¨¢mara baja.
"El ministro del Brexit ha establecido tres pruebas que deber¨¢ reunir cualquier nueva enmienda: no perjudicar las negociaciones, no cambiar el papel constitucional del Parlamento y del Gobierno en la negociaci¨®n de tratados internacionales y respetar el resultado del refer¨¦ndum", ha dicho un portavoz del Ministerio del Brexit. "No hemos acordado, ni acordaremos, que la C¨¢mara de los Comunes ate las manos del Gobierno en las negociaciones", ha advertido.
La crucial jornada dif¨ªcilmente pod¨ªa haber empezado peor para la primera ministra. Por la ma?ana, poco antes de empezar el debate, un miembro de su Gobierno dimit¨ªa para poder oponerse a la postura oficial. Philip Lee, secretario de Estado de Justicia, calific¨® de "irresponsable" la estrategia de su Gobierno en el Brexit y denunci¨® sus intentos de "querer limitar el papel del Parlamento" en el proceso de salida.
Al final la primera ministra salva los muebles pero, de nuevo, lo hace dando una patada a la lata hacia delante. El problema es que dispone de cada vez menos carretera por delante y cada vez se acumulan m¨¢s latas en ese tramo final. Las guerras internas en su Gobierno y su fr¨¢gil mayor¨ªa parlamentaria impiden a Theresa May avanzar en las negociaciones del Brexit, hasta el punto de que, a apenas cuatro meses de que expire el plazo para alcanzar un acuerdo, ni siquiera ha sido capaz de consensuar una postura en su Gobierno en los asuntos m¨¢s fundamentales.
Cada vez parece m¨¢s probable que Reino Unido llegue al oto?o con una factura de cerca de 45.000 millones de euros a pagar a Bruselas y un conjunto de vagas directrices sobre la relaci¨®n futura con la UE, a detallar en el periodo de transici¨®n de dos a?os que empezar¨ªa el 29 de marzo de 2019. Un poco alentador escenario que supondr¨ªa un verdadero dilema para muchos diputados, la mayor¨ªa de los cuales vot¨® por la permanencia en el refer¨¦ndum, cuando dicho acuerdo se someta a votaci¨®n en el Parlamento.
La tramitaci¨®n de las enmiendas continuar¨¢ el mi¨¦rcoles, pero el Gobierno parece haber alcanzado acuerdos para neutralizar tambi¨¦n otras posibles rebeliones, de nuevo desplazando los problemas un poco m¨¢s adelante en el recorrido. Se debatir¨¢n el mi¨¦rcoles, entre otras, la enmienda que pide al Gobierno dar pasos hacia una uni¨®n aduanera con la UE, y otra m¨¢s que obligar¨¢ a los diputados a pronunciarse sobre si apoyan que Reino Unido sea miembro del Espacio Econ¨®mico Europeo (EEE), como Noruega, aunque en esta el l¨ªder laborista, Jeremy Corbyn, ha pedido a sus diputados que se abstengan.
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