Hacer el mismo trabajo, pero ganar menos
La diferencia de ingresos entre hombres y mujeres no solo afecta a ellas y a sus familias, sino que desacelera el ritmo del desarrollo en Am¨¦rica Latina
Educaci¨®n: universitaria. Profesi¨®n: administradores de empresa. Experiencia laboral: 10 a?os. Horario formal para ¨¦l y para ella: ocho horas diarias. Nivel de sus cargos: ambos son supervisores de ¨¢rea. Salario: ella gana un 30% menos.
Esta es una escena laboral t¨ªpica; pero no solo queda ah¨ª. A las mujeres les cuesta mucho m¨¢s que a los hombres entrar con ¨¦xito en el mercado de trabajo: seg¨²n datos de la OIT, la participaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral de Am¨¦rica Latina es del 50,2%, mientras que la de los hombres es del 74,4%.
Otras deben conformarse con tener un trabajo informal (que implica condiciones precarias), mientras que muchas m¨¢s no pueden ni siquiera trabajar porque se casaron siendo ni?as o quedaron embarazadas a edad muy temprana, o porque una postura machista en casa les frena sus ambiciones personales.
Aunque en los ¨²ltimos 50 a?os ha habido un progreso significativo de mujeres que trabajan, y poco a poco han ido escalando posiciones de liderazgo profesional, ellas siguen lidiando con dificultades que configuran escenarios que no solo son injustos, incorrectos y desventajosos para las mujeres, su futuro y el de sus familias, sino que constituyen una piedra de traba para el desarrollo econ¨®mico que sus pa¨ªses.
La lucha por la igualdad de g¨¦nero tiene un costo m¨¢s alto de lo que se imagina: en el mundo, los pa¨ªses pierden 160 billones de d¨®lares debido a las brechas de salario de por vida entre hombres y mujeres, seg¨²n el informe Potencial desaprovechado: el alto costo de la desigualdad de ingresos por g¨¦nero, del Banco Mundial.
Invertir en las mujeres para aumentar la riqueza de un pa¨ªs
El reporte toma como punto de partida que la principal fuente de riqueza de un pa¨ªs radica en su capital humano. De hecho, representa dos tercios del capital, por encima del capital natural y el capital producido, como maquinarias, suelo urbano residencial, entre otros medidos por el precio de mercado. En Am¨¦rica Latina el 60% de la riqueza es su gente.
A nivel mundial, esta desigualdad trae como consecuencia que en la actualidad las mujeres representen solo el 38% de la riqueza en capital humano, frente al 62% de los hombres. Dato que solo ha variado en un punto porcentual desde 1995.
Y si se pone el foco en los m¨¢s pobres, el dato es mucho peor: en los pa¨ªses de bajos ingresos y de ingresos medianos bajos, las mujeres representan solo un tercio o menos de la riqueza de capital humano.
Esta diferencia es la causa principal de que la riqueza del capital humano global sea aproximadamente un 20% menor de lo que podr¨ªa ser, sostiene el economista principal del Grupo del Banco Mundial y autor del informe, Quentin Wodon.
El informe demuestra que la igualdad de g¨¦nero, incluida entre los Objetivos de Desarrollo Sustentable para 2030, tiene un gran impacto econ¨®mico: mientras m¨¢s se procure la equidad de g¨¦nero, mayor ser¨¢ el crecimiento sostenible en los pa¨ªses.
"Invertir en la equidad de g¨¦nero es aprovechar un recurso valioso, hasta ahora desaprovechado en gran medida, para superar la pobreza y promover la prosperidad compartida. Una demostraci¨®n de esto es que aproximadamente el 30% de la reducci¨®n de la pobreza extrema de Am¨¦rica Latina, entre el 2000 y 2010, se atribuye al trabajo femenino", se?ala el estudio.
La desigualdad de g¨¦nero en t¨¦rminos de salarios no es una realidad exclusiva de un pa¨ªs o un continente. En todas las regiones, incluso en las naciones desarrolladas, las mujeres tienen que atravesar grandes barreras para participar plenamente en la fuerza laboral y ganar tanto como los hombres.
Y en Am¨¦rica Latina, a las batallas contra la desigualdad de g¨¦nero para decir basta al acoso y el abuso sexual en todas sus dimensiones y terrenos se suma la de crear condiciones econ¨®micas justas como recompensa por el trabajo que hacen las mujeres.
Aunque no son las m¨¢s altas, en Am¨¦rica Latina las p¨¦rdidas de ganancias debido a brechas salariales entre los hombres y las mujeres son de 6,7 billones de d¨®lares.
Actuar ahora y para el futuro
Seg¨²n la ONU, si el empoderamiento femenino sigue a este ritmo, tomar¨¢ 220 a?os cerrar la brecha entre hombres y mujeres.
Las posibilidades para mejorar no solo consisten en que los empleadores tomen consciencia ahora y modifiquen sus pol¨ªticas con respecto a la desigualdad salarial, sino en trabajar desde ya para el futuro, en procurar que el capital humano sea cada vez m¨¢s productivo. Algunos pasos son fundamentales para incrementar las ganancias de las mujeres y, por lo tanto, la riqueza en capital humano, seg¨²n el informe:
? Fomentar el desarrollo infantil temprano haciendo ¨¦nfasis en la nutrici¨®n. Las desventajas de la desnutrici¨®n son muy dif¨ªciles de remediar m¨¢s tarde. Adem¨¢s, las tasas de retraso en el crecimiento causadas por la desnutrici¨®n cr¨®nica son m¨¢s altas en ni?as que en ni?os. A esto se suma la estimulaci¨®n: desarrollar habilidades cognitivas y sociales en los ni?os por igual.
? No es suficiente la escolarizaci¨®n de los ni?os sino un verdadero aprendizaje, con est¨¢ndares claros, buenos maestros, recursos y un marco regulatorio adecuado.
? Desarrollar habilidades relevantes de acuerdo con las demandas de los empleadores y al dictado de los trabajos del futuro. El fomento de estas habilidades debe forjarse en las escuelas y universidades, as¨ª como tambi¨¦n en los propios sitios de trabajo. Es necesario abordar las brechas de g¨¦nero desde los primeros a?os de la escolarizaci¨®n motivando a las ni?as a relacionarse con las ciencias, la tecnolog¨ªa, la ingenier¨ªa y las matem¨¢ticas.
? Impulsar el esp¨ªritu empresarial y la innovaci¨®n. La evidencia indica que se requieren habilidades espec¨ªficas para emprender e innovar que pueden comenzar a formarse en edad temprana. Hay que motivar las alianzas p¨²blico-privadas que permitan conectar personas e ideas con el financiamiento necesario para la innovaci¨®n. La falta de las redes y el conocimiento son limitaciones importantes para el esp¨ªritu empresarial femenino, al igual que el acceso limitado a las finanzas.
Las empresas dirigidas por mujeres (apenas un 30% de las peque?as y medianas empresas en el mundo est¨¢n encabezadas por ellas) tienden a concentrarse en los sectores minoristas y de servicios, en los que los beneficios y las oportunidades de crecimiento son menores; y rara vez en las ¨¢reas de miner¨ªa, construcci¨®n, electr¨®nica o software, por ejemplo, que son sectores que est¨¢n creciendo y ser¨¢n pujantes en el futuro.
Seg¨²n el estudio, incluso en 100 pa¨ªses se pone l¨ªmites a los trabajos que las mujeres pueden hacer.
Otra clave es procurar el dise?o de pol¨ªticas para el cuidado de los hijos en los propios lugares de trabajo con el fin de que las madres puedan continuar con una vida laboral activa, en un marco flexible.
Hoy, cuando los movimientos de luchas sociales promovidos por las mujeres acaparan titulares, cuando las frases #MeToo, el #NiUnaMenos, #NiUnaM¨¢s, #TimesUp son m¨¢s que etiquetas, cuando se alzan las voces para decir basta al acoso y el abuso sexual, a la violencia contra la mujer, tambi¨¦n es un momento oportuno para a poner esta discusi¨®n en la mesa: la igualdad de g¨¦nero tiene importantes argumentos econ¨®micos, tiene prop¨®sitos para el desarrollo que deben ser puestos en las agendas de los l¨ªderes, de los que tienen posibilidades de invertir, en las agendas de todos.
Marjorie Delgado es productora digital del Banco Mundial
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