Duque y ¡°la cuesti¨®n venezolana¡±
El tsunami migratorio ir¨¢ en aumento como consecuencia del colapso definitivo de la actividad petrolera
Va dicho as¨ª, ¡°cuesti¨®n venezolana¡±, porque la expresi¨®n ¡°crisis venezolana¡± sugiere que la calamidad es pasajera y deja afuera el enmara?ado nudo de interminables problemas pol¨ªticos, econ¨®micos y carnalmente humanos que har¨¢n de Venezuela, por largo tiempo, una llaga supurante en el costado de Colombia.
Los accidentes del primer cuarto del siglo XXI han dispuesto que Colombia se interne en su proceloso posconflicto al tiempo que Venezuela se precipita a un maelstrom que avivar¨¢ a¨²n m¨¢s la ola migratoria con fuerza catastr¨®fica.
El presidente Santos ha asemejado las consecuencias a¨²n por ver de la cada d¨ªa m¨¢s degradada situaci¨®n venezolana a las de un sismo de grado 5 en la escala Richter.
A pesar de la firma de los Acuerdos de La Habana, y de haberse ya traspuesto el umbral de la segunda vuelta, el posconflicto apenas comienza. Y lo hace mal, a juzgar por la velocidad que ?lvaro Uribe imprime desde ya a sus designios regresivos durante las semanas que nos separan de la investidura de Iv¨¢n Duque como presidente de la rep¨²blica.
No bien Duque aseguraba en su discurso del domingo pasado, tal como ven¨ªa diciendo durante la campa?a, que no har¨ªa trizas los acuerdos de paz y que solo promover¨ªa ajustes a los mismos, cuando una plenaria del Senado, controlado por el uribismo, aplaz¨® terminantemente el tr¨¢mite del reglamento de la ley que asegurar¨ªa el funcionamiento de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz ( JEP). Con ello, el proceso de paz se ha detenido.
La solicitud del Gobierno de que el reglamento fuese aprobado con car¨¢cter de urgencia en lo poco que resta del per¨ªodo presidencial de Juan Manuel Santos, y su aplazamiento en la plenaria del martes, han desatado un desigual pulso entre el Ejecutivo saliente y la impert¨¦rrita bancada uribista ante el cual el opositor Gustavo Petro, envalentonado por sus halag¨¹e?os resultados electorales, no ser¨¢ observador pasivo.
Este solo hecho, la disparidad entre lo ofrecido por Duque y la actuaci¨®n tajante del bloque uribista, intensifica en muchos la percepci¨®n de que aquel asumir¨¢ la presidencia con su soberan¨ªa personal grandemente intervenida por la agenda de ?lvaro Uribe contra los acuerdos.
Entre tanto, en Caracas, la dictadura de Maduro ha dispuesto cambios en el gabinete que auguran la prolongaci¨®n indefinida de su desastrosa e inconmovible pol¨ªtica econ¨®mica, con agravamiento de la tragedia humanitaria y un recrudecer de la represi¨®n pol¨ªtica.
Con el todopoderoso segundo hombre fuerte, Diosdado Cabello, arreando a la obsecuente Asamblea Constituyente y la insumergible Delcy Rodr¨ªguez, fidel¨ªsima al clan Maduro, en la vicepresidencia de la rep¨²blica, el dictador se dispone a apretar el acelerador.
La aprobaci¨®n en breve de una constituci¨®n de corte fidelista, consagratoria de un r¨¦gimen de partido ¨²nico, es vista en Caracas como muy veros¨ªmil. Esa constituci¨®n presidir¨ªa nuevas elecciones locales a final de a?o.
La inconducente oposici¨®n venezolana, f¨²tilmente dividida entre abstencionistas y fundamentalistas del voto, acerca la perspectiva de una dictadura cruel y prolongada. Todo ello a?ade para lo venezolanos al catastr¨®fico colapso de la petrolera estatal. Sin duda, el tsumani migratorio venezolano esta muy lejos de entrar en reflujo. Y la colosal ola migratoria, con ser ya un gran problema regional, afecta primordialmente a Colombia.
Las relaciones diplom¨¢ticas entre ambos pa¨ªses est¨¢n poco menos que suspendidas. Duque ha declarado que no destacar¨¢ un embajador colombiano ante un gobierno ileg¨ªtimo. Tambi¨¦n ha prometido promover desde la presidencia que Maduro sea llevado a la Corte Penal Internacional por cr¨ªmenes de lea humanidad. Por otra parte, ha abogado en pro de que Maduro permita un canal humanitario internacional para aliviar la hambruna y la mortandad.
Se trata de prop¨®sitos que, sin ser excluyentes, exigen un desempe?o propio de curtidos estadistas. No es concebible que prosperen as¨ª pol¨ªticas p¨²blicas binacionales para revertir la emergencia migratoria.
El indetenible flujo de desplazados venezolanos es tal que un d¨ªa cualquiera de la segunda mitad de 2017 y lo que va del a?o en curso, Colombia recibi¨® cerca de 160.000 venezolanos , la misma cifra de refugiados aceptados por Italia en el mismo lapso.
El tsunami migratorio ir¨¢ en aumento como consecuencia del colapso definitivo de la actividad petrolera que con seguridad golpear¨¢ a Venezuela antes de fin de a?o. Esto no parece preocupar a Maduro quien ya dispensa a Duque las mismas ofensas de que ha hecho objeto a Santos, sin olvidar describir al joven presidente electo como un d¨®cil subrogado de ?lvaro Uribe.
Antes al contrario, Maduro pensar¨¢ que cada d¨ªa habr¨¢ menos bocas que clamen, fam¨¦licas, por la menguada e infamante cesta familiar con que subsidia la pasividad pol¨ªtica de los venezolanos m¨¢s pobres. Eso convierte la ola migratoria en un problema exclusivamente colombiano Tal es el problema m¨¢s grave que plantear¨¢ a Duque la cuesti¨®n venezolana.
A¨²n en el hipot¨¦tico escenario de que Maduro fuese obliterado por un rayo alien¨ªgena, junto con todos los suyos, los mort¨ªferos efectos del socialismo de siglo XXI, otrora caro a Gustavo Petro, ser¨ªan a¨²n muy duraderos.
?Est¨¢ Duque preparado para lo que el futuro inmediato de Venezuela guarda para Colombia y para ¨¦l?
@ibsenmartinez
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