El muro de los Alpes que fractura Europa
Viaje por una frontera natural entre Francia e Italia, lugar de paso de inmigrantes y motivo de tensi¨®n entre los dos pa¨ªses
El periplo de Blessing Mathew acab¨® en un rinc¨®n del cementerio de un pueblo apartado en los Alpes franceses, a pocos kil¨®metros de la frontera italiana. No hay l¨¢pida en su tumba: solo un mont¨®n de tierra, flores secas, una vela apagada y una hoja impresa y plastificada en la que se lee: ¡°Blessing. 21 a?os. 2018¡±.
La monta?a puede ser despiadada. Blessing Mathew, una mujer nigeriana que muri¨® en mayo cuando por fin hab¨ªa logrado poner el pie en Francia, es una de sus v¨ªctimas m¨¢s recientes.
Los Alpes son la pared que divide Francia e Italia ¡ª515 kil¨®metros de norte a sur¡ª y un motivo de fricci¨®n por los inmigrantes que lo cruzan cada d¨ªa: una fractura no solo geogr¨¢fica sino tambi¨¦n pol¨ªtica de esta Europa desorientada y miedosa.
Roma considera que carga con demasiados inmigrantes. Su rechazo orgulloso a que el barco Aquarius entrase en sus puertos la ha colocado a la vanguardia de la Europa anti-inmigraci¨®n. Par¨ªs afronta el reproche del doble lenguaje: critica a Italia por rechazar al Aquarius y al mismo tiempo extrema la vigilancia en sus fronteras. En el departamento de los Alpes Mar¨ªtimos ¡ªel m¨¢s meridional de los que bordea con la frontera italiana¡ª las autoridades arrestaron en 2017 a cerca de 50.000 extranjeros cruzando la frontera sin papeles, una cifra r¨¦cord, seg¨²n datos de la Prefectura. Francia devolvi¨® el 98% a Italia, que cooper¨® en los procedimientos, seg¨²n declar¨® en diciembre el prefecto, Georges-Fran?ois Leclerc, a la cadena France Bleu Azur.
La tensi¨®n ha llegado hasta el punto de que, en los dos ¨²ltimos meses, el embajador franc¨¦s en Roma ha sido convocado dos veces por el ministerio italiano de Exteriores: a principios de abril, tras una incursi¨®n de agentes franceses en una estaci¨®n de tren italiana para hacerle una prueba de orina a un inmigrante sospechoso de tr¨¢fico de drogas; la semana pasada, tras un ins¨®lito intercambio de invectivas ¡ªno ser¨ªa el ¨²ltimo¡ª entre el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y el ministro italiano de Interior, y hombre fuerte del nuevo Gobierno, Matteo Salvini.
Cementerios en alta monta?a
La Uni¨®n Europea se deshilacha en lugares como este cementerio alpino donde reposa Blessing Mathew. Blessing, que en ingl¨¦s significa bendici¨®n, acababa de pasar la frontera entre Italia y Francia por el paso de Montgen¨¨vre, el mismo que, seg¨²n algunas cr¨®nicas, Julio C¨¦sar cruz¨® milenios antes para conquistar las Galias.
Era un grupo de tres. La polic¨ªa, omnipresente en estas carreteras, les avist¨®. Se asustaron y se dispersaron. Ella cay¨® en el r¨ªo. Dos d¨ªas despu¨¦s, encontraron su cad¨¢ver atascado en la presa de una central el¨¦ctrica, 15 kil¨®metros r¨ªo abajo, en el municipio de Prelles. All¨ª la enterraron.
Este es un viaje acelerado por esta frontera, que permite algunas conclusiones. Una, las fronteras, que parec¨ªan desaparecidas hace unos a?os, han regresado a Europa para instalarse. Y dos, los Alpes no son infranqueables: la frontera es porosa.
Anochece en el cementerio de Prelles. Se oyen los grillos y el cencerro de las vacas que se acercan al muro del cementerio para observar a los extra?os. A lo lejos, en el valle, se ven las luces de Brian?on, 12.000 habitantes, antigua ciudad fortificada, escenario en la historia de ¨¦xodos y batallas, de guerras de guerrillas durante la Segunda Guerra Mundial y desde hace unos a?os puerta de entrada a los inmigrantes que llegan desorientados, despu¨¦s de recorrer a pie decenas de kil¨®metros por carreteras alpinas o bosques escarpados, los mismos caminos que hace centenares, miles de a?os, recorrieron en sus operaciones de conquista Napole¨®n, Julio C¨¦sar, An¨ªbal y sus elefantes. Este es un territorio mitol¨®gico.
¡°Lo siento, Mamadou, pero habr¨¢ que cortar los dos pies¡±, le dijo un d¨ªa el m¨¦dico a Mamadou Ba.
¡°Imposible¡±, contest¨® Mamadou Ba.
Para ¨¦l, nacido en Mal¨ª hace 29 a?os, los Alpes fueron un muro no infranqueable, pero casi. Durante muchos momentos de las 20 horas que dur¨® su traves¨ªa del paso de l'?chelle, uno de los dos que lleva a Brian?on desde Italia, a casi dos mil metros de altura, pens¨® que morir¨ªa.
Era marzo de 2016. Antes hab¨ªa atravesado el S¨¢hara, estuvo en Libia y cruz¨® el mar. En Europa, vivi¨® en Italia y en Par¨ªs. Su itinerario fue singular. Desde Par¨ªs viaj¨® a Italia para renovar sus papeles. Al regresar en tren a Francia, la polic¨ªa le oblig¨® a bajar del tren. Le faltaba el pasaporte. Ten¨ªa que quedarse en Italia hasta tener todos los papeles en regla. Fue entonces cuando decidi¨® cruzar los Alpes a pie.
De todas las etapas que hab¨ªa vivido ¡ªel desierto, la guerra, el mar¡ª dice que ninguna fue tan penosa como los Alpes. Atrapado en una carretera nevada, ¨¦l y otro hombre que hizo la traves¨ªa con ¨¦l, mal equipado, pens¨® lo peor. Le rescat¨® una mujer que iba en un trineo con perros. Salv¨® la vida, pero no los pies. Tuvieron que amput¨¢rselos. Ahora anda con una pr¨®tesis y trabaja de cocinero en un hotel en Brian?on.
Que esta monta?a es feroz, ya lo sab¨ªa el historiador romano Polibio. En sus Historias, explica que al pasar por Alpes, el enemigo con el que top¨® An¨ªbal fueron ¡°los lugares y la nieve¡± y que por este motivo perdi¨® una enorme cantidad de hombres. ¡°En efecto, como el camino por el que descend¨ªan era estrecho y con una pendiente extrema, y como la nieve escond¨ªa todos los puntos de apoyo, quien se desviaba del camino y resbalaba ca¨ªa por los precipicios¡±. El periodista y viajero italiano Paolo Rumiz, que cita el fragmento en su libro An¨ªbal: un viaje, apostilla: ¡°?Qu¨¦ misteriosa energ¨ªa conduc¨ªa a An¨ªbal hacia su objetivo, despu¨¦s de haber perdido a tres cuartos de sus soldados? No pod¨ªa ser solo el deseo de conquista o de venganza. Era otra cosa. Quiz¨¢ un sue?o¡±.
Sue?o truncado para algunos. En Les Alberts, otro pueblo cerca de Brian?on, est¨¢ enterrado un inmigrante al que encontraron en mayo, tiempo del deshielo. Hab¨ªa muerto de cansancio, o de fr¨ªo. No se sabe su identidad.
¡°En el siglo XX ten¨ªamos los soldados desconocidos. Ahora lamentablemente tenemos el migrante desconocido. Puede ser que no sea los 40.000 muertos del Mediterr¨¢neo, pero un migrante muerto ya es un muerto de m¨¢s¡±, dice ante la tumba del migrante desconocido St¨¦phanie Besson, que es gu¨ªa de caminata en la monta?a y miembro de la asociaci¨®n local Todos Migrantes
El frente del Mediterr¨¢neo
El recorrido por el Muro de los Alpes conduce desde los paisajes vertiginosos en el norte a las escarpadas estribaciones que se estallan en el Mediterr¨¢neo. En el valle de la Roya, a unos 25 kil¨®metros del mar, la frontera franco-italiana, desaparecida hace unos a?os cuando la integraci¨®n europea parec¨ªa imparable, resurge de una manera original: cerca del edificio abandonado de la aduana, la polic¨ªa francesa se ha instalado con un autob¨²s que sirve de puesto de control m¨®vil.
Las oeneg¨¦s denuncian controles sistem¨¢ticos a las personas con piel oscura en los trenes y en las estaciones, y su expulsi¨®n acelerada. Los puestos de frontera, en la parte francesa, aparecen ocupados por agentes. Ocasionalmente la polic¨ªa establece controles para mirar si los autom¨®viles transportan migrantes. La frontera no est¨¢ sellada, pero hay que aguzar el ingenio, buscando las carreteras sin controles, o evitando las patrullas policiales. El refuerzo aument¨® en 2015, tras los atentados terroristas en Par¨ªs, antes que Macron y Salvini llegasen al poder.
Los l¨ªderes europeos se reunir¨¢n el domingo en Bruselas para abordar la pol¨ªtica de asilo e inmigraci¨®n. El ambiente no es propicio. Esta semana Macron calific¨® de ¡°lepra¡± el ascenso de los populista en Europa, y Salvini le replic¨®: ¡°Si Macron dejase de insultar, y practicase de forma concreta la generosidad de la que se llena la boca, acogiendo los miles de inmigrantes que Italia ha acogido estos ¨²ltimos a?os, ser¨ªa mejor para todo el mundo¡±.
El viaje termina en Menton, pueblo costero franc¨¦s fronterizo con la italiana Ventimiglia, el principal paso entre Italia y Francia. El sol reverbera en el mare nostrum mientras Michael Payet, pol¨ªtico local de 24 a?os, explica por d¨®nde entran los inmigrantes. Por la monta?a, por la v¨ªa del tren, por el mar. ¡°No podemos acoger a todo el mundo¡±, dice.
Payet es el responsable en Menton del Frente Nacional, rebautizado hace unas semanas como Reagrupamiento Nacional. Su partido fue precursor de los partidos nacionalistas y populistas que hoy triunfan en Europa. En Italia gobiernan; en Francia, no. ?l est¨¢ convencido de que sus ideas avanzan. ¡°En lo ideol¨®gico¡±, dice, ¡°hemos ganado¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.